Por Magaly Zapata desde Coracora
Vuelvo a la tierra de tradiciones. Vuelvo a Coracora desde aquel 2016 en que vine a cubrir su Feria Virgen de las Nieves par el programa de televisión que tuvimos en Panamericana llamado Pasión Fiesta y Tradición.
Y desde entonces hasta hoy, su plaza de toros ha crecido en aforo, entiéndase en tendidos, que para llevar el registro de esas ampliaciones en su parte alta se indica el año en que ha sido construido el cemento.
Pero lo bueno e importante es que aún con el aumento del cemento, aquel 'tendido de los sastres' coracoreño, que le llaman 'el cerro' luce inmarsesible y deseo que inalterable por los siglos de los siglos porque es con su estructura y su forma que pone un maravilloso sello de identidad. Inimitable y único hermoso perfil humano a su plaza, que dicho sea de paso, descubrí ayer le dicen popularmente 'Acho'. Si en Celendin, en este viaje de hace unos días atrás el decir 'llévame a Sevilla' al subir al Mototaxi era pedir que te lleven a la plaza de toros, aquí en Coracora decir 'al Acho' es indicar que te lleven a su coso taurino.
Y te lo cuento porque es la mejor y más pura demostración que nuestro Perú tiene cómo apellido TRADICIÓN. Porque tradición no es otra cosa que la transmisión de ritos, costumbres, expresiones, relatos y más hechos de generación en generación, trasmistiendo una forma de vivir la vida con esencia que incluso se mantiene con el paso del tiempo. Cómo aquí es el oír el quejido del wakrapuko, instrumento de viento que suena al soplarse los cuernos de vacuno, toros y vacas, unidos por cuerdas de cuero, que aquí resultan ser la banda sonora tradicional de sus corridas. Toques y versos para cada momento desde que antiguamente los oferentes buscaban los toros en el monte aquellos que regalan el toro para sus tardes taurinas, hasta que son arraatrados por un tiro de arrastre de bueyes para los comisarios, receptores de la donación, que han de recibir al Tótem en agradecimiento y señal de prosperidad, celebrándolo en un sacrificio trascendental en su historia. Y esto no es más que una amalgama de expresión de nuestra tradición o costumbrismo folclórico de nuestro acervo cultural y ancestral.
Esto es el Perú taurino señores, tan diverso en su transculturación y sincretismo que ha tenido la sabiduría de recibir la cultura taurina española aportando en su realización la propia, creando a través de siglos un expresión taurina muy propia y singular, única, según el pueblo en la que se vive y expresa cada año, desde la advicacion religosa hasta las costumbres de cada lugar.
Pues así es que en esta tierra de tradiciones ayer 6 de agosto, paradójicamente en el día que el país conmemora la última batalla por la Independencia, aquí celebrábamos la dependencia, porque independizados políticamente asumimos sincreticamente nuestras costumbres y tradiciones. Y aquí, independientemente de lo que dicta la tradición española las corridas no son de 6, son de 9 por tarde. 9 donados 9 en cada tarde como otro claro ejemplo del mink'akuni andino precolombino, en una suerte de acción colaborativa con el fin de tener la mejor celebración de sus fiestas y a eso se añade que históricamente han apoyado las ganaderías que pastan en su región.
Y el triunfador de la primera tarde de toros de tres fue el diestro español Juan del Álamo, que cortó dos orejas en su segundo del hierro Ramos número 59. Bonito bajito y con calidad que tuvo fijeza también, pero muy poca fuerza por lo que trasteó sujetándolo hasta que tras echarse el toro lo levantó y se metió con el pero ayudándolo y dejándole en la cara la muleta y así consiguió sacarle su fondo de casta y se puso a embestir mejor y sostenido, entregarse por abajo con nobleza. Se gustó torero y nos hizo descubrir el tesoro de la calidad del de Ramos. Estoconazo y dos orejas. En su primero no tocó pelo y aunque hizo bien, es decir sujetar con su temple al San Pedro por su justas fuerzas, no trascendió por lo sosito que iba. Y con el cierra tarde del hierro Dos Amadas de Caraveli no tuvo opción ni siquiera de pegarle un pase. Un marmolillo de malo.
Del gozo al pozo se podría decir que fue lo que vivió Alfonso de Lima. Llegó de un gran triunfo en Palca a no encontrase con su espada y pinchó faena, la de su segundo que a punto estuvo de oír los tres avisos. Ese fue un San Pedro al que recibió con macizas verónicas y quitó por delantales para luego en muleta. cuidando que no caiga con el temple por ambos pitones es cuando acorta distancia cuando se verdad conecta con el público pero alarga su labor y se complica en la suerte suprema. Era obra de premio pero no se pudo. Su primero de Cceñuales del Sara Sara fue un mansito que se iba a tablas pero algunos pasajes con temple pudo ofrecer. Y el último de su lote 7o en lidia de Ganadería Navarrete en su línea Domecq, se empleó en los lances muy ceñidos porque apretaba ya en muleta no valió para nada.
Juan Leal de Francia pudo haber tocado pelo en su lote pero el mal uso de la espada se lo impidió. Su primero de Ramos número 62 tuvo muy poca fuerza y la virtud fue conducirlo con temple m. Alto impacto al inicio de rodillas en los medios para lucir su alegre galope y también al cierre ya en los tercios, pero poca petición hicieron que sólo diera vuelta sin oreja. Su segundo fue de Navarrete número 312. Bonito burraco en Domecq la otra línea genética de la casa. No tuvo fuerza quiso embestir y no pudo. El torero lo intentó pero sin trascendencia. Silencio. Con el noveno del hierro de Colorado llegó la faena más rotunda de su tarde, parecía que no y embistió por abajo con codicia. Nadie lo vio venir, solo el. Y así fue que desde el primer muletazo le bajó la mano, lo sometió, y al dejarle puesta la muleta en la cara lo obligó para ligar y el toro aceptó entregarse humillando con conducía. Se sucedieron las tandas por ambas manos y el público emocionado quería indulto, pero el palco no quiso, si es menester entender sería porque no rebosaba embestida larga y al final además empezó a salir desentendido de la muleta. Pero fue encastado y bueno.
Terminada la corrida y tras la salida a hombros de Juan del Álamo que va contando sus tardes peruanos en volandas con triunfos en los que no abandona su esencia, muchos bajaron al ruedo para festejar, bailar y cantar. Un apunte es que no se debe demorar mucho el inicio, hora y media es demasiado cuando la tarde pinta larga con 9 toros 9, como manda su tradición.