Fue una tarde pasada por agua de inicio a fin. El torero peruano Joaquín Galdós y el diestro venezolano Jesus Enrique Colombo salieron a hombros en la corrida que abrió la Feria de Chota 2018. Manuel Escribano no tuvo esa fortuna al demorar la muerte del cuarto toro y saludó una ovación en los medios y además resultó con los dedos de la mano cortados al entrar a matar. Se lidiaron tres toros de San Simón, destacando el quinto que dio la vuelta al ruedo en el arrastre. Y tres de Santa Rosa de Lima, destacando la calidad del cuarto. La terna hizo su presentación en El Vizcaino.
Escribo tuvo un San Simón primero que se apagó pronto y apenas dejó ver su toreo. Lo recibió con larga cambiada y compartió banderillas con el venezolano, que luego devolvió el gesto en su turno. Espoleado por el triunfo de Colombo, salió por las dos en el cuarto, de Santa Rosa de Lima que humilló y tuvo calidad por el derecho, lo entendió desde su salida y lanceó con gusto por verónicas, luciéndose en banderillas, con la muleta toreo por abajo, largo y con temple, gusto pero tras la espada que se escupió descabello y el premio se esfumó.
El peruano Joaquín Galdós no tuvo en el de Santa Rosa de Lima un toro propicio para su presentación, se aplomó pronto, no se empleó de salida de ahí que apenas dibujara una verónica de las suyas. En muleta, hizo tremendo esfuerzo por poner lo que faltaba, pulseando, siempre con hondura, y algún derechazo largo y redondo fue un cartel de toros. Espada entera y el dilema, media plaza que si otros que no, pero el palco concedió oreja que debió recibir. Pero lo mejor llegó con el quinto de San Simón. Un castaño con cuajo y bonitas hechuras que embestía con nobleza y cadencia. Galdós lo sintió y nos regaló un ramillete de veronicas, de las suyas, acompasadas, toreras, templadas y cadenciosas. A pesar de paraguas y mas, ya empezaban los ánimos de las más de doce mil almas a sentir su abandono, su arte y torería y a gritar Perú, Perú. Basó su faena por naturales, y a cual mejor, por largo y mas hondo, con ritmo y compás, suavidad, temple, tersura y finura que hizo más que evidente la calidad del San Simón que humillado se entregaba a la obra del nacional. Breve por derecha pero no menos calidad y siguió por izquierdas. Recetó una entera arriba que corroboró con un descabello y la plaza exigió al palco el doble trofeo. Otro gallo que canta en su corral, otro peruano que profetiza en su tierra y se mete en el corazón de la afición de Chota.
Lo de Colombo es de destacarse. Llegó y besó el santo. Carisma, entrega, alegría y rápida conexión con los tendidos. Despliegue de variedad capotera del venezolano que apunta alto. Los remates a una mano, clásicos en el, de compás abierto y más, el recibo a una mano, de ida y vuelta, como una larga barriendo la arena, de quilates toreros. Su primero de San Simón se desplazó con nobleza y lo aprovechó mejor por derechas, sea bajando la mano en largo, o desmayando la mano mas en cortó porque ya era requerido. Estoconazo algo desprendido pero contundente que motivaron doble trofeo. En el de cierre poco pudo hacer, doblaba las manos, acaso por alguna lesión durante la lidia pero quizo agradar, lo intentó pero fue inteligente no alargar faena para no aburrir, la lluvia arreciaba otra vez y la llave de la puerta grande ya la tenía en el bolsillo.
Así entre aguas salieron el y Galdós aupados por la puerta grande del coso El Vizcaino de Chota en la primera de tres tardes de toros.