Por Alberto Alcalá
(Foto Carbone)
El día 27 de junio el Ing. Manuel A. De Ingunza Simonetti hizo una exposición sobre el Mirador de Ingunza, en el Club de la Unión.
El Ing.de Ingunza nos retrotrae a trescientos años antes y nos traslada a la margen derecha del río Rimac, al pie del cerro San Cristóbal, para contarnos que allí existían unos terrenos baldíos llamados “el pedregal de Hacho” . Se habilitó un camal y luego fue construía una plaza de toros. A su lado se construyó, muchos años después, un mirador llamado el mirador de Ingunza. Este mirador fue construido por el tatarabuelo del Ing.Ingunza don Francisco Esteban de Ingunza y Basualdo. Nos explicó el Ing.Ingunza que el presente trabajo le había costado muchos años de investigación y que lo ponía a nuestra.
A mi siempre me interesó sobremanera este tema. Una torre muy bella construida al lado de nuestra monumental Plaza de Acho y a la vez separada porque se encuentra en otra propiedad sin formar un todo. También me apena que con el correr de los años se esté destruyendo.
¡ Qué bonito se vería el mirador reconstruido al lado del atrio de sombra de nuestra plaza de toros como un todo.!
Nos cuenta el Ing. Ingunza que fue don Miguel de Adrianzén quien concibió la idea de realizar corridas de toros en una plaza firme en los terrenos de Hacho. La construcción se inició en 1762 y que del 21 de enero al 15 de febrero de 1763 se efectuaron once corridas de toros con la plaza en construcción. En el año 1765, don Hipólito de Landaburu adquirió la plaza del anterior asentista y la terminó de construir, siendo inaugurada el 30 de enero de 1766, según investigación del doctor don Aurelio Miró Quesada Sosa, con la participación de los toreros José Pisí, Gallipavo y Maestro de España. El primer toro lidiado se llamó “El Albañil Blanco” de la Hacienda Gómez, hoy Unanue de Cañete (ver foto), de propiedad de don Hipólito de Landaburu.
El aforo de la plaza sería de seis mil personas. Se comienzan a poblar los alrededores de Acho y uno de los terrenos aledaños es adquirido por el Dr.Francisco Esteban de Ingunza y Basualdo en 1857. Al año siguiente se inicia la construcción del mirador que tiene forma octogonal de 3.57 m. de diámetro y consta de cuatro pisos de 4.50 m. de alto, con una altura de 18.50 m. Tiene por dentro una escalera de caracol.
Este mirador se terminó de construir el mismo año y su finalidad fue ver las corridas de toros. En 1860 se colocó en la parte superior una estatua de madera de un indio. En 1961 se le adicionó otra construcción octogonal recubierta con adobe que tuvo por finalidad reforzar el mirador. En opinión del Ing. Ingunza el estado de la parte exterior es deplorable, pero el de la parte interior está en buen estado.
El mirador fue usado por el propietario y sus amigos los días de corrida. Existen muchas historias sobre el mirador pues se ha dicho que don Hipólito de Landaburu fue amigo de Ingunza; que este señor no quería rendir pleitesía al Virrey Amat y por ello construyó el mirador. Nada más falso, pues el mirador fue construido casi un siglo después de la construcción de la Plaza de Acho cuando el señor Landaburu y el virrey ya habían fallecido.
Al fallecer su propietario el Mirador pasó por varias manos hasta quedar en poder de a familia Ruggia. Mediante resolución suprema, el mirador fue declarado Monumento Histórico Artístico y la UNESCO lo declaró, junto con la Plaza de Toros de Acho Patrimonio Cultural de la Humanidad.
N de R Es hora que los taurinos unidos salvemos esta joya histórica y taurina. Apoyemos a Elizabeth de Ingunza en su esfuerzo.
El Ing.de Ingunza nos retrotrae a trescientos años antes y nos traslada a la margen derecha del río Rimac, al pie del cerro San Cristóbal, para contarnos que allí existían unos terrenos baldíos llamados “el pedregal de Hacho” . Se habilitó un camal y luego fue construía una plaza de toros. A su lado se construyó, muchos años después, un mirador llamado el mirador de Ingunza. Este mirador fue construido por el tatarabuelo del Ing.Ingunza don Francisco Esteban de Ingunza y Basualdo. Nos explicó el Ing.Ingunza que el presente trabajo le había costado muchos años de investigación y que lo ponía a nuestra.
A mi siempre me interesó sobremanera este tema. Una torre muy bella construida al lado de nuestra monumental Plaza de Acho y a la vez separada porque se encuentra en otra propiedad sin formar un todo. También me apena que con el correr de los años se esté destruyendo.
¡ Qué bonito se vería el mirador reconstruido al lado del atrio de sombra de nuestra plaza de toros como un todo.!
Nos cuenta el Ing. Ingunza que fue don Miguel de Adrianzén quien concibió la idea de realizar corridas de toros en una plaza firme en los terrenos de Hacho. La construcción se inició en 1762 y que del 21 de enero al 15 de febrero de 1763 se efectuaron once corridas de toros con la plaza en construcción. En el año 1765, don Hipólito de Landaburu adquirió la plaza del anterior asentista y la terminó de construir, siendo inaugurada el 30 de enero de 1766, según investigación del doctor don Aurelio Miró Quesada Sosa, con la participación de los toreros José Pisí, Gallipavo y Maestro de España. El primer toro lidiado se llamó “El Albañil Blanco” de la Hacienda Gómez, hoy Unanue de Cañete (ver foto), de propiedad de don Hipólito de Landaburu.
El aforo de la plaza sería de seis mil personas. Se comienzan a poblar los alrededores de Acho y uno de los terrenos aledaños es adquirido por el Dr.Francisco Esteban de Ingunza y Basualdo en 1857. Al año siguiente se inicia la construcción del mirador que tiene forma octogonal de 3.57 m. de diámetro y consta de cuatro pisos de 4.50 m. de alto, con una altura de 18.50 m. Tiene por dentro una escalera de caracol.
Este mirador se terminó de construir el mismo año y su finalidad fue ver las corridas de toros. En 1860 se colocó en la parte superior una estatua de madera de un indio. En 1961 se le adicionó otra construcción octogonal recubierta con adobe que tuvo por finalidad reforzar el mirador. En opinión del Ing. Ingunza el estado de la parte exterior es deplorable, pero el de la parte interior está en buen estado.
El mirador fue usado por el propietario y sus amigos los días de corrida. Existen muchas historias sobre el mirador pues se ha dicho que don Hipólito de Landaburu fue amigo de Ingunza; que este señor no quería rendir pleitesía al Virrey Amat y por ello construyó el mirador. Nada más falso, pues el mirador fue construido casi un siglo después de la construcción de la Plaza de Acho cuando el señor Landaburu y el virrey ya habían fallecido.
Al fallecer su propietario el Mirador pasó por varias manos hasta quedar en poder de a familia Ruggia. Mediante resolución suprema, el mirador fue declarado Monumento Histórico Artístico y la UNESCO lo declaró, junto con la Plaza de Toros de Acho Patrimonio Cultural de la Humanidad.
N de R Es hora que los taurinos unidos salvemos esta joya histórica y taurina. Apoyemos a Elizabeth de Ingunza en su esfuerzo.