martes, 25 de junio de 2019

Chota, una tarde de hermanos


Hoy se cumplió la primera de Feria San Juan Bautista en Chota por los 50 años de su plaza de toros El Vizcaíno con un mano a mano entre los hermanos Roca Rey, con Andrés como triunfador numérico (tres orejas en total) pero con la esencia del mayor, Fernando que cortó una con el lote de menos posibilidades pero que resumió esencia y torería.  El ganado de El Olivar ofreció nobleza en líneas generales y calidad aunque algunos se vinieron a menos pronto.  La plaza rozó el lleno.  

Fue una tarde en la que Fernando Roca Rey vino a disfrutar. No solo de un sueño cumplido, torear en este coso que tantas tardes de triunfo le vió y junto a su hermano menor y figurón mundial del toreo, sino de quizás dejarle la posta, de un relevo histórico para esta plaza.  

Estuvo enfibrado y salió a revienta calderas desde el primero al que recibió de rodillas por verónicas lo que fue la pauta de su tarde:  la entrega. Variado con el capote no solo en el saludo capotero (ahí quedan esos lances desmayados) sino que también en los quites.  Y con un poso especial en su andar por la plaza, no solo en los 9 pares de banderillas que protagonizó, sino también en ese 'torear sin toro' y cuando lo tenía, gustarse y sentirse, buscar la esencia de su sentimiento. Algo que en sus mejores años de temporadas largas no tenía y hoy trajo destapando su tarro. Si hasta se atrevió a matar sin muleta dos veces.  La oreja llegó en el segundo de su lote porque se lo inventó, era noble pero con poco contenido y él se lo dio especialmente por naturales.  Un saludo al tercio porque pinchó pero tuvo petición desatendida y una cariñosa vuelta al ruedo de reconocimiento a su entrega toda la tarde.   Brindó uno a su Padre y otro a su hermano.  

Andrés, el menor de los Roca Rey,  imagino que disfrutaría mucho viéndolo torear aquí en El Vizcaíno, como cuando lo veía entrenar o compartía tardes hace años, cuando era apenas un niño torero.  

Tuvo el lote con más posibilidades y claro que las exprimió.  Cortó dos orejas del 4o de la tarde un toro con clase que supo sujetar y conducir en profundidad, especialmente en naturales con ambas manos, y los remates de pecho que son un portento de cartel de toros.  Estoconazo y a cobrar. Esta faena la brindó a su madre 'porque sin ella yo no sería nada' me dijo.  

Tuvo fuerte petición en su primero que el juez no atendió por un pinchazo y fuerte también fue la del sexto, mérito a otra faena en la que se gustó con la zurda y como en anterior, se enroscaba al toro por derechazos en redondo. Dominador total. En esta, la última faena de la tarde, le dieron un apéndice y salió con su hermano a pie.  

Nos deja Andrés con una angustia... ese brazo derecho que acusó dolor toda la tarde.  

La tarde fue  oscura por el cielo cubierto de nubes negras pero brilló por la complicidad de los hermanos que compartieron con sus padres en los brindis y por el toreo que nos hicieron disfrutar.