
Lo de Murillo fue llegar y besar el santo. Suerte tuvo al sortear el 3º, no. 52 de nombre “Miliciano” con el hierro de las Hermanas Puga Buse que por su bravura con ca

En el que cerró plaza, Murillo intentó redondear el triunfo pero el material no lo ayudó. Dejó un par de banderillas bueno, clavando en todo lo alto y casi fue cogido al tomar el olivo. Rajado el animal le buscó las vueltas exponiendo pero la cosa no tomó vuelo.
Bueno por su calidad, bravura y extrema nobleza fue también el 1º de la tarde que correspondió a Cristóbal Pardo. El No. 44, también de Montegrande, hacía el avión cuando se entregaba al capote del colombiano, y aunque lo sangraron demasiado en el caballo no disminuyó su entrega. En banderillas destacó un par al quiebro del norteño y con la muleta aplicó temple y suavidad para conducir la nobleza del animal en largo y pinchó una vez más una faena de triunfo. Se hubiera llevado trofeos… El segundo de su lote marcó terrenos de tablas rápidamente, tras el castigo en varas lo que dificultó el lucimiento de Pardo con los palos y también con la muleta.
Paco Ureña sorteó primero uno de Juan Manuel Roca Rey con el que se estiró finamente de capa y se comprobó la nobleza y entrega del animal que tras un breve puyazo y un quite se vino a menos en su muleta. Dejó importantes tandas por derecha que no tuvieron correlato con la zocata. Probó acortar distancias y de rodillas, tuvo a la gente entregada pero pinchó. Con el segundo de su lote del hierro de El Olivar no pudo hacer mucho porque el animal se quedaba corto y buscaba tablas, porfió incluso en cercanías pero nada.
A mitad de corrida toreó el rejoneador colombiano Andrés Ruiz un animal de Roberto Puga que acudía a los capotes pero que no se encelaba en sus caballos. Lució con las banderillas cortas en rosa y falló con el rejón final. Fue muy aplaudido. Cortó oreja.