sábado, 2 de octubre de 2010

Video 3ª de Otoño en Madrid. Juan Mora ¡Extremadura tiene un torero!

Por Pedro Abad-Schuster

Madrid, sábado 2 de octubre 2010. Tres cuartos de entrada. 5 toros de Torrealta, desiguales de presencia, embestidores, con poca clase, el 6º el mejor en el último tercio; 1 toro de Martín Lorca (3º), descastado, sin clase. Juan Mora: dos orejas, oreja. Curro Díaz: ovación, oreja. Morenito de Aranda: silencio, oreja. El video de la corrida está en el link (copiar y pegar): http://www.plus.es/feriastaurinas/player_video.html?xref=20101002pluutmtor_1.Ves

¡Hemos visto, en una sola tarde, más que en todo San Isidro junto! Y después de descubrirnos con respeto ante la obra de arte del veterano maestro Juan Mora, sin ser buena corrida, ha habido detalles que saborear en los tres espadas de cartel, cada uno a su estilo, por encima del ganado. Buena prueba fue lo que le sacó Curro Díaz al buey lidiado en quinto lugar, un manso reservón y parado, al que le arrancó, como pudo, una docena de naturales colocado entre los pitones. Las ganas y el buen correr la mano zurda de Morenito en el sexto….

Y Juan Mora, un diestro de pocas corridas, un torero de clase y gusto aquilatados ya muchas veces en este coso –una sola puerta grande a sus espaldas…. ¡qué lección de toreo eterno ha dado esta tarde en Las Ventas! La planta erguida, la figura natural, el temple medido, el llevarse los toros a la espalda con perfecta naturalidad, la espada de verdad, la estocada por arriba, la clase para dar y regalar, la mano buena… la izquierda, la faena medida, justa y precisa, rematada en el momento más apropiado. ¡Esto es torear y no el dar cien muletazos de esos pegapases! Con su 1º, con 615 kilos, sin embestidas claras, ni francas, ni largas, ni bajas en la muleta o capote, Mora ha sido un diestro capaz de explicar como muy pocos, como dos o tres escogidos, lo que es la naturalidad, el estilo, la forma y fondo del arte, el toreo eterno. Un torero que comenzó regalando unos delantales de mano baja y desmayados en el remate que ya fueron coreados por el público, atento al desarrollo del festejo desde su mismo comienzo. Un maestro con personalidad que tras de buscar por los tendidos a quien debía brindar –allá por el dos- con ademanes de auténtica torería estuvo a punto de que le tocaran, no sólo las palmas, sino un aviso del usía; y que salió a demostrar que el arte, cuando se lleva, trasciende del ruedo, del toro, de las limitaciones y los años, hasta ahondar en el alma del espectador receptivo. Hubo un tanteo genuflexo con algún muletazo de clase, dos series por la derecha, algo despegadas, pero llevándose al toro a la espalda, mandado y limpio, enseñando al toro a meter la cara, con un pase del desprecio superior o un derechazo de cartel. El toro comenzó a quedarse más corto y limitado por ese pitón, y cogió la mano del cortijo. Y llegaron, como si tal cosa, con la mejor de las naturalidades, dos tandas con la zurda, de exquisita plasticidad, de pases largos, dulces, suaves, de mano baja, nada forzados, sin necesidad de componer la planta o buscar posturas, un circular eterno –por lo clásico y lo largo y profundo que salió- y un natural como para plasmarlo en un lienzo. Otra segunda tanda, la quinta de las enjaretadas, y sin solución de continuidad, la estocada en las péndolas, por arriba, como se tienen que matar los toros, porque salió armado, como siempre lo ha hecho, con el acero de verdad. Se retiró con ademanes toreros de la cara del toro sabiendo que éste había de doblar, que sucumbir ante la pureza del acerado filo triunfal; y cayeron esas dos orejas de ley.

Con el 4º de la tarde, con 534 kilos, un toro embestidor con poca clase, que no ofreció el juego esperado, saldría Juan Mora a demostrarles que querer es poder. Un buen comienzo, con torería derrochada a espuertas, tres series a derechas quizá perdiendo algo de terreno para encelar al toro, pero llevándoselo en redondo, metiéndoselo en vez de despedirlo hacia el más allá, y una tanda con la zurda, mucho mejor, más colocado, dejándonos otro natural de ensueño al final, antes de volver a armar el brazo y dejar una estocada entera, por los rubios, algo tendida. Al adornarse en la muerte le cogió, infiriéndole un puntazo en la cara posterior del muslo derecho; pero la emoción del momento acabó por decidir a la gente a pedir una oreja; y aunque no fuera mayoritaria, el palco la concedió. Su próxima comparecencia swerá en la Feria del Pilar de Zaragoza, sustituyendo a un convaleciente Manzanares. (Fuente: cope-Rafael Cabrera).

Fotos: http://largacambiada.blogspot.com/ http://www.burladero.com/galerias/014455/feria/otono/madrid/octubre http://www.mundotoro.com/auxiliar/galerias2010/madrid02102010/index.html