Por Redacción APLAUSOS
Matinal en Nimes. Tercer festejo de la Feria de Pentecostés. Toros de Garcigrande, bonitos y terciados. El primero, manso; el segundo fue bravo aunque le faltó rematar; el tercero, bueno y noble; el cuarto, manso y desrazado; el quinto y el sexto fueron los mejores. ENRIQUE PONCE: Ovación tras dos avisos y ovación; EL JULI: Oreja protestada y dos orejas; DANIEL LUQUE: Dos orejas y dos orejas. Entrada: Lleno.
La mejor noticia fue la recuperación de Daniel Luque, que llegaba a Nimes tras pasar sin brillo por Madrid y Sevilla. El de Gerena estuvo a gran altura y demostró haber recuperado su toreo vibrante y juvenil. Así fue en la labor a su primer toro, al que desorejó por partida doble, un animal noble y con recorrido, ante el que Luque estuvo espectacular y templado con el capote. Con la muleta la faena fue vibrante aunque desigual. Caló mucho en los tendidos su toreo sin espada cambiándose la muleta por la espalda. Ante el sexto, un gran toro, Luque volvió a repetir el buen toreo de capa, luciéndose especialmente en un quite por chicuelinas coloristas y ajustadas. Con la muleta la labor fue intensa y con aires juveniles, conectando rápidamente con el público. Mató con eficacia y le concedieron dos orejas más.
Juli se llevó el lote de la mañana. Su primero fue bravo, aunque le faltó rematar. El de Velilla estuvo brillante manejando la capa y, tras una labor de mucho nivel, la espada le privó de mayores trofeos. Cortó un apéndice. En el quinto -que junto al sexto fueron los dos mejores toros del encierro- destacó la manera tan singular y fácil de parar el toro de salida con el capote. Después el trasteo fue de exquisita técnica, a la altura de la buena condición del toro. El tramo final de la faena fue espectacular. Pinchazo y gran estocada para sumar dos orejas más a su esportón.
Menos fortuna tuvo Enrique Ponce, que pechó con el peor lote. En el que abría plaza instrumentó, a un mansito de Garcigrande, una faena larga y de buena técnica. Saludó una ovación tras dos avisos. Otra ovación le tributaron en el cuarto tras una labor voluntariosa, buscándole a las vueltas a un toro manso y desrazado.