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domingo, 1 de noviembre de 2009

Guadalajara, 2da de abono. El Payo impecable


Corrida de Los Encinos de Don Eduardo Urquidi, con el lujo, la importancia y la trascendencia de una presentación impecable, magnífica por su cuajo, largos de badana y seriedad; por su trapío e imponencia; por su hondura y astifinas defensas que dan tronío y verdad al criador y real valer a todo lo que delante de ejemplares así se logre. Varios en la tonalidad de cárdenos con un mulato excepcional corrido en tercer lugar, que mereció, a toda ley, los honores de la vuelta al ruedo por sus extraordinarias cualidades de clase, estilo, nobleza, recorrido, fijeza y calidad a tope, - cómo metía la cabeza haciendo “el avión” dejando marcado el morro en la arena -; un toro con la cadencia que marca la casta brava, que era auténticamente de rabo. Por los restantes, embistieron con claridad, abriéndose a los engaños y moviéndose brindando características para lucir cumpliendo en varas debiéndoseles racionar el castigo a un puyazo bien colocado para que llegasen al último tercio con brío para acometer, destacando primero, segundo y el soberbio tercero - buen porcentaje -, significándose un triunfo para el ganadero que dará lustre a su hierro y divisa. Mi enhorabuena Eduardo, que los éxitos sigan e, importantísimo, ejemplificando y demostrando que muy por encima del becerrote despuntado que deleznablemente pulula en el resto de cosos del país, criando y presentando el toro; el real y verdadero toro, el espectáculo se alimenta de la grandeza y el lujo del que por su falta, lo reitero, tanto se adolece situando a la fiesta de México, en el intrascendente sitial en el que está. Como en la plaza lo hice, ahora, escribiendo, vuelvo a tocar las palmas…

¿Dije que el ejemplar era de rabo? Sí, que de rabo fue y se le debió conceder a El Payo por la esencia torera, la expresión de arte puro, la claridad de mente para apreciar, comprender y aprovechar al máximo al extraordinario “encino” cuando créamelo, amable lector, toros así descubren a los malos toreros y… Y vaya pedazo de torero bueno que es Octavio. Desde salida dibujó la verónica abriendo el capote con cadencia, clavadas las zapatillas, cargando la suerte, jugando los brazos y bajando las manos como ordenan los cánones para el lance fundamental de capa rematando con una media para escultura. Tanto el toro como el artista iban a más llegando a la muleta rebozándose los dos en una obra espléndida de proyección estética plasmando la expresión con un cambiado por la espalda que impactó, para seguir con el trazo, la estructura y el plan que marcaron torería en una borrachera de bien torear en sendas series de ayudados por abajo con la diestra y otras al natural con la de cobrar, -- y vaya que podrá hacerlo de continuar así --, sintiéndose El Payo en el mando y el temple armonizados en una faena que tuvo medida - ni un pase sobró como tampoco faltó -, embarrándose al burel haciendo un toreo de verdad, embraguetado, muy reunido, reponiendo apenas lo justo y rematando las series con pases largos de pecho de pitón a rabo que pusieron a la sensible afición tapatía de pie entregada al queretano para el que, no lo dudo, hasta ahora - y que en el futuro vengan más -, sea esta faena la de importancia mayo conseguida en una plaza de primera y con un toro trascendental. Le pidió el morito la muerte cuando algunos indoctos empezaban por el indultito y Octavio, haciendo oídos sordos a las voces de los confundidos, perfilándose muy en corto y por derecho, se fue recto por sobre del morrillo pasándose en el embroque toreando mucho con la zarga para cobrar entera que bastó. Faena completísima de salida hasta el arrastre que merecía el rabo… Y con el premio de dos orejas, a las vueltas acompañado por el ganadero. Vaya triunfo de los dos…

Con el sexto, dada su condición de mansurronería, muy pegado al piso y regateando, muy poco pudo hacer. Debo decir que el cartel me ilusionaba con otros dos toreros jóvenes poseedores ambos de condiciones para despuntar: Ignacio Garibay y Joselito Adame y…Y debo decir que no; que no tuvieron su tarde teniendo cada uno de ellos un ejemplar para triunfar llegando Garibay a regalar un sobrero con el que mucho se esforzó, como lo hiciere en toda su actuación, sacándole hasta el último pase, pero sin remontar a más dejando constancia de su buen arte en series de verónicas con el percal que se le corearon y otras tantas con la flámula tanto con la zurda como con la diestra en las que expresó su buen arte. Sin filo con las espadas saliéndose de la suerte y pinchando como certero con la corta de descabellar.

Por cuanto al aquicalitense Joselito Adame, sin cosa mayor con el capotillo, cogió los rehiletes mirándose un tanto cuanto desigual acusando un salto espectacular arqueando la figura antes de clavar, muy en la línea del hispano Antonio Ferrera, que le hizo perder reunión saliendo a veces apresurado, para con la muleta estar con toda su voluntad y empeño pero sin acoplamiento mayor por la intermitencia de sus series que tuvieron altibajos con algunos pases destacables pero sin embonar haciendo que el público estuviera frío y con reclamo., más cuando adoleció con el acero de salirse apenas perfilarse estrellando, que no encelando, el engaño en la cara, cuando la mano que mata es la izquierda si torea como si se fuera a instrumentar un pase de pecho de frente, que la hoja fijada en lo alto del morrillo por el empuje del astado sola se sepultará. Cuestión de afinar y entrenar. Habrá que verle más adelante cuando ésta no fue su tarde y…Y la queda debiendo en la plaza guadalajarense. El día fue pleno de esplendidez por su luminosidad y la frescura del clima. Y los que no fueron, -- y fueron muchos que se abstuvieron, con una entrada de apenas un cuarto --, se la perdieron. La faena de Octavio García El Payo es de las que dejan huella. Es el camino chaval… Es el camino…

Fuente: Diario Informador. Por Francisco Baruqui.Informa Pedro Abad-Schuster