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Málaga, Córdoba y Granada viven de manera singular la Semana Santa pero nunca como Sevilla. Recogimiento, música que desgarra el paso de las andas por las calles, la famosa madrugá entre el fervor y devoción de propios y extraños que tiene su punto culminante el Domingo de Resurrección cuando la fe católica cede el paso a la taurina con el peregrinar de cuadrillas que cruza el dorado albero maestrante. Porque ahí la tradición manda que la temporada taurina comience en la Semana Santa.
La Corrida de Resurrección desde no hace mucho también se replica en otras ciudades: Málaga y Madrid, y Arles en Francia. Pero este año Sevilla verá renacer en su elíptico ruedo a su hijo predilecto, Juan Antonio Ruiz “Espartaco”. Se enfundará el de luces por única vez para doctorar a su paisano –por natural de Espartinas- Borja Jiménez, testificando Manzanares. Toros de Juan Pedro Domecq. Cartel de polendas.
Hubo quien dijo que Espartaco no podía dejar sufriendo a La Maestranza ante la negativa del otro hijo, el díscolo Morante. Sea como fuere. Espartaco vuelve a Sevilla. Y Manzanares también. Recordemos que el año pasado no estuvo debido al plantón que le dieron a Sevilla las figuras… mismas que el Sábado de Gloria se anuncian en Málaga: Morante-Juli-Perera-Talavante.
Málaga cambió pues el día, dicen (plaza FIT que es de Cutiño) que “no quieren ningún roce con Sevilla". O será que –a pesar de los pesares- no podrían competir con la historia y la tradición, y tamppoco con Espartaco.
A Madrid irán Eugenio de Mora, Pepe Moral y Víctor Barrio. Dos resurrectos del 2014 y el primer triunfador del 2015. Pero, litúrgicamente, la Semana Santa empezó el Domingo de Ramos con la triunfal entrada en escena de Fandiño toreando en solitario en Madrid. Ahí queda eso.