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Ayer, como empujados por la creciente desazón o preocupación de los aficionados limeños que se hace pública por la maravilla de las redes sociales, la empresa ecuatoriana arrendataria de Acho emitió una nota de prensa firmada por su representante la peruana Josefina Barrón.
Cuando faltan poco más de dos meses para el supuesto inicio de nuestra Feria del Señor de los Milagros, se limitan a informar los hierros "contratados con prestigiosas ganaderías" y que “muy pronto y masivamente" (¿será por medios de publicidad masiva?) dirán "precios de abonos y entradas sueltas". Nada se dice de cúando darán a conocer los carteles que debieran salir ANTES del anuncio de precios y abonos ¿o es que nos quieren vender abonos ciegos?
Con bombos se informó vía el diario El Comercio en su página del lunes 23 de junio que no "desean lidiar ganaderías nacionales desprestigiadas por haber presentado reses sin trapío en ferias anteriores" y encontramos en su anuncio de ayer el hierro peruano de Roberto Puga, que fue objeto de gruesas críticas de parte de los aficionados y pagantes en Acho, en ferias anteriores.
No estoy en contra de su inclusión porque entiendo que existirá de por medio mayor esmero del ganadero en su presentación con edad y trapío para la primera plaza del país. Sin embargo, creo que, dicho lo dicho, la empresa ecuatoriana Citotusa DEBE a los aficionados y público de Lima y del Perú más que una nota de prensa, una EXPLICACIÓN del por qué del cambio. Finalmente ellos, los aficionados y público peruanos, son los que se retratarán en taquilla.
El caso es que una empresa que empezó vendiéndose para marcar diferencias con anteriores gestiones, no pinta -a día hoy- tan diferente. O sí... recordemos desde el año 2000: Roberto Puga, Justo Benitez, Nazario Villafuerte y Freddy Villafuerte. Ponían cara y empeñaban su nombre, aún habiendo firmado como empresa taurina.
No se cuáles eran los usos y costumbres en Quito, ciudad donde principalmente ejercieron su gestión los hermanos Salazar, propietarios de la empresa ecuatoriana que se ha hecho con el arriendo de Acho hasta el 2020.
Lo que sí sé es que LA PLAZA DE TOROS DE ACHO (así, con mayúsculas), catedral del toreo en América, por su antiguedad y su historia, merece mayor respeto. Y eso pasa por que quien ejerce de empresario taurino, dé la cara, sea su gerente general o sus propietarios, que digan lo que quieren hacer este año y los venideros cinco que tienen por delante.
Lo demás, con el respeto que la señorita Barrón me merece por su bien ganada reputación en el ámbito cultural de nuestro país, no es suficiente. Sabe a poco. O no. Me sabe a falta de respeto a los taurinos peruanos.