Por V. Zar
En la idea de continuar con los colores de los trajes toreros, siguiendo la excelente obra de Juan Antonio Pérez Mateos, “El Toreo, Una Visión Inédita”, escribamos ahora del indeseado amarillo que muchos matadores han rechazado de muchas formas ya sea evitando ver el amarillo antes de ir al ruedo o como Rafael de Paula, José Miguel Arroyo "Joselito", o Luis Francisco Esplá, que para bien de su suerte prefieren el color azul para el reverso de sus capotes.
En la idea de continuar con los colores de los trajes toreros, siguiendo la excelente obra de Juan Antonio Pérez Mateos, “El Toreo, Una Visión Inédita”, escribamos ahora del indeseado amarillo que muchos matadores han rechazado de muchas formas ya sea evitando ver el amarillo antes de ir al ruedo o como Rafael de Paula, José Miguel Arroyo "Joselito", o Luis Francisco Esplá, que para bien de su suerte prefieren el color azul para el reverso de sus capotes.
El origen del maleficio del color amarillo está, según unos, en el mundo del teatro cuando en 1673, representando su obra “El Enfermo Imaginario”, Moliere murió en el escenario vestido de color amarillo, para otros, “el mal fario” de este color procede de la Edad Media, cuando los herejes y los apestados vestían de amarillo. Las ciudades donde se había declarado una epidemia estaban obligadas a señalarlo con una bandera amarilla.
Otros se remiten a los tiempos de la Inquisición. A muchos cómicos se les impuso el San Benito, una túnica amarilla de penitente con una cruz de San Andrés a la espalda con la que debían deambular por las calles expuestos al escarnio público. Es obvio que este color fuera elegido por la Inquisición ya que a principios del siglo XIII, el Papa Inocencio III estableció los colores de la liturgia, a saber, blanco, verde, violeta, rojo, rosáceo y negro excluyendo el amarillo de los rituales católicos.
“Pues bien: a pesar de eso –nos dice Pérez Mateos- “Chamaco”se ha a atrevido a vestirse con un terno con tres clases de amarillo. Es curioso, pero el amarillo está presente en el traje de luces bajo otras denominaciones: caña (muy utilizado), limón, oro viejo, barquillo, canario. Victoriano de la Serna lo ha vestido también, y otra tanto han hecho Antonio Bienvenida y Curro Romero. En la temporada de 1994, también lo vistió Jesús Janeiro «Jesulín de Ubrique», para torear en Las Ventas.
De todos modos, el amarillo es un color muy usado tanto en la plaza de toros como en los engaños: forros de la muleta y vueltas del capote, si exceptuamos un azul muy intenso que llevan algunos matadores en sus capotes.
En la gama de los colores, el amarillo es un distintivo rebelde. El diestro Alberto Balderas vestía de amarillo (canario y plata) el día de su muerte (29 de diciembre de 1940 por el toro “Cobijero”) y “El Papa Negro” aparece vestido de amarillo y oro en un retrato hecho por el (sevillano Baldomero) Romero Ressendi.
Físicamente responde a la sorpresa, al temor, al miedo, al cambio misterioso de la piel. Es el color de la eternidad reflejado sobre el albero – la arena de las plazas son generalmente de color amarillo, sobre todo en ruedos como el de La Maestranza y otros muchos, pintadas de un amarillo rabioso en la madera que cubre los huecos de las barreras y en espacios de los tendidos”.
N. de R. En Quito, hace unos años cuando compareció Joselito Arroyo en momentos que daba una aclamada vuelta al ruedo, vimos desde el callejón de la plaza de Iñaquito que no recogió ningún girasol de los que el público tiraba a su paso, incluso evitaba tropezarse con ellos… lamentablemente los girasoles inundaron la arena fueron regalados por exportadores antes de la corrida.