@magalyzapata desde Cajamarca
La Comisión de la feria de Jesús en Cajamarca anuncio esta tarde cambios en el cartel.
El diestro peruano Paco Céspedes entra en la baraja del primer día. Así lo anuncia en un comunicado el señor Alejandro Magno Agüero Torres, Presidente de la Fiesta Patronal
Dulce Nombre de Jesús.
CARTELES
Lunes 21 de enero. Paco Céspedes, José Ramón García 'Chechu', Javier Marín y el novillero Carlos Cabello.
Martes 22 de enero. José Ramón García 'Chechu', Javier Marín y Aldo ramos que toma la alternativa. Toros de Salagual, Moyococha y Quilcate.
APUNTE.
La inclusión del matador peruano se debe a la negativa del sindicato de dar el pase, negándose a recibir el dinero respectivo porque no se anunció a un matador peruano en el cartel, mediando amenazas y plantón de profesionales a la feria, según hemos tenido conocimiento.
Hasta donde sabemos, la legislación vigente exige un torero peruano por feria y Jesús había anunciado al novillero cajamarquino Cabello. Por tanto nos parece que el cartel estaba sujeto a ley.
Sin embargo, esta exigencia sustentada en un comunicado, de rango menor que una ley, puso en riesgo la participación de un peruano del escalafón menor, porque se percibía la intención de apearlo para poner uno doctorado, lo que no diferencia la ley.
Con medidas así sólo afectan a profesionales de su propio gremio, cortan la pita por el lado más débil, y en el futuro quizás la realización de corridas mixtas que son la única posibilidad que tienen los novilleros peruanos para torear porque novilladas en este país no se dan, a menos que no se anuncien con extranjeros. Es una clara interferencia con la libertad de contratación en claro abuso de poder.
Pero lo más decepcionante es que por intereses no sean capaces de ver que en la coyuntura actual se antoja lo más desatinado poner en riesgo la realización de una feria en momentos en que el Perú taurino debe mostrar un solo frente, demostrar unidad y contundencia con espectáculos a inicios de año que muestren a los políticos nuestras plazas de toros llenas. Ellos mejor que nadie saben el esfuerzo que cuesta a los pueblos mantener sus tradiciones, mal hacen en sabotearlos.