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Oscuros nubarrones se ciernen sobre la tradición taurina desde que se conoció el dictamen de la comisión agraria del Congreso –firmado por congresista Lescano- buscando la aprobación del pleno para una ley de protección y bienestar animal para prohíbir la utilización de animales en espectáculos de entretenimiento público o privado… salvo los que sean reconocidos como espectáculo público o cultural por parte del Ministerio de Cultura.
Seria increíble que se vote un proyecto de ley que privilegie animales en lugar de otros de mayor importancia y beneficio para los seres humanos.
Sería lamentable que la votación sea contraria a la tradición taurina del Perú y desconozca en los 600 festejos anuales y casi seis millones de personas que asisten al año a espectáculos con toros, que además de una expresión cultural del pueblo son un importante filón económico en el que se trabajan miles y millones que indirectamente se benefician con lo que esta industria sin chimenea genera en todo el país.
Sería patético que en lugar de proteger, envíen al matadero a cientos miles de animales bravos que pastan en el campo ganadero nacional en lo que constituiría un exterminio de la especie. Fin lejano al que buscan con su ley.
Dos puntos más. Que el Ministerio de Cultura cerró la puerta a la declaración de patrimonio cultural antojadizamente vetando incluirlas en la Fiesta Patronal de Chalhuanca chantajeando con no darles la calificación. Los paisanos se allanaron y excluyeron de su expediente las corridas de toros.
Y que existen un par de ONGs financiadas por transnacionales suizas trabajan incansablemente en el país para que los ambientalistas se ocupen de los toros y no del daño que hacen sus empresas. Dicen que incluso los ‘diplomáticos’ están en ello. Me contaron hace un año que buscaban lobistas y visto lo visto lo habrían encontrado en Lescano.