miércoles, 4 de junio de 2008

Castella saludó la unica ovación de Aniversario en Madrid

Ayer. Las Ventas. Seis toros rechazados y los titulares apuntan que “indignos” de la primera plaza del mundo. Es que esa es la diferencia entre la Feria de San Isidro y la Feria de Aniversario. El toro. El que ve cambiada su dimensión morfológica si se quiere, reducido para unos, más armónicos o en tipo, para otros, lo que motiva que las figuras, las otras, comparezcan sin resquemores. Llámense, cayetanos, josetomases, aparicios; porque los otros escriturados para esta del aniversario, si estuvieron en la del santo madrileño.

La de ayer, que tenía encarcelados a Julito Aparicio en su reaparición en esta plaza, El Juli y Castella con toros de Garcigrande, tuvo como resultado destacado la ovación que saludó el francés Sebastián Castella, que volvió por sus fueros de figura, reencontrado con su sitio aunque lamentablemente también con su mal uso de la espada. Y eso con el tiempo pasa factura. Aquí el "salto olímpico" de ayer en Las Ventas. ¡Vaya susto de los VIP!




Martes 3 junio. Se han lidiado tres toros de Garcigrande, terciados, pobres de cara, protestados de salida. 1º noble; 2º y 3º flojos e inválidos y tres de Peñajara, correctos de presentación. 4º y 6º encastados y 5º deslucido. Julio Aparicio, palmas y silencio. El Juli, silencio y silencio. Sebastián Castella, palmas y ovación con saludos tras aviso.

Dicen que fue un error de El Juli apuntarse con estos toros. ¿será? Y que si los de José Tomás son más grandes y mejores, ganó de entrada… ¿lo cree usted así? Idem para Castella.

DEL GANADO
Mario Juarez: Así las cosas, la primera parte de la tarde fue estilo tomadura de pelo. Con los tendidos levantados en armas con toda razón y justicia. Entre el elefante visto en feria y los primeros de hoy, cabe el toro bien hecho y serio, presentado, el que siempre debió ser el toro de Madrid. De remiendo se emplearon tres toros de Peñajara. Remiendo puro. Porque ninguno estuvo tan bien hecho como los seis que saltaron el pasado diez de mayo. Eran los restos, y como tales salieron.
Del Moral: Tres toros de Garcigrande, nada más que suficientemente presentados. El que abrió plaza, tuvo mucha clase por el pitón izquierdo pese a su escasa energía. Inválido y, por tanto, inservible el segundo que fue incesantemente protestado y pitado en su arrastre. Y muy blando aunque manejable pero sin ninguna clase el que hizo de tercero. Los tres de Peñajara, corridos en la segunda parte del festejo, muy descarados de cuerna y más bravos que los de hierro titular, aunque también sin demasiada fuerza. Estupendo por fijo y obediente el que hizo de cuarto. Muy complicado el quinto. Y con más movilidad que sus hermanos el sexto, que fue bastante más claro por el lado derecho que los el izquierdo, pitón con el que pegó repentinos arreones y algún hachazo que otro.

LOS TOREROS
Mario Juarez: Si un artista sueña con un toro en Madrid, fue el primero. No lo reventó Aparicio, que debió cortar las orejas… Toreo a compás, de pellizquitos. El Juli no tuvo más que abreviar el 2º fue coreado con "miaus" desde su salida. El toro, bajo, estaba bien hecho. No daba sensación de seriedad. Así que se levantó en armas la cosa. El 2º de Aparicio, seis lances arrebujados y sentidos, con una media de cartel de toros. Con la muleta, Acortó rápido distancias y cuando el toro pasó cerca, no tuvo corazón para aguantar la cosa. Impreciso, fallaron los pies a la hora de quedarse quieto y mandar en la cosa. Castella, su primero fue el del salto olímpico, Se dañó el animal, que debió ser devuelto en lugar de picarlo tan atrás y tan mal. Se armó la mundial, palmas de tango, una gresca en la andanada del cuatro y la plaza pasando de lo que hacía un firme Castella, que intentó aliviarlo y dar confianza en los primeros compases; en el otro, que tuvo galope y son, apostó Castella, a quien se vio más fresco y ágil que en anteriores paseíllos esta temporada. Sebastián tiró con sus mejores armas: la quietud y firmeza. Un tanto irregular. En el punto clave tomó la mano zurda y llegó más tarde el acople muy quieto, muy seguro, tirando del animal. Fue cuando mejor la tomó el toro.El final fue marca de la casa. Toreo de cercanías con circulares ligados y balanceos en los mismos pitones. Dura porfía y gran entrega. Se pasó de tiempo la cosa y sonó un aviso antes siquiera de cambiar la espada. Con ella la pifió Sebastián, que pinchó antes de dejar media efectiva.

De Moral: Castella pierde con la espada la oreja que, como fuera, necesitaba cortar. Fue tras cuajar la muy emotiva y valentísima faena al sexto toro, uno de los dos aprovechables de los tres de Peñajara que remendaron la corrida de Garcigrande. Julio Aparicio solo pudo dejar muestras de su arte con varios y exquisitos naturales en su primera faena, y con unas preciosas verónicas en el recibo del cuarto y en el quite. Luego no se atrevió más. , dejándonos con la sensación de que su incapacidad ya es irremediable. El Juli, por su parte, fue grosera e incesantemente maltratado por el público durante la lidia del inválido segundo - que debió ser devuelto - con el que anduvo tan desmoralizado como displicente. Y con el quinto de Peñajara, por encima de su mala condición y tapando todos los defectos que tuvo, pero sin el más mínimo eco en los tendidos que, toda la tarde, se mostraron muy fríos cuando no feroces con el maestro madrileño.