Por Pedro Abad Schuster
Debutó por fin Michelito como novillero. La vida es lo que ocurre y no solamente lo que se escribe ni lo que se documenta de ella. Así que Michelito hizo el paseíllo en la plaza de Acho, en Lima, y se enfrentó a un castaño de la ganadería de Patron Santiago al cual no pudo despachar y el que, a su vez, le produjo una fisura y un esguince en el tobillo. A pesar de todo, quedó registrado como el novillero más joven de la historia en la estadística taurina. Más joven que Joselito El Gallo, más que el maestro Armillita, más que Julián López El Juli. Pero el meollo del asunto, no es ése. Y ello no lleva a la cima del toreo que es a donde, los que se visten de luces, quisieran llegar.
Hay un mundo de diferencia entre un becerro y un novillo y, otro más, entre un novillo y un toro. Lo mismo sucede con el humano: la diferencia es enorme entre un niño de 11 años, y de muy baja estatura, y otro de 13 ó 14 (cuando inician la adolescencia). Por ejemplo, Jairo Miguel toreaba de novillero en Aguascalientes, el dia de la cornada, con 13 cumplidos y tenia una altura de cerca 1.70. Michelito tiene afición y facultades. Pero eso es, apenas, la materia prima para poder desarrollar todo un aprendizaje que pueda traducirse, con el tiempo y la buena dirección, en una evolución ascendente.
Este asunto de los toros no es un juego. Y con seriedad su entorno debería analizar lo que ha pasado en su debut y anteponer el peso de la realidad al de las ilusiones. En cualquier momento, Dios no lo quiera, puede sufrir una lesión verdaderamente grave. Autocrítica es lo que hace falta. Reconocer las grandísimas limitaciones que ahora tiene, incluyendo su estatura actual, como para desenvolverse en el nivel al que ha brincado. Su paso a la novillería es otra cosa, quizás apresurada y hasta irresponsable. El domingo pasado fue imposible que sorteara, y la categoría de Acho fue simplemente pisoteada.
Su papá quiso que Michelito saliera a enfrentar a su segundo de la tarde, lo que fue impedido por el servicio medico de Acho. Las cámaras de cine estaban en el callejón, le siguen filmando desde hace tiempo. Al parecer el padre francés es el obstáculo que tendrá que superar Michelito. Ya es famoso a nivel mundial, pero ahora enfrenta dilemas cruciales. La Fiesta Brava es verdad. Y coludirse con empresarios para llenar las plazas a costa de torear becerros anovillados, violación al reglamento que no le traerá mas que una disminución de su prestigio tan bien ganado como becerrista.
El toreo no necesita de récords. En los toros, como en la vida, la prisa ha sido siempre una mala consejera. Michelito tiene facultades. No hay que olvidar que muchos jóvenes despertaron grandes expectativas, y se quedaron en el camino. Y muchos, como Manuel Benitez El Cordobés, llegaron tarde y fueron grandes, enormes figuras. De cualquier manera lo importante y maravilloso es ser torero. Cuando a Manolo Martínez le preguntaron que de no haber sido figura del toreo qué otra cosa le hubiera gustado ser, él respondió: “Torero, aunque no hubiera sido el mejor o de los mejores, hubiera sido torero. No hay nada que se le compare”. Y de eso se trata. De ser el mejor torero que uno pueda ser. Y, para ello y como dice la canción, “no hay que llegar primero… sino saber llegar”.
Fuente. Diario de Yucatan.
Hay un mundo de diferencia entre un becerro y un novillo y, otro más, entre un novillo y un toro. Lo mismo sucede con el humano: la diferencia es enorme entre un niño de 11 años, y de muy baja estatura, y otro de 13 ó 14 (cuando inician la adolescencia). Por ejemplo, Jairo Miguel toreaba de novillero en Aguascalientes, el dia de la cornada, con 13 cumplidos y tenia una altura de cerca 1.70. Michelito tiene afición y facultades. Pero eso es, apenas, la materia prima para poder desarrollar todo un aprendizaje que pueda traducirse, con el tiempo y la buena dirección, en una evolución ascendente.
Este asunto de los toros no es un juego. Y con seriedad su entorno debería analizar lo que ha pasado en su debut y anteponer el peso de la realidad al de las ilusiones. En cualquier momento, Dios no lo quiera, puede sufrir una lesión verdaderamente grave. Autocrítica es lo que hace falta. Reconocer las grandísimas limitaciones que ahora tiene, incluyendo su estatura actual, como para desenvolverse en el nivel al que ha brincado. Su paso a la novillería es otra cosa, quizás apresurada y hasta irresponsable. El domingo pasado fue imposible que sorteara, y la categoría de Acho fue simplemente pisoteada.
Su papá quiso que Michelito saliera a enfrentar a su segundo de la tarde, lo que fue impedido por el servicio medico de Acho. Las cámaras de cine estaban en el callejón, le siguen filmando desde hace tiempo. Al parecer el padre francés es el obstáculo que tendrá que superar Michelito. Ya es famoso a nivel mundial, pero ahora enfrenta dilemas cruciales. La Fiesta Brava es verdad. Y coludirse con empresarios para llenar las plazas a costa de torear becerros anovillados, violación al reglamento que no le traerá mas que una disminución de su prestigio tan bien ganado como becerrista.
El toreo no necesita de récords. En los toros, como en la vida, la prisa ha sido siempre una mala consejera. Michelito tiene facultades. No hay que olvidar que muchos jóvenes despertaron grandes expectativas, y se quedaron en el camino. Y muchos, como Manuel Benitez El Cordobés, llegaron tarde y fueron grandes, enormes figuras. De cualquier manera lo importante y maravilloso es ser torero. Cuando a Manolo Martínez le preguntaron que de no haber sido figura del toreo qué otra cosa le hubiera gustado ser, él respondió: “Torero, aunque no hubiera sido el mejor o de los mejores, hubiera sido torero. No hay nada que se le compare”. Y de eso se trata. De ser el mejor torero que uno pueda ser. Y, para ello y como dice la canción, “no hay que llegar primero… sino saber llegar”.
Fuente. Diario de Yucatan.