El diestro español Juan del Álamo cortó oreja a cada uno de su lote en la tarde de su reaparición limeña en tanto que el novillero Joaquín Caro cortó una de su primero y en su segundo debió abreviar porque se malogró la cornamenta en el burladero y el público protestaba aunque el torero intentó realizar faena. El ganado de Rubio Reeves, terciado, se emplearon en el inicio y se orientaban pronto tanto así que los dos toreros tuvieron sendos percances porque se revolvían y buscaban lo que se dejaban atrás.
Que importante lo realizado por el español Juan del Álamo que aún sabiendo que su primero se vencía y buscaba por el izquierdo igual se puso por ahí y lo cogió. En su lote dejó patente su clase y oficio aplicando las alturas para que no doblen las manos y templando las embestidas con firmeza y a la vez suave manejo de las telas. Esas clásicas maneras y el gusto para componer y reunirse se agradecen.
Repetía Joaquín Caro y esta vez debió conformarse con salir a pie pero en el que tuvo oportunidad, no se dejó nada guardado. Variado con el capote y entregado en las banderillas, construyó una faena con firmeza en el toque y lo llevó siempre templado y fue bajando la mano hasta conseguir engancharlo por abajo. Miraba más al torero que a la muleta y fue el momento de la ejecución de las bernadinas cuando fue directo al cuerpo y lo arrolló y cayó feamente.
Enviado desde mi iPhone