Lo pensaba y lo escribí antes de la corrida, que ojalá que Rubén Pinar
pueda mostrar la dimensión de toreo caro que le vi en Chota hace dos años. Era dificil ante los Cuadri pero algo sí que se vió. Se mostró firme pero también delicado en el manejo de las telas para conjurar los planteamientos de su lote de esta rama del Santa Coloma, vía Ibarra-Urcola, sangres que poco restan en el campo y que echan toros de alzada, hondos y con peso y que en su juego, no se prodigan ni rebosan, pero en este caso algunos tuvieron nobleza y algo más de movilidad, especialmente por el pitón izquierdo que Pinar aprovechó bien. Saludó en ambos.
También Robleño. La cátedra no se portó como tal, silenciando oficiosas labores. Encabo estuvo bien pero falló estrepitosamente con el acero.