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domingo, 14 de febrero de 2010

Bolívar pinta para ser grande, cornada a Rivera y Garibay en torero.

Por Pedro Abad-Schuster

Ante una regular entrada en el Nuevo Progreso, se lidió un encierro de San Marcos y Marco Garfias, muy bien presentados y dando lidia cada hierro a su estilo. Los de San Marcos fueron lidiados en primero, tercero, cuarto y sexto lugar (correspondieron a Ignacio Garibay, Aldo Orozco, Ricardo Rivera y Luis Bolívar, respectivamente); fueron cuatro toros serios, con cornamentas para valientes y toreros bien puesto; de los cuatro, el primero para Garibay fue el mejor, ya que además de bravura mostró calidad. El resto mostró mucha raza, aunque no fueron peligrosos. Sin embargo y dada su seriedad, imponían y había que poderles mucho y gracias a las muletas de los toreros hubieron lidias más que interesantes. Los otros cuatro astados fueron de Marcos Garfias, que también estuvieron bien presentados y fueron lidiados en segundo, quinto, séptimo y octavo lugar (que torearon Luis Bolívar, Ignacio Garibay, Aldo Orozco y Ricardo Rivera) Los astados tuvieron un juego desigual dejándose meter mano tres de ellos, mientras que el último de la tarde para Rivera fue superior, el mejor de la tarde. En general, todos los toros cumplieron en el castigo.

Ignacio Garibay es un favorito de la plaza mayor de Guadalajara, ya que la gente gusta de su toreo y así lo mostró la tarde de ayer, puesto que en cada momento estuvieron con él, coreándole y aplaudiéndole cuanto hizo el torero; incluso al final del festejo y dado que no cortó orejas, el público exigía que el coleta regalara un toro. Garibay logró una muy buena faena en su primer toro, dejó detalles pintureros con la capa y con la muleta, pese a que el astado parecía rajarse, Garibay lo sujetó en el centro del ruedo y ahí le ligó tandas con sentimiento y temple, lo mismo que por el lado izquierdo. El torero estuvo entregado y haciendo un trasteo limpio; lo mejor vino con las dosantinas que ligó, impecables, y pases en redondo que alborotaron al público. Lástima que al matar dejó sólo tres cuartos de espada, que no bastaron y tuvo que usar el descabello. Vuelta al ruedo para Garibay. En su segundo toro, se lució a la verónica y llevó el toro al caballo con chicuelinas al paso. Ante un toro que tenía medias embestidas el torero estuvo machacón y de esto se desprende su entrega y voluntad. Mal con la espada y al final salió al tercio.

Luis Bolívar es un torero que ya pinta para ser grande y puede ser el principal diestro que tome la estafeta como figura de Colombia; realmente causó una grata impresión en el ruedo de Guadalajara, además de su carisma, por su valor, sitio, técnica y clase para correr la mano. Es un diestro espigado, mediano de estatura que, según mostró ante su primer toro, le puede a lo que le salga por toriles. El colombiano se enfrentó a un primer toro nada fácil, al que quitó por saltilleras con una verdad absoluta. El toro tenía los pitones casi cubetos. Luis se hizo para él con soberbios doblones, el toro pese a la descompuesta embestida, humillaba; Bolívar lo toreó estoicamente por el lado derecho y así le ligó tres tandas en las que el torero mostró su porqué. Dejó una estocada caída que bastó, para aplausos al torero. En su segundo volvió a enseñar su capacidad torera y de inicio, ya con muleta, recibió a su socio de dos escalofriantes péndulos. Ante las embestidas cortas del animal, poco pudo hacer Bolívar, sin embargo le extrajo pases de mucho mérito. Al final, aplausos al torero.

Aldo Orozco, torero de la tierra, enfrentó a un lote que poco le permitió, y además salió un tanto presionado. Sus paisanos lo querían ver triunfar, ya que siempre lo estuvieron alentando al triunfo, sin embargo, esta tarde el torero nos quedó a deber. Queda para el recuerdo las ganas y disposición del torero y esperemos que únicamente haya sido una mala tarde.



El matador de toros colombiano Ricardo Rivera sufrió una cornada grande en el muslo izquierdo, mientras toreaba a su segundo toro de su lote, último de la tarde. El percance vino cuando el diestro cuajaba la faena de la tarde, en un trasteo de escándalo; al rematar su sexta tanda el toro se le revolvió rápidamente encontrando el muslo del torero, quien además quiso aguantarlo. Sin embargo, el astado no le perdonó el gallardo gesto y lo prendió de fea manera trayéndolo colgado varios segundos que parecieron eternos y una vez que el diestro cayó a la arena, el astado se ensañó con el espada propinándole una severa paliza. El torero fue conducido a la enfermería y de inmediato fue trasladado al hospital San Javier, donde fue operado por el doctor Víctor González Camarena. Ricardo había iniciado su faena con la mano diestra y fue creciendo el nivel de calidad de su labor que se estaba basando por el pitón derecho del toro; inició con una tanda de pases largos y templados, al igual que la segunda, aunque saliendo apurado en los remates de pecho, ya que su enemigo se le revolvía en un palmo de terreno. La tercera serie fue mejor, ya que fue más templada y dando más dimensión al muletazo y para la cuarta tanda el coleta ya estaba mostrándose superior con la franela, lo cual ya tenía al público metido en su bolsa y coreando con fuerza los pases que Rivera ejecutaba de manera inmejorable. Fue en la sexta tanda cuando vino la cornada. En su primer toro, el cual fue bravo y con genio, Ricardo se encargó de meterlo en la muleta y a pesar de que había que poderle al morito, el espada le extrajo muletazos de mucho mérito y hasta logró tandas bien ejecutadas y bien rematadas. Ricardo no para por empeño y aunque el torero pedía pelea mejor se decidió a matarlo, estando mal con el acero para al final culminar su actuación con el descabello y con un aviso de la autoridad.
Fuente: Esto Oem.