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lunes, 17 de agosto de 2015

'Venga Saúl, que tienes que celebrar otro cumpleaños'

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DIARIO EL MUNDO. ANA PEDRERO nos conmueve con este relato/crónica sobre Saúl Jiménez Fortes y sus angustiosas horas de aferrarse a la vida tras la cornada gravisíma sufrida en Vitigudino ayer domingo. Sin duda el percance más grave de la temporada y segundo en el cuello para él en esta temporada.

Venga Saúl, que tienes que celebrar otro cumpleaños'

"Venga, que tienes que celebrar otro cumpleaños", le dice una enfermera a un chaval de 25 años en la UCI del Hospital Clínico de Salamanca. Un espacio aséptico, una burbuja de paz y silencio en la vorágine del pasillo donde los familiares hablan y esperan y se abrazan y contestan mensajes y llamadas, y se hermanan a la búsqueda de un pedacito de esperanza, de buenas noticias.

"Tienes que celebrar tu cumpleaños", dice la enfermera. Y el chaval esboza una sonrisa a través de la sedación y asiente. Lo celebrará, seguro, el 1 de enero. Sus 26. Es Saúl Jiménez Fortes, torero, que el domingo en la plaza de Vitigudino se quedó a dos milímetros de la muerte, de ser o no ser, cuando un toro de Orive lo prendió por el cuello, cuando lo recibía con las rodillas asentadas en la tierra, ofreciéndose entero sin guardarse nada. Dicen que cuando lo estrelló contra las tablas la madera sonó como si se rompiese el mundo por dentro.

La luz blanca del pasillo tamiza el calor de agosto. Allí no hay horas ni tiempo. Sólo la espera hasta que a las ocho de la tarde llamen a los familiares y puedan entrar, de dos en dos, a ver a sus seres queridos. Tan querido como lo es Saúl para su madre, Mari Fortes, torera, fuerte, -"mi casa está donde esté mi hijo", dice envuelta en el sinvivir de la angustia- que en la fatídica tarde dominical seguía a su hijo tras la UVI móvil como un apóstol en pos del milagro, con los dientes apretados, en silencio. La madre. En aquellos primeros momentos de incertidumbre Saúl -siempre consciente- indicó con los dedos las cifras de su número de teléfono. Tranquila, tranquila.

Tan querido como lo es para Verónica, su hermana, que devoró kilómetros conduciendo en solitario desde Málaga a Salamanca y que tiene en sus ojos la inmensa transparencia del mar de Málaga con la primera luz, tan claros que es imposible no descifrarla entera. Tan entera.

Tan querido como para Mabel, su novia, que aunque tiene cara de niña mastica un dolor adulto, que no tiene edad, como no tiene edad el miedo a perder lo que más amas. Porque una vez que lo pierdes dejas de tenerle miedo a todo y ella es aún muy joven para perderle el respeto a tanta vida como tiene por delante de la mano de Saúl.

El torero está estable. No hay parte médico pero las noticias son esperanzadoras: la fiebre no ha hecho acto de presencia, por lo que está descartado el riesgo de infección. Han bajado la sedación y cada hora es un tramo de vida ganado en la carrera que lo mantiene inmovilizado en esa UCI.

Un toro el domingo le abría las carnes, le partía la lengua en dos y llegaba a la base craneal, a dos milímetros de la yugular. Dos milímetros, el breve espacio entre vivir o no ser. Demasiado caro el tributo, la ofrenda, su verdad tan descarnada. Aún así pudo esbozar algunas palabras, levantar el pulgar y apretar la mano de los que le quieren antes de entrar en el hospital, donde fue intervenido contra la madrugada por espacio de cuatro horas.

Mari, Verónica, Mabel, sus amigos más íntimos, Nemesio (su apoderado), sus banderilleros de confianza... todos dicen que han dormido. Sería creíble, pero les delatan sus ojeras, el trazo pequeñito y rasgado de unos ojos sin sueño y sin descanso. Ojos que se emocionan cuando reciben el inmenso calor de las redes sociales, que han inventado una plegaria del siglo XXI en la larga noche de vigilia: #FuerzaFortes. Ese #FuerzaFortes que cuelga de la andanada de su Malagueta del alma. Aficionados de este y del otro lado del charco... todos han sido pequeñas luces en una noche tan oscura, tan larga.

Ojos que se humedecen cuando traspasan las puertas de la UCI, donde el más pequeño gesto se convierte en una proeza de titán. De un titán de 25 años que desanda el camino de la gravedad para reencontrarse con la vida.

Venga, Saúl. Que tienes que celebrar tu cumpleaños.



Las cornadas al cuello de Saúl Jiménez Fortes



14 Mayo 2015 en Las Ventas, Feria de San Isidro


16 agosto 2015 en Vitigudino, Salamanca