Fue escandalosa y polémica la manifestación antitaurina por la presencia de un torero en el programa porque sin duda alguna ello significaba (más allá de la persona) que La Fiesta ganaba presencia mediática a nivel nacional. Y por ello, es de destacar la posición de "la señito" ante los ataques de los antitaurinos con su virulencia disfrazada de fundamentalismo y sensiblería barata. No sólo los desenmascaró ante la gran pantalla sino que los criticó, con la fuerza que le da una imagen mediática, calificándolos como violentos e intolerantes. Que es lo que son.
No hay duda que ella sabía en lo que se metía. Sabía lo que podría o no afectar su imagen, que es a lo que temen TODAS las empresas y empresarios cuando uno toca sus puertas para pedir apoyo publicitario. Se la jugó y ganó. Gisela ganó audiencia (que se traduce en moneda) y por otro lado ganó La Fiesta porque se demostró que la presencia de un torero, que a más de bailar, toreó en la pista de baile muchas galas, para nada influyó negativamente entre los auspiciadores. Si hasta lo tuvieron "cenando" con la marca de pasta patrocinadora.
El torero también sabía a lo que se metía y lo hizo no sólo por un asunto personal sino porque en ello iba también ser la imagen de La Fiesta, y por eso se le agradece. Aguantó insultos y amenazas de los antitaurinos (quienes leíamos el Facebook suyo y el del programa lo sabemos, faltando el respeto hasta a sus progenitores) pero su participación demostró que un torero es primero una persona solidaria y tolerante que sabe responder generosamente al llamado de ayuda, aunque sea por esa vía, y entregar su tiempo (viaja para torear, entrena, estudia en la universidad y además el baile) a un causa noble.
Por eso, como aficionada quiero hacer público mi agradecimiento a la señora Valcárcel por la firmeza en sus convicciones que aportó a nuestra causa y al torero Fernando Roca Rey por su entrega en favor de La Fiesta Nacional.
