Artículo de Carlos Crivell en SevillaToro.com
José Tomás ha sido dado de alta del Hospital Miguel Hidalgo de Aguascalientes a los siete días de la tremenda cornada sufrida el día 24 de abril. De la fuerte impresión que hizo temer por su vida, se ha pasado a un alta en pocas fechas, motivo por el que algunos han puesto en duda tanto la realidad de la gravedad del percance como el pronóstico emitido de gravísimo por los facultaivos. Y la verdad es que la cornada fue muy grave, pero también la recuperación ha sido algo normal, según las heridas que sufrió el torero.
El parte facultativo de la cornada de José Tomás, que salió a la luz pública cinco días después del percance, deja claros algunos detalles que son fundamentales. La cornada no afectó a la ilíaca ni a la safena. Parece, porque tampoco queda claro, que rompe los vasos femorales. No dice si la arteria y la vena, o bien uno de los dos vasos. De cualquier forma, la ruptura de la femoral es de una enorme envergadura.
En la enfermería, sin anestesia ni nada, se le tomaron al torero cuatro vías para infundir sangre en grandes cantidades. Es una medida importante. La otra, de trascendencia capital, fue abrirle la herida sin anestesia y realizarle hemostasia, es decir, se cerraron las vías de escape de sangre. Una vez taponados los vasos se lo llevaron al Hospital. Fueron unas decisiones sabias que le salvaron la vida al torero.
En el hospital se operó a José Tomás. El detalle muy positivo es que no hubo necesidad de realizar ningún by-pass, lo que quiere decir que los cabos de los vasos femorales estaban próximos y limpios. Si los vasos se hubieran desgarrado mucho, no hubiera sido posible suturarlos para establecer su continuidad. Hecha la operación, restablecido el riego sanguíneo en la pierna, se le trató con antibióticos, para evitar infecciones, y con anticoagulantes, para evitar trombos.
Estas circunstancias son las que han propiciado la noticia de su alta. De estar más muerto que vivo, a los siete días de la tremenda cornada, el torero ha sido dado de alta y se ha marchado a su casa de Aguascalientes. Comprendo que muchas personas, de nuevo y ante lo sorprendente de la recuperación, vuelvan a poner en cuarentena la verdadera importancia de las heridas por asta de toro y que no se crean los partes facultativos. La realidad es que Tomás estuvo en grave peligro de perder la vida, pero la oportuna actuación de los médicos fue fundamental para que llegara con el suficiente buen estado al hospital para poder ser intervenido. Luego, la fortuna de que los cabos se hayan podido suturar sin colocarle una prótesis ha sido el otro detalle que ha facilitado una recuperación tan rápida. Por tanto, se han juntado una gravedad extrema, unos buenos médicos y unas lesiones afortunadas dentro de la gravedad. Así, el torero ahora ha podido salir del centro médico.
El futuro sigue siendo impreciso. No es una cornada banal, porque se han roto vasos sanguíneos de gran importancia, al tiempo que ha habido el habitual destrozo de músculos. Durante algún tiempo, la circulación de la pierna puede sufrir cierta lentitud, que se traduciría en la imposibilidad para hacer esfuerzos o bien podría presentar hinchazón en la pierna si el retorno venoso está dificultado. Deberá tomar anticoagulantes durante un tiempo no claramente determinado. Un torero no pude salir a un ruedo sometido a un tratamiento con anticoagulantes. De forma prudente, se puede aventurar que con la rehabilitación muscular, el tiempo de tratamiento con anticoagulantes y el restablecimiento completo del flujo de sangre por la pierna pueden llevar al torero a estar, como mínimo, dos meses fuera de los ruedos. Pero que nadie ponga en duda la importancia de la cornada. Tomás ha tenido suerte con la enfermería, con los primeros auxilios en la misma plaza, con los médicos y con el tipo de destrozos sufridos.