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viernes, 27 de marzo de 2015

Calamaro habla de una 'yihad anti'

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APUNTE: Mira por donde, coincido con el cantautor argentino. Lo pensé, sí que existía o estamos padeciendo una 'yihad antitaurina' con desquiciados que se inventan una realidad y falsean la verdad con tal de conseguir su objetivo.  Por qué 'yihad' porque en estricto es un 'decreto religioso de llamado a guerra para extender la ley de dios' hoy malamente puesta en boga con la intención violenta y sangrienta de que el mundo occidental crea y sienta como los fundamentalistas mesiánicos que la impulsan.

Con ese mismo estilo, la mujer del PACMA, Silvia Baquero, espeta que no puede permitir que mueran los toros en el ruedo y no le interesa que pasará luego con ellos cuando prohiban las corridas. El problema ya es de otros.  Propone una especie de 'disney' museo y turismo.  Es como decir, no quiero porque no soporto ver la pobreza, sáquenla de enfrente de mi, ocultenla lo que pase luego qué me importa, ya es problema de otro.

Fue al ver el programa Kikirikí de Toros Tv en el que invitaron a periodistas taurinos y a la presidenta del PACMA. Locuaz y elocuente, la mujer fundamentalista y fanática no era capaz de otra cosa que demostrar, gritar a los cuatro vientos, y en vitrina y audiencia netamente taurina (como si nos fuera a convencer) que el único mundo mejor sólo lo concebía ella, y lo que ha ella le gusta. Vaya Dios mío. Mesiánicooooos no salvarán al mundo. Tampoco lo harán mejor. De eso estoy convencida.

Aquí las declaraciones de Calamaro.


LA YIHAD ANTITAURINA
Es todo lo que rechazo en este mundo, habitada por extraños humanoides, bárbaros y desquiciados. Con valores totalmente obtusos y enrevesados, se valen de desinformación infantil, falacias y propaganda, digna de Goebbles, para manifestarse violentamente por unos «derechos animales» que no existen (lo siento pero el asesinato y la tortura están legislados para protección de las personas, y un ganadero puede hacer con sus reses lo que quiera con la misma libertad que vamos a la carnicería a comprar una tira de asado para comer con deleite y alegría). Caramba, en demasiados países del ancho mundo son las mujeres, o los ciudadanos en general, los que no tienen derecho alguno. Se valen de una falacia tras otra, de incongruencias, y de una violencia verbal que acaba de consolidarse en una cobarde pedrada a una señora en sus sesenta, ¡que entraba tranquilamente al coso de Valencia!…

El desprecio por la libertad, por la expresión humana, esta virginal y ridícula cruzada puritana y «moralista» es una ridiculez que debería preocuparnos mucho, no solamente porque es un asalto a la libertad y la cultura, también es el reflejo de lo que somos como sociedad, y del resultado de un estallido imperialista, comercial y tecnológico, que reconvirtió el pensamiento, la sociedad y las costumbres. Y lo hizo para mal, para mucho peor. Para pésimo.