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miércoles, 9 de diciembre de 2009

Ecos de la última de Feria Acho 2009

Por Pedro Abad-Schuster

Broche de oro, con tarde para aficionados, de una gran Feria de Acho 2009. José Tomás emociona superlativamente y pierde el Escapulario por dos pinchazos en todo lo alto. La empresa Taurolima y la afición de Lima fueron los grandes triunfadores en esta histórica Feria del Señor de los Milagros 2009. La decepción fue la inclusión en la novillada ferial del niño Michelito, privilegiado al ser exonerado del sorteo de novillos. Los toros durante toda la feria embistieron en general.

En opinión del Consejo Taurino de Lima integrada por los estamentos profesionales de la Fiesta y personas intachables, han determinado ganador del Escapulario de Oro a Miguel Angel Perera, y el Escapulario de Plata al mejor toro de la Feria de Lima de la ganaderia de Cecilia Puga Buse y sus hermanas, hijas el Dr Roberto Puga, del hierro de Montegrande, el tercer toro de la segunda corrida de feria, toro de nombre Mesonero, que posibilitó el triunfo del Escapulario a Miguel Angel Perera.

Sobre la ultima tarde en Acho, Perera (de verde botella y oro) en gran dimensión. Finito (de azabache y fuxcia) desparramó su arte inconmensurable con su primero; en su segundo fue la otra cara de la moneda. Y José Tomás (de rosa y oro) justificó su fama. La mejor ganaderia del Perú del Dr Roberto Puga exhibió nobleza, a excepción del último de la tarde que se rajó yendo a tablas al final de la faena de Perera, premiada excesivamente con una oreja.

Yendo a los detalles. El sol, el mejor aficionado taurino se hizo presente en Acho, con aficionados venidos de todas partes del mundo para asistir al gran acontecimiento. Hubo lleno total casi hasta la bandera en los tendidos de la legendaria y majestuosa Plaza de Acho de Lima, Perú. Fue una tarde para aficionados, de toreo caro. Los toros del Dr Roberto Puga, casi no fueron picados, salvo el 4to. Toros nobles, les faltó un punto de raza para arrancarse con continuidad.

José Tomás, el Príncipe de Galapagar, dio una clase de verdad. Toda la plaza vibró con su colosal faena a su segundo (quinto de la tarde). El Escapulario de Oro se le fue literalmente de las manos al fallar con la espada en el quinto de la tarde. En el 2do de la tarde, Rumoroso, castaño con 516 kilos, toro pronto que se arrancaba siempre de largo, pero que hizo una pelea de poco celo, probando mucho. José Tomás instrumentó sensacionales verónicas con la rodilla flexionada; el maestro madrileño, sin embargo, apenas pudo templar a este toro, pegando todo tipo de pases aguantando la suerte y arrimándose. Mató con dos pinchazos en todo lo alto y una entera. Ovación. En su segundo (la faena de la corrida), 5to de la tarde, Preferido, negro con 592 kilos, muy bien hecho, alegre y pronto, siempre con buen galope, hizo brava pelea en los medios, pero le faltó un punto de transmisión. José Tomás citó de frente para los mejores derechazos de la feria; el toro se le queda y desarrolla una lidia magistral, en un toreo acompasado con suavidad de privilegiado, faenón de casi 55 muletazos con lentitud y torería en los terrenos del toro, el sitio de la emoción, ante el asombro general. Pecó de pinchar arriba y mató al tercer intento. Vuelta.

Finito de Córdoba fue el torero de terciopelo que conocemos en su primero, de nombre Olivareño, burraco con 505 kilos, de gran calidad en las embestidas, pero le faltó un punto de transmisión. Faena difícil de olvidar. El arte de Finito fluyó como un don del alma, alcanzando calidad suprema de obra maestra; series magníficas de derechazos y naturales, hondos, largos, profundos, de embrujo, rematados atrás de la cadera. Merecidísima oreja. Con su 2do, el cuarto de la tarde, Atrevido, berrendo, con 551 kilos, muy serio por delante, clava los pitones en la arena, humilló en la muleta, pero quedó inédito. Finito estuvo desubicado y sin sensibilidad.

Miguel Angel Perera, declarado triunfador de la Feria por el Consejo de Lima (y el del Rimac también), fue el torero de mayor regularidad de esta feria, demostró temple fuera de lo común, rotundidad, firmeza, suavidad y quietud en su toreo, sorteando las dificultades de sus toros. Perera en su 1ro (tercero de la tarde), el primer reserva (pues el banderillero estrelló al toro en el burladero para partirse el pitón desde la cepa), de nombre Bodeguero, con 556 kilos, aleonado, se distrae en la muleta, no remata por debajo de los muletazos. Perera instrumentó un quite en el que cambió en el último momento la salida de su toro con los vuelos de su capote. Arrancó larguísimos siete derechazos sin moverse un milímetro de su sitio. El toro fue falto de fuerza. Se pegó un arrimón sensacional. Faena cimentada sobre unos enormes y profundos muletazos en redondo, geniales naturales y alardes de dominio. Mata bien para una oreja. En su segundo (sexto de la tarde), de Montegrande, Jerezano, colorado con 493 kilos. El toro duró lo suyo, cuando embistió lo hizo con transmisión y bondad. Perera se inventó la faena, que tuvo intensidad. Al final se raja el toro en la muleta y busca las tablas. Coronó Perera con buena estocada. Una oreja que pareció excesiva.