Por Pedro Abad-Schuster
Zaragoza, domingo 10 de octubre de 2010. Lleno. 6 toros de Salvador Domecq, alguno anovillado o justo de trapío, de diferente juego, embestidores con cierto genio aunque a menos y sin clase fueron 4º y 5º. El Cid: ovación, dos orejas. El Fandi: silencio, vuelta (revolcón y paliza). Alejandro Talavante: silencio, ovación. El video de la corrida está en el link siguiente (copiar y pegar): http://www.plus.es/feriastaurinas/player_video.html?xref=20101010pluutmtor_1.Ves
Sólo el Cid ha sabido meterse a sus toros, llevarlos a su gusto, atemperarlos y sacarles el partido oportuno, pareciendo en sus manos algo más de lo que en realidad fueron. Con el 4º, el del triunfo, el mejor toro presentado de la tarde, de 562 kilos, negro bragado, tocado de armamento, que cumplió en varas como bueno y embistió, aunque a menos en la muleta. Un animal que empezó embistiendo con clase y metiendo la cabeza en la franela, pero que a raíz de la tercera tanda cambió una barbaridad, radicalmente; acortó el viaje, levantó la cara en las arrancadas y en el discurso de la embestida, abandonó la entrega inicial y terminó por entrar al paso. No fue pues un toro fácil y sencillo, claro, noble o boyante. Fue un toro que El Cid supo aprovechar en cada momento; cuando se entregó, dándole distancias y encauzando sus encastadas embestidas en dos series con la derecha emocionantes, en las que brillaron dos derechazos soberbios; cuando acortó distancias, aprovechando para rematar las tandas con trincheras de gusto o con pases de pecho largos, profundos y mandones –de los que dan salida al toro por la hombrera contraria-; y cuando al final el toro recuperó algunos alientos, con guiños para la galería como ese largo circular y medio en el que el toro respondió con creces. Eso, también es torear. Se tiró derecho, con ganas, y cobró la estocada, dos orejas quizá algo exageradas que le abrió la puerta grande del coso de la Misericordia.
El Fandi con el 5º de la tarde, negro mulato y bragado, de 501kilos, de trapío menos que justo para un coso como La Misericordia de Zaragoza, manso, y aunque embistiendo, un poco a menos al final. La película fue variedad capotera, pares a cabeza pasada –también en distintas suertes-, parar el toro a la carrera entre ovaciones y una faena de poca calidad con su acostumbrada entrega. Sufrió un más que severo revolcón, con paliza añadida, el toro le pisó el gemelo y se ha escapado. Volvió a la cara del toro para deleitar con toreo populista, que caldearon los tendidos. Demora en la suerte suprema que dejó el agradecimiento en vuelta al ruedo. Parte médico: El Fandi fue atendido en la enfermería de un varetazo corrido en pierna derecha pendiente de diagnóstico por imagen. Pronóstico reservado.
Alejandro Talavante con el 6º de 502 kilos, menos que justo de trapío como algún hermano precedente, negro mulato chorreado, delantero de defensas, manso y complicado. Quitó Talavante por lopecinas con más ganas que acierto –enganchadas al final; gustaron más las saltilleras cambiadas de su primero. El animal llegó al trasteo punteando, pero sin llegar a enganchar la muleta del extremeño, que, de nuevo firme y sereno, le aguantó bastante las brusquedades o el que cada vez se quedase más corto en las series. Volvería, sin embargo, a perder la muleta en un natural, por ceñirse el toro una barbaridad, midiéndole mucho y mirándole en lo sucesivo. Y de ahí a apagarse todo fue un paso; acabó sucio lo que era limpieza, sin clase, las embestidas algo geniudas iniciales, y sólo la voluntad del diestro se impuso en un final a menos. Una buena estocada por arriba –aunque con pérdida de la muleta-, rubricó una digna pero poco afortunada intervención. Para mañana lunes se cayó del cartel Juan Mora, y será Daniel Luque quien finalmente sustituya a Manzanares convaleciente. (Fuente: cope-Rafael Cabrera).
Fotos: http://www.burladero.com/galerias/014565/zaragoza/octubre/corrida/toros
