El subidón de su leyenda por otra parte se entiende como algo natural, las cornadas y ya no les digo un jugueteo tan próximo con la muerte, han tenido de siempre esos efectos. El gran Belmonte en su tremenda competencia con Joselito siempre reconoció que este le ganó definitivamente la partida de la historia la tarde fatídica de Talavera, en la que Bailaor acabó con la vida del torero de Gelves. El mismo Valle Inclán le dijo a Belmonte en uno de los múltiples homenajes que la intelectualidad del momento le dedicó al héroe, que para ser perfecto solo te faltaba morir en la plaza a lo que Juan respondió con aquella frase tan mordaz y fatalista “se hará lo que se pueda, don Ramón, se hará lo que se pueda”. En ese sentido José Tomás no ha alcanzado la perfección y esperemos que no la alcance nunca jamás.
(extracto del artículo de JL Benlloch en Aplausos)