A la hora del paseíllo cayó el temido chaparrón, se hablaba de suspensión, Hablaron Juli y Morante en el tendido y dijeron que para adelante. Manzanares asintió. Gracias a Dios resucitado. Paró al instante. No volvió a llover hasta que Juli salía a hombros. Se hablaba que Juli miro a la nube que venía de Huelva y le ordeno pararse. La nube se paró, claro. ¿Qué podía hacer?
Se hablaba de Manzanares como el torero de Sevilla. Lo es. Al empezar la faena alguien gritó "venga que estás en tu casa" y así toreó, demasiado cómodo quizá. O demasiado incómodo por la actitud mandona del invitado.
¿Desde cuando no se hablaba en Sevilla de un rabo? Para Juli hubo petición, una faena a un toro bravo cuajado en capote, muleta por ambos pitones y matado de esa forma no debe temerse ser premiada de esa forma. El presidente sacó los dos pañuelos juntos. ¿Tenía el tercero?
Habló Sevilla, (se me ponen los pelos del alama de punta al recordarlo) y gritó "torero" a Juli. No regala semejante adjetivo esta plaza, Pero si además le acompañan palmas por bulerías, hablamos de algo grande. Muy grande
Habló un reventa en la puerta del Príncipe mientras Sevilla esperaba la salida de su torero a hombros, cuarta vez que la abre aunque sólo la atravesó tres "Que abran las taquillas, que me llevo el papel que queda para la de Miura del domingo de feria, que este Juli la monta". Se hablaba verdad. Se hablaba de toreo grande. Este Juli la ha montado ya.