Toros de Santiago Domecq, sin hechuras y sin fuerzas, que dieron un bochornoso espectáculo, según dicen.
Y entre los coletudos, todos madrileños (Uceda-Abellan-Tejela), a estos tres toreros, necesitados de contratos y en una corrida en la plaza de Las Ventas, no se les puede permitir que vengan a tirar las tres cartas y a justificarse ante sí mismos con una desconcertante apatía. Son tres jóvenes y parecían tres viejos, sin ilusión ni esperanza. No hubo toros y es verdad, pero transmitieron al tendido su incapacidad para sobreponerse a las grises circunstancias, el único que se disculpó fue Matías Tejela en el sexto aprovechó las cortas embestidas encastadas que tuvo para dar tres tandas de enrabietados derechazos que supieron a poco. (Antonio Lorca)