Las siguientes son las reacciones iniciales de la prensa taurina española sobre el galardón universal al peruano Mario Vargas Llosa. Se adjunta al final, el artículo del brillante escritor universal Mario Vargas Llosa escrito en 2004, “Los criadores de toros de lidia”.
ABC – Andrés Amorós.
Los aficionados a los toros estamos de enhorabuena por el Premio Nobel concedido a Mario Vargas Llosa: además de gran escritor hispánico, verdadero aficionado y defensor sin complejos de la Tauromaquia.
Los lectores de ABC lo han podido comprobar varias veces.El pasado mes de junio, compartí con él el burladero de la plaza de tientas del ganadero José Moya. A Mario le interesó especialmente observar el procedimiento de selección del ganado bravo, además de disfrutar con la estética de Finito de Córdoba. Pasamos una jornada estupenda, con nuestras mujeres.
El motivo era haber ganado el III Premio Periodístico Taurino Manuel Ramírez, del ABC de Sevilla. En el acto de entrega, Catalina Luca de Tena recordaba «aquel inolvidable Pregón Taurino, en el Teatro Lope de Vega, en la primavera del año 2000», y citaba una preciosa frase del escritor, en aquella ocasión: «Tras ver al Gran Poder, ahora entiendo mejor los silencios de la Maestranza».
En aquella noche sevillana, Mario Vargas Llosa pronunció frases inolvidables: «Si se suprime la Fiesta Nacional, sufrirá una herida profunda la libertad humana». (Así la llamaba, «Fiesta Nacional», sin complejo «progre» alguno). Y concluía: «Reclamamos el derecho a seguir yendo a la plaza y gozar y sufrir».En mayo, habíamos compartido palco en la plaza de Bilbao, en el centenario del Club Cocherito, con Mario, Patricia y su hijo Álvaro. Años antes, estuvimos juntos viendo las corridas de las Fallas y pude comprobar que su afición tenía fuertes raíces familiares. Sobre ellas le pregunté en una larga conversación que publicó ABC, apenas incorporarme yo a su crítica taurina.
Recordaba él el primer festejo al que asistió; la presunta capa de Juan Belmonte que conservaba como santa reliquia su tío Juan; la emoción al ver «Sangre y arena»; sus sueños infantiles: «Como todos los que jugábamos al toro, de chico, yo quería ser torero». ¿Qué opinarán los antitaurinos de un Premio Nobel de sensibilidad reconocida universalmente que soñaba así con la Fiesta? (El propio escritor me lo ha dicho: nunca ha recibido tantos mensajes insultantes como cuando defendió por escrito la Tauromaquia).Y siguió soñando, en la Plaza de Acho: Luis Miguel, Ordóñez, Pepe y Antonio Bienvenida...Me quedo con un frase que me dijo: «Algunos de mis recuerdos más ricos y hermosos están unidos a los toros...» Felicidades a Mario Vargas Llosa, a la literatura en español y a la afición a los toros.
ABC Sevilla.
ABC ha reconocido el talento literario de Mario Vargas Llosa y su defensa del mundo de los toros frente a las prohibiciones de Cataluña en dos ocasiones con dos premios de la Casa: el Mariano de Cavia de Periodismo, que ganó en el año 1997, y el III Premio Periodístico «Manuel Ramírez», que le otorgó recientemente ABC de Sevilla. El Mariano de Cavia lo obtuvo por su artículo «Los inmigrantes», aparecido en el diario «El País». A continuación, reproducimos un extracto del discurso que pronunció al recibirlo: «De más está decirles lo mucho que me alegra y emociona recibir este Premio Mariano de Cavia, de tan rica solera, seguramente el más antiguo que existe en España y acaso en Europa para premiar un trabajo periodístico. Desde luego que me siento muy orgulloso de integrar esa genealogía de grandes escritores, grandes periodistas y grandes escritores-periodistas que me han antecedido en el Mariano de Cavia. Es desde luego un enorme estímulo para una vocación que en mi caso ha estado siempre muy cerca de mi vocación literaria, la del periodismo». «Me alegra también muchísimo recibir este premio, porque ha sido otorgado por el diario ABC a un colaborador del diario rival, que es “El País”, una prueba inequívoca de la imparcialidad con que este premio se otorga, y también una demostración flagrante de la cariñosa amistad, del buen entendimiento y de la cordialidad que reina entre los periódicos rivales en España.
Una muestra de alta civilización, que, estoy seguro, todos, ustedes, igual que yo, aplauden con entusiasmo y con fervor (...)». «Quisiera decirles que este premio me conmueve mucho por ser un premio de periodismo. Sin el periodismo yo no sería el escritor que soy, y no hubiera escrito la mayor parte de las novelas que he escrito. Comencé a hacer periodismo cuando era casi un niño de pantalón corto, cuando estaba en el cuarto año de media, llevando los cables de la oficina del «Internacional News Service» al diario «La Crónica». En unas vacaciones que para mí son inolvidables porque me mostraron por primera vez una Redacción. Esa Redacción que yo conocí a mí me imantó y me decidió a ser periodista (...)». «Gracias al periodismo, yo pude romper un poco la tremenda incomunicación que existe todavía, pero existía mucho más cuando yo era joven en mi país, entre los diferentes grupos, sectores y clases sociales, que vivían prácticamente separados por compartimentos estancos».
Defensa de los toros. Mario Vargas Llosa también ha demostrado ser un fervoroso defensor de la Fiesta Nacional, de ahí que fuera galardonado el pasado mes de junio con el III Premio de Periodismo Taurino «Manuel Ramírez», que otorga ABC de Sevilla. En un artículo titulado «Torear y otras maldades», aparecido en el diario «El País», el autor de «Conversaciones en la Catedral» defendía la libertad de acudir a los toros, aún a sabiendas de la crueldad que muchas veces supone este arte, pero esgrimiendo, por encima de todo, el modo democrático que existe de no asistir a una corrida de toros. En su discurso comentó que «vivimos momentos difíciles para la Fiesta, que es parte fundamental de nuestra historia y cultura», haciendo hincapié en la campaña antitaurina de la que se han hecho eco «públicos para acabar con ella», por lo que consideró muy importante que «quienes amamos la Fiesta, salgamos a defenderla con argumentos convincentes».
El escritor y académico fue claro al resaltar que si la Fiesta es suprimida, «no sólo la cultura sufriría una herida profunda, sino la libertad humana», por lo que reclamó «el derecho a seguir yendo a la plaza a gozar y a sufrir». Defendió, asimismo, la importancia de la existencia del toro bravo, del que recordó que «probablemente, entre todos los animales, ninguno es tratado con tanto mimo y amor desde que nace hasta que muere». Pregón taurino en Sevilla. También cabe recordar el pregón taurino de Sevilla que ofreció este escritor en abril del año 2000 instancias de la Real Maestranza. En esa ocasión recordó su vocación frustrada de torero como «Manolete del Perú». Aparte de ensalzar ese día su pasión por le mundo de los toros, reconoció al principio de su intervención que consideraba su elección como pregonero un honor más importante que ganar el Premio Nobel.
Unión de Criadores de toros de lidia.
La Academia Sueca ha concedido el Premio Nobel de Literatura a Mario VBargas Llosa (Arequipa, Perú). Los Nobel son los premios de mayor prestigio mundial. Se conceden anualmente a personas que hayan realizado investigaciones sobresalientes o que hayan contribuido notablemente a la sociedad con su obra. El autor de Coversación en La Catedral, Pantaleón y las visitadoras y La ciudad y los perros, sin duda alguna tres obras maestras que justifican por sí mismas su larga y prolífica vida entregada a la literatura. Pero Vargas Llosa no se ha olvidado de ser una figura comprometida con su tiempo. Fue candidato a la presidencia de Perú, ha combatido fervientemente a las dictaduras (El sueño celta, su próxima novela, trata sobre la dictadura en el Congo) y es un excepcional defensor de la Fiesta de los Toros. La afición taurina le viene de niño cuando jugaba a los toros con sus primas. Además su tío tenía un capote de paseo de Juan Belmonte que al parecer le había regalado el pasmo de Triana en una de sus visitas a Perú. Entre las numerosas colaboraciones que ha realizado Mario Vargas Llosa, la Unión de Criadores de Toros se siente muy orgullosa del prólogo que escribió para el libro conmemorativo del Centenario. En el archivo adjunto reproducimos el texto íntegro que se publicó en Un Siglo de Toros, y que constituye un hecho extraordinario para nuestra entidad. Desde la Unión de Criadores de Toros de Lidia queremos enviar nuestra felicitación y nuestra gratitud a Mario Vargas Llosa. La Unión se siente honrada por tener en su archivo histórico a uno de los mejores escritores del siglo XX.
Los Criadores de Toros de Lidia. Por Mario Vargas Llosa.
Los adversarios de la fiesta taurina fundan sus argumentos en una condena de la crueldad ejercida por el hombre contra los animales. Este es un sentimiento generoso y altruista que nadie puede rechazar someramente.
Sin embargo, a menudo la protesta contra la violencia de que son víctimas los animales elude encarar directamente la realidad en la que, a diario, en todos los países del mundo, aquella violencia se manifiesta de múltiples maneras y, a veces, con refinamiento malsano, por razones de alimentación, de vestuario o de placer (como en la caza) sin suscitar campañas semejantes a las que amenazan a la fiesta de los toros desde hace un siglo por lo menos.
Ojalá que los adversarios de las corridas de toros examinen cuidadosamente las páginas de este hermoso libro con que la Unión de Criadores de Toros de Lidia ha decidido celebrar su centenario. En sus páginas comprobarán que, contrariamente a lo que sostiene el enemigo de la tauromaquia, toda la fiesta está concebida como una celebración del toro, el mítico animal cuya leyenda y simbolismo echa raíces en los orígenes de la civilización europea. El toro de lidia es un animal noble y bravo, que se realiza en el desafío y en el combate y cuyo instinto no es contemplativo ni pacífico sino beligerante y agresor.
La fiesta ha canalizado ese instinto hacia la plaza, donde el toro de lidia ejercita su bravura y se realiza enfrentando al torero que, armado apenas con un trapo rojo y su destreza, lo provoca, lo esquiva, lo obliga a danzar con él una misteriosa y arriesgada danza en la que cuajan de pronto esas imágenes electrizantes que ponen de pie a los tendidos.
Es verdad que el precio de ese bellísimo espectáculo es la muerte, el destino final de todo lo viviente, y que la preceden unos minutos de sufrimiento y de dolor, que con frecuencia no son sólo los del toro sino también los de los espadas que se enfrentan a él. Pero, a todo este espectáculo precede un larguísimo proceso, bien documentado en este libro, de crianza, cuidado y selección del toro de lidia que es un ejemplo de devoción y cuidado por el animal.
Es importante recordar que el toro de lidia existe porque existe la fiesta de los toros y no al revés. Si la fiesta se suprimiese, el toro de lidia desaparecería y no quedaría de él en la historia, sino el recuerdo, las imágenes capturadas por el arte, la literatura o la memoria, y su rastro se extinguiría rápidamente. Sin duda, en la imposible hipótesis de que pudieran ser consultados, los toros bravos preferirían vivir y ser protagonistas de la fiesta, que pasar a la inexistencia, a la que los condenan quienes se empeñan en abolir la fiesta de los toros.
Esta fiesta tiene una rica tradición en España y en América y reverberaciones de ella llegan a otros países donde el número de aficionados es importante. Esta fiesta ha dejado una huella profunda en el arte y en la literatura y sus grandes figuras forman parte de un patrimonio que no puede ser destruido sin causar una mutilación profunda a la historia y a la cultura que comparten cuatrocientos millones de personas en el mundo. Este libro rinde homenaje a los criadores de toros bravos, protagonistas fundamentales de la fiesta y, sin embargo, los menos conocidos del gran público. Con su dedicación, su rigor, su amor al toro y a la fiesta ellos han contribuido decisivamente a dar a ésta su brillo y su esplendor. Lo que hacen no es solamente una industria; es, ante todo, una vocación, un acto de servicio que exige muchos riesgos y sacrificios que no siempre están recompensados por el éxito. Por eso, todos los aficionados tenemos el deber, en este su primer centenario, de desearles una larga vida. Madrid, diciembre de 2004.