lunes, 17 de mayo de 2010

Tijuana. Una oreja para José Mauricio en la Plaza Monumental.

Por Pedro Abad-Schuster

Primera corrida de la temporada 2010 en la Plaza Monumental de Playas de Tijuana, que celebra en junio sus 50 años de inauguración. José Mauricio es el triunfador con el corte de una oreja ante una buena entrada, unos 8,000 espectadores. La plaza tiene aforo para 23,000 personas y está ubicada a orillas de la playa de la ciudad, justo a diez metros de la división metálica que separa Tijuana-México de San Diego-Estados Unidos. Se lidiaron 6 toros de la ganadería de San Lucas que hizo su presentación en esta plaza; los toros fueron chicos de presentación y manejables en general. Destacó por su calidad el corrido en 2º lugar que causó aparatoso tumbo. El Juez de Plaza Jaime Gonzales El Cali, que había rechazado el encierro, fue remplazado al haber presentado su renuncia. Se presentó el niño torero Michelito Lagravere (de verde manzana y oro) enfrentando a dos erales de la ganadería local de Hernando Limón, con los que anduvo con su habitual forma de torear.

Gastón Santos, uno de los triunfadores de la temporada pasada, vestía a la usanza portuguesa, casaca en marfil con bordados en oro. Santos sorteó al que abrió plaza, “Cariñoso” de 428 kilos; negro, entrepelado, bragado. Fue un manso y soso al que le costaba embestir. Expuso demasiado el rejoneador al grado que estuvo a punto de sufrir grave percance cuando su enemigo lo prendió contra las tablas. Santos presentó casi toda su cuadra para agradar, clavó los rejones de castigo montando a Urbano, banderilleó con Rayito y Tenorio y mató con Vladimir, pero a la faena le faltó conjunto y acoplamiento y después de un pinchazo dejó una entera y se retiró con palmas.

Con el cuarto de la tarde, “Caminante” de 450 kilos; negro, bragado, que de salida fue bastante bueno, emotivo y acudiendo con prontitud a la cabalgadura, hasta que el rejoneador le clavó el tercer rejón de castigo, de ahí en adelante el toro fue otro, le pesó el castigo y se quedó parado. Hay que destacar en esta faena un par a dos manos de impresionante preparación, ejecución y limpieza. Por sus fallas con el acero se fue en silencio.

Alfredo Ríos El Conde (de tabaco y oro), triunfador de la pasada temporada, se llevó el mejor lote del encierro. Con su primero “Ingrato” de 454 kilos; cárdeno claro, lo recibió bien con el capote y cubrió un vistoso tercio de banderillas que le ovacionó fuerte el tendido. Fue un toro de bandera, con recorrido, emotivo, fijo y con calidad por ambos lados; el toro que sueñan los toreros. Bordó el toreo con una faena plagada de derechazos y naturales, adornándose con molinetes de rodillas. Desgraciadamente pinchó antes de una estocada fulminante, perdiendo cuando menos una oreja. A la autoridad le pasó de noche el toro. Con su segundo toro, “Gandalla” de 428 kilos; negro bragado. El Conde no traicionó su habitual forma de torear, lo recibió bien de capa y adornó al toro con un buen segundo tercio, con pares muy lucidos y de mucha exposición. Con la muleta derrochó torerismo con pases por ambos lados ya que el toro tenía buen estilo y recorrido, pero sin llegarle al público. Mató de una media y al primer intento con la espada de descabello.

José Mauricio (de rioja y oro) con el tercer toro de la tarde “Voy y vuelvo”, de 456 kilos; negro, bragado. José lo recibió bien de capa, le bajó las manos al torear a la verónica y remata con gusto con una media. Lo destacado de la faena lo hizo con la muleta al recibir al toro con un par de péndulos que emocionaron; luego a correrle la mano en muletazos al natural por ambos pitones, ya que por el pitón derecho toreó sin ayudado. Fue destacable el valor y la facilidad para aguantar a un toro que no tenía mucho recorrido, se quedaba corto y le regateaba las embestidas. Estocada en buen sitio y concesión de una oreja. Con el quinto de la tarde “Desobediente” de 521 kilos; cárdeno claro, el toro con más kilos de la corrida. Se paró pronto debido a que le pesaron los kilos en demasía, y era incierto en la embestida. José Mauricio trató de agradar al público, finalizando con un toreo por la cara, de pitón a pitón. Demoró en la suerte suprema y se retiro en silencio.

(Fuente: extraído de Frontera).