Madrid día 2. 15 mayo 2015. Otro momento dramàtico en la arena de Las Ventas. Tarde fría y muy ventosa. Dos veces infame fue el viento. Huracanado y en rachas que sólo aportaban peligro ante los toros de Parladé, duros peligrosos y muy difíciles por el viento reinante flameaba percal o pañosa como bandera. Mejor por movilidad el de cierre. Con él Fandiño construyó con tesón una faena de aguante ligando sin perder pasos y con temple. Importante. Pinchó y entera a la gamuza después de sufrir pérdida de conocimiento tras ser prendido por las rodillas al entrar a matar y caer feamente sobre su cabeza. Inerte en el ruedo. Inmóvil. Parecía sin vida.
Ya
sabiamos que en ese saldría a dejarse matar por aquello del amor propio.
Petición casi unanime. Su primero no le dio opciones. Sentada en la barrera 11 del T9 lo tenía a la
izquierda en el callejón y pasó toda la tarde con la cara pegada a las tablas
mascando su miedo, o reconcomiando la suerte que vendría, viendo lo que iba
saliendo, sintiendo el viento como enfriaba ilusiones. Las dos veces que salió en su turno, cruzamos
miradas y acaso un discreteo ¡suerte Iván! Acaso le haya servido de apoyo
moral ante la situación que él ya había decidido vivir: la porta gayola. El todo o nada. Esa especie de tontería invenada para
demostrar que estás decidido a todo. O
que te juegas todo en una carta. En un
minuto. Y me viene a la memoria la frase:
Así se viene a Madrid.
Diferente
talante percibió la parroquia de Perera.
Atascado en el viento me parecía y en el peligro que supone para el que
se pone delante, no estuvo, no fue el MAP triunfador que salió a hombros tras
un faenón de aguante y cabeza ante el Adolfo… esta vez no estuvo. Precavido, perdiendo pasitos sin quedarse en
el sitio y aguantar, y ligar. La gente
lo viò y lo recrimió.
Todo lo contrario
Abellán. Decidido. 2 porta gayolas. Aguantó, apostó y ganó. Oreja por tres tandas monumentales de
naturales en Sol a un toro que rebañaba y le buscaba la yugular. Le puso el pecho, citó de frente, sin ambages
y lo sacó por detrás. Enorme. Otra gran experiencia en venteña. De las que dejan mascando el miedo.