Bordones de guitarra para movilizar un madero, trazos a carbón, colores texturados en lienzo, secos golpes en el cuero de un bongó, suaves toques en arcilla por modelar, delicada alquimia que equilibra una mezcla gastronómica, antaño una pluma que imprimía sentimientos en un papel con tinta mojada, hoy pulseando teclas de una lap para ingresar aquellos en el de un lector pero ninguno como las manos de un torero, que desde la muñeca hasta la yema de los dedos obran como piezas articuladas y mágicas conectadas al alma sensible y al corazón... las manos de un artista. Como un cantante cuida sus cuerdas vocales, Morante, el artista de Puebla del Río, cuida sus manos, las cubre, las abriga, como debe abrigar en el corazón su arte. Así lució Morante en Castellón (Foto de Mundotoro)