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miércoles, 18 de junio de 2025

𝑨𝑪𝑯𝑶 𝟮𝟬𝟮𝟱 || 𝑪𝑨𝑹𝑻𝑬𝑳𝑬𝑺


Por Magaly Zapata 
Esta noche la empresa Producciones La Esperanza presentó los carteles de la 𝐅𝐞𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐒𝐞𝐧̃𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐌𝐢𝐥𝐚𝐠𝐫𝐨𝐬 𝟐𝟎𝟐𝟓.

Constará de seis tardes de abono, dos novilladas y cuatro corridas de toros, del 18 de octubre al 2 de noviembre, tres fines de semana con festejos en sábado y domingo, inédito en la historia de la feria limeña. 

Además de Roca Rey que anunció su solitario en Madrid hace una semana, los peruanos anunciados son Alfonso de Lima y Joaquín Galdós estando la tarde del 1 de noviembre sin torero peruano en el cartel.  Entre los extranjeros se anuncian a Morante de La Puebla, Sebastián Castella, Alejandro Talavante, Fernando Adrián, David Galván, Morenito de Aranda y Colombo. 

En las novilladas torearán cuatro novilleros peruanos: Pedro Luis, Joaquín Caro, Josuel Mallqui y José Antonio Tapia. Con ellos se anuncia al colombiano Negret y al portugués Bastos. 

Los toros son de los hierros españoles Núñez del Cuvillo y Domingo Hernández y los peruanos de Paiján, San Pedro y Salamanca.  En las novilladas se lidiarán las ganaderías peruanas Camponuevo y San José del Monte que marca su debut en Acho. 

𝐄𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐛𝐢𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬:
1a. Abono. Novillada SÁB. 18 Octubre. Novillos de San José del Monte para Felipe Negret (Col), Joaquín Caro (Per) y Josuel Mallqui (Per)

2a Abono. Corrida de toros DOM. 19 Octubre. Toros de San Pedro y Salamanca para Morenito de Aranda (Esp) Alfonso de Lima (Per) y Jesús Enrique Colombo (Ven).

3a Abono. Novillada SAB. 25 de Octubre. Novillos de Camponuevo para José Antonio Guerra (Per), Pedro Luis (Per) y Tomás Bastos (Por)

4a Abono. Corrida de toros.  DOM 26 de Octubre. Toros de Paiján Y  Domingo Hernández para David Galván (Esp), Fernando Adrián (Esp) y Joaquín Galdós (Per). 

5a Abono. Corrida de toros. SAB 1 de noviembre.  Toros de Núñez del Cuvillo y Domingo Hernández para Morante de La Puebla (Esp), Sebastián Castella (Fra) y Alejandro Talavante (Esp)

6a Abono.  Corrida de toros. DOM 2 de noviembre. Toros de Toros de Núñez del Cuvillo, Domingo Hernández y Paiján para Andrés Roca Rey en solitario. Celebra 10 años de alternativa.
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martes, 19 de noviembre de 2024

ACHO 2024 LA FAENA DE LOS ESCAPULARIOS

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ACHO 2024. La FAENA DE LOS PREMIADOS
- Castella en el 4o toro cortó las dos orejas
- y el toro se llamó Novelero #242 del hierro español Núñez del Cuvillo que le dieron vuelta al ruedo en el arrastre



ACHO 2024 NOS DEJÓ UNA SORPRESA... Manuel Caballero

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ACHO 2024 NOS DEJÓ UNA SORPRESA
El diestro Manuel Caballero que hace unos años fuera de los protagonistas feriales en Lima lo encontramos en el callejón de Acho y esto fue lo que nos dijo. Vuelve después de 26 años…



ACHO 2024. LOS AFICIONADOS OPINAN…

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Al terminar la última de feria limeña buscamos la palabra de algunos aficionados para medir el sentir sobre quien creían sería el triunfador de la Feria Señor de los Milagros 2024. Y el resultado de esta pequeña encuesta podríamos decir que reflejó el resultado final tras el fallo del Jurado de los Escapularios.



lunes, 18 de noviembre de 2024

ACHO 2024. Castella se lleva su 4o Escapulario en una tarde con duende

Cerrojazo en Acho con Sebastián Castella y Roca Rey a hombros


Por Magaly Zapata

Acho vivió una de sus más bonitas tardes de los últimos años, una tarde con duende, eso fue, de las que se sienten y se atesoran, en la retina y en el corazón, que tamiza y deja la esencia de un encanto inefable, qué difícil describir, y que empezó hace poco más de 3  meses, con esperanza en La Esperanza y no defraudó. La feria fue in crescendo, a más. 

Y en este cierre se sentía en los patios de Sol y de Sombra algarabía por el presagio de algo grande; Lima sabe, Lima conoce, Lima tiene memoria taurina. Lima siente, Lima aquilata y se entrega. 3 toreros 3 conceptos: el de entrega y finura en los vuelos, el del artístico empaque torero y aquel otro poderosamente arrollador. Esencias del insuperable cartel del  17 de noviembre 2024 que cerró feria con Castella, Manzanares y Roca Rey. 

Y por eso Lima llenó su histórico escenario, de vida, de entusiasmo y de ilusión, cuando los reaños del alma buscan motivos de redención para seguir existiendo, había que ir por el cambio y se hizo, unidos empujamos el carro con esperanza, con fe que el nazareno nos sostenía en su manto protector. Ese nazareno vistió el torero de Alicante, respeto y devoción, en el nombre del Padre. Impedir no puedo que borbotones de emoción lleguen a usted cuando es la verdad del toreo la que colma y calma.  Calma la ansiedad y colma el alma.   Nos jugábamos mucho y la verdad nos hizo libres para seguir encontrándonos en esta seña de identidad y tradición.  Un himno desgarrador por la libertad, libres seremos siempre y tanto, que cuando retumba y remece los machones de mi Acho del Alma, es el preámbulo de una tarde donde la libertad en su más pura esencia dramática se expresa ante la muerte, trágico rito que aunque la música intenta ponerle  alegría, existe y está. Es su esencia. Drama ante la muerte y drama en libertad. 

Y lo digo porque el cierre de Acho tuvo en las tres muletas esos matices de expresión: la algarabía del olé que ruge como ‘un aria de los 9 do’ levitando en la floritura,  hasta el ole gutural que como quejío quiebra la voz, tan seco que parte el alma;  o aquel envuelto en mística gregoriana cuando surge como oleada mediterránea, suave y a compás y te desgarra el sentimiento. Cuando Acho ruge, vibra, se entrega no hay parangón en el mundo, arquerías milenarias que cobijan como bella caja de resonancia las vibraciones del toreo caro que trasciende desde la arena hasta el cerro que columbra el arte, ondas sonoras que regresan, ¡ay! es la música callada del toreo que conmueve, que conmociona.  

Y aunque los cánones mandan reseñar, prefiero contar.  Contarte que lo de ayer fue mágico, que sentimos el toreo atemporal, que disfrutamos el poderío y la entrega, a veces del uy y el ay, que la tarde se nos  ponía cuesta arriba. Llegamos al tercero y los figurones, Castella y Manzanares, aun cuando el francés había hecho lo posible con un toro agarrado al piso y el alicantino había sujetado con ritmo, temple y compás  al claudicante, una espada tendida y un puntillero desacertado le quitaron trofeo. Turno del peruano, con la cuchilla entre los dientes, sujetó al suelto con su especial capacidad escénica y técnica, chicuelinas y tafalleras  y Acho empezó a rugir. Miré para arriba y ¡Qué bonita luce mi plaza cuando el lleno es auténtico de bandera! Como antes, había gente hasta en las escaleras.  



Al mediodía se colgó el cartel de ‘localidades agotadas’ como antaño, quiero pensar que fue el alma de
Don Nazario Villafuerte la que divagó y disfrutó en sus días  de merecido homenaje como empresario de dos siglos, placa develada y reconocimiento recogido por sus herederos en el ruedo. Minuto de silencio en su memoria. Merecido. 


Vuelvo al tercero, muleta en mano, ¡uy! arrojado inicio de rodillas de Roca Rey en los medios, derechazos y cambiado, los oles llegaban al mar; tras naturales atacando, llegan circulares y la explosión era una algarada popular. Estocada trasera y entera. Unánime petición de dos que el palco hubo de acatar y la vuelta fue apoteósica.  

Y los figurones tenían que remontar y no irse de vacío.   Castella defendía trofeo 2023 y Manzanares mascando por dentro el suyo por derecho del 2016 que no se dio, y salió por cuarto “Novelero” número 242 con 484 kilos, bonitas hechuras del toro y poca furza,  Dios que tuvo calidad al embestir por abajo, Castella lo recibió por verónicas pero el  remate de larga cordobesa fue un aire recogido de  “benlliure”, una escultura. Lo cuidó en varas,  gaoneras del ay y se arroja el inoportuno  espontáneo a perturbar la condición del toro ¡reclamos a su tierra! Alto impacto, como antes, se lo dejó venir de largo y luego inducir al gentío frenético de algarabía hacia su macizo pero suave toreo con las yemas de los dedos y el corazón en los vuelos de la muleta, conexión divina que templa y detiene el tiempo, todo en un palmo, girando, aguantando, sometiendo, expresando, y Acho vibrando ante el toreo menos estentóreo pero de esencias, el de  Núñez tuvo calidad y tiró de raza para sostenerse y colaborar, circulares del delirio, algunos iban por un indulto justamente no concedido,  estocada bien sujeta arriba y los pañuelos pusieron dos orejones de oro tras merecida vuelta al ruedo al toro. 

Éxtasis total mezclado con angustia y el quinto no fue bueno, tampoco malo, esaborío le dicen, flojito, pero Manzanares fue su norte y su guía. En otra muleta no hubiera sido faena de fino mimbre, de alturas de escapulario, muleta a media altura para que no claudicara, arrebujándose en el embroque, templando con suavidad y despacito, que despacito torea Josemari,  los de pecho en redondo  eran sugerentes como “el beso de Rodin”, y vaya cambios de mano... trazos delicados en la arena como la espuma de las olas mediterráneas cuando suaves y sutiles acarician las orillas; así surgió su toreo, como acariciando el andar, que no embestir, del Núñez, y así salían los oles de las gargantas, a pellizcos del alma, que retumbaban en su catedralicio empaque torero,  vaya faena, citó a recibir para matar y la espada defectuosa por contraria no tuvo premio pero ahí quedará que la sensible afición de Lima en el sumun de su afecto lo obligó a pasear el ruedo, se le espera y se le quiere al torero de Alicante.  

El sexto otro esaborío no permitió al nacional redondear su tarde pero esa puerta grande ya tenía dueño, Sebastián y Andrés a hombros, alborozo en los tendidos y despedida cariñosa al alicantino.  

La deliberación del jurado demoró y el premio cayó al esportón del francés, Sebastián Castella se alzó con el trofeo Escapulario de Oro Señor de los Milagros 2024  por aplastante mayoría de votos.  El de Plata fue para el toro Novelero 242 del hierro español Núñez del Cuvillo al que le cortó las dos orejas el último domingo 17 de noviembre. 

Acho estuvo a la altura de su historia. Acho volvió a vivir, que yo lo vi.

FICHA:  Plaza de toros del Acho, domingo 17 de noviembre 2024, quinta de abono y ultima de feria. Se colgó el cartel de “localidades agotadas” de verdad. Toros españoles de Nuñez del Cuvillo, bien presentados, destacando el juego del 4º, tuvo clase y embistió por abajo, leve petición de indulto no atendida. También destacó el 2º y 3º.  Nobles en líneas generales aunque justos de fuerza y casta. Algunos señalados en varas.  Sebastián Castella, (corinto y oro) palmas y dos orejas.  Jose Ma. Manzanares (nazareno y oro), silencio y vuelta al ruedo obligado por el público.  Andrés Roca Rey (grana y oro), dos orejas y silencio.  Homenaje y minuto de silencio en recuerdo del empresario taurino de dos siglos don Nazario Villafuerte.  Castella fue premiado con el Escapulario de Oro Señor de los Milagros y el de Plata al toro Novelero de Nuñez del Cuvillo lidiado por él en 4º lugar y al que cortó las dos orejas.  



miércoles, 6 de noviembre de 2024

ACHO EFEMERIDES DE FERIA. “No te puedo dar la mano porque acabo de limpiármelas y no quiero mancharme otra vez”

Twitter & Instagram @magalyzapata

Foto Revista Alamares
Un día como hoy,  según cuenta la historia, el torero Luis Miguel Dominguín respondió así  al diestro Rovira entre barreras del coso de Chacra Ríos aquel 6 de noviembre de 1949: “No te puedo dar la mano porque acabo de limpiármelas y no quiero mancharme otra vez”. El hecho se suscitó en el quinto de la tarde,  precisamente de Dominguín,  y fue porque Rovira se excedió en un quite.

Según relato  del propio Dominguin en el libro de Abella, “a Rovira le tocó cerrar el tercio, yo había hecho antes uno con el capote a la espalda que rematé arrodillado, acariciando al toro con la montera y siempre de rodillas dándole la espalda.  Rovira hizo el mismo quite.  Dio al menos diez lances, diez gaoneras,  y al ir buscando el remate, también de rodillas, el toro lo tenía  ya casi prendido, yo metí el capote y me lo llevé, con protesta de Rovira y aplauso de la gente.  Allí debió terminar la cosa. Sin embargo, aunque el toro era mío reanudó el quite.  Otras dos o tres gaoneras y nuevamente, en el remate de rodillas, con el toro otra vez casi encima de él, volví a meter el capote y llevármelo; Rovira se alzó y se vino hacia mí –recuerda Dominguín- gesticulando y descompuesto, me empujó y yo le contuve, de repente tiró el capote al suelo y me lanzó un golpe con la mano derecha, sin alcanzarme del todo en la cara porque pude esquivarlo en parte”.

A ese punto de la tarde los ánimos ya venían caldeados  porque en el toro anterior, cuarto de la tarde, el de Rovira,  hubo un verdadero tercio de quites en el que los dos toreros pusieron de cabeza la plaza.  Volviendo a la faena del quinto,   Luis Miguel tuvo una magnífica actuación recibiendo dos orejas y dando dos vueltas al ruedo entre aclamaciones.  Al meterse al callejón Rovira fue a pedirle disculpas y Luis Miguel recuerda bien sus palabras:  “No te puedo dar la mano porque acabo de limpiármelas y no quiero mancharme otra vez”.

Y la cosa no quedó en el ruedo, continuó en la oficina del empresario Fernando Graña en la avenida Wilson, Graña y Rovira estaban liquidando cuentas al parecer cuando llegó Dominguín y se avalanzó sobre él golpeándolo y ambos fueron separados por el empresario. 

La feria del 49 la organizó la Corporación Nacional de Turismo en la plaza de Chacra Ríos y el inicio debió postergarse unos días por un retraso del barco que traía toros españoles,  tres murieron en el trayecto, se lidiaron toros españoles de Antonio Pérez de San Fernando, de Leopoldo Clairac, Salvador Guardiola, destacando  el encierro de Fermín Bohórquez. De los nacionales fueron Salamanca y La Viña.   Ese año se llevó el trofeo de la feria Antonio Bienvenida.  Se dieron cuatro tardes de abono del 6 al 20 de noviembre con una extraordinaria el 30 de octubre.  Ese año hicieron el paseíllo además de los referidos toreros, Pepe Luis Vásquez, Pepe Dominguín y Alejandro Montani.


lunes, 4 de noviembre de 2024

Acho 2024. Enrique Ponce dijo adiós y se fue triunfal en hombros de Roca Rey

UN ADIOS AL MAESTRO, CON CARIÑO

Enrique Ponce se despide triunfal de Acho

Por Magaly Zapata  
Y la historia contará que Acho puesta en pie con su ovación rompió el viento al toque de clarines y en desgarrada emoción el gentío al unísono le cantó TORERO, TORERO, TORERO nada más salir al ruedo vestido en espuma de mar y oro.  

Ponce se fue, se despidió, que yo lo vi, aquí en Lima lo despedí. Enrique Ponce se fue. Ayer se despidió de Acho, emocionado, nostálgico y feliz porque había  pegado muletazos con el alma "a mi último toro en Lima cortarle las dos orejas y haberle podido torear así de despacio, no tengo palabras para expresar la emoción que siento; no han desesperado con los dos primeros toros que han sido muy malos, han sabido esperar, ver las dificultades del toro ¡eso es Lima, eso es Acho! Acho es despaciosidad, temple y cariño".

Palabras que este grande de la Tauromaquia nos regaló al despedirse porque supo aquilatar nuestra esencia desde aquel lejano 1991 y disfrutar durante 20 ferias que aquí toreó. Récord. Su primera salida a hombros con las orejas de un toro de El Capiro y ayer fue con las de uno de El Pilar, 12 puertas grandes en total y rompió el empate con Curro Girón de los años 40-50, imponiendo un nuevo récord en su historia e hito en la de nuestra plaza. 

Busqué su palabra al terminar su apoteósica vuelta al ruedo y le vi los ojos llorosos. Su voz temblorosa a punto de quebrarse eran la palpable evidencia que el Maestro Enrique Ponce, al que despedíamos con emoción desbordada en frenesí,  se había conmovido con el cariño franco y sincero de los aficionados limeños que con sus palmas acariciaban su corazón torero, herido por el drama de la devastación en su Valencia natal. Minuto de silencio hubo por ello.  

Pasito a paso pisaba  el redondel, mirando a cada uno para recordarnos siempre.  Estuve en la de El Juli en Nimes y Madrid pero vivir la despedida de un grande en mi Acho del alma es algo completamente diferente,  haber  compartido tantos años sus triunfos ha sido  escribir la historia en comunión, con alma, vida y corazón. Porque el toreo es un sentimiento y Acho, también. 

Privilegio tuve de poner en sus manos 3 de los 6 dorados escapularios del Señor de los Milagros que se ganó y, así como los de antaño vivieron el toreo de  Manzanares, Teruel, Ordóñez y Procuna, de lujo ha sido transitar estos años a la vera de su arte entronizado por nuestra gente como su  quinto "Torero de Lima", vitola que implica una conexión especial por sincera y singular entre el torero y su esencia y la de los que habitan nuestra plaza cada feria.


Joaquín Galdós había cortado oreja del 4o que debieron ser más si no yerra con el acero ese faenón que cuajó a su primero,  solo él lo vio y cómo lo toreó, hilvanando su taumaturgia con bordados de tisú, ritmo, cadencia, temple, empaque y gusto, qué artista está hecho y aunque la foto final aupado con Ponce no se dio, el paladar del buen aficionado saboreará su esencia de arte inmarcesible por la eternidad. 

Los de El Pilar no colaboraron como se esperaba, su poca raza pusieron la cosa difícil, Acho esperó, tamizó, los silencios de expectación fueron sonoros y Dios quiso que saliera el 'sospetillo' del adiós, todo fue ritmo y compás, tan suave, tan lento, tan mimado y tan técnicamente perfecto, que hasta la cruz del cerro crujió, Acho cimbreó sus machones trapezoidales al sentir ese toreo demiúrgico que brotaba de su alma como un hondo quejío ante el adiós; todo fue aroma de buen toreo y música propia por sus aesteticas maneras que ayer  divagaron desde el Rímac hasta el Turia. 

Joaquín fue a abrazarlo porque "tenía que pasar, se lo merece, tenía que embestirle un toro, Acho tenía que despedirlo por la puerta grande". Amén. Y la historia de nuestra Catedral Torera contará que sus toreros estuvieron y dieron adiós al maestro, con cariño; Joaquín lo acompañó en la tarde y Andrés montó su historia en sus hombros. 

FICHA. Plaza de toros del Acho. Domingo 3 de noviembre 2024. Toros españoles de El Pilar que nos justos de presencia y no dieron el juego esperado salvo el 5o. Histórico mano a mano Enrique Ponce (espuma de mar y oro), silencio, palmas y dos orejas. Joaquín Galdós (berenjena y oro), saludos, oreja y palmas. Enrique Ponce se fue a hombros de Roca Rey y toreros peruanos.

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domingo, 13 de octubre de 2024

ACHO. EFEMERIDES DE FERIA, Manolete cortó el primer rabo, Ponce el último

Desde el siglo pasado que no se corta un rabo en Acho.  El último en hacerlo fue el maestro Enrique Ponce Martínez y el primero fue Manuel Rodríguez “Manolete”.  Estos serán entonces los parámetros históricos que limitarán esta  historia de feria nazarena de un día como hoy, Domingo 13 de octubre.  

Y se trata de un apunte que empezó precisamente un domingo 13 de octubre  de 1946, así es, un día como hoy, Domingo y 13,  cuando el llamado “monstruo cordobés” Manolete cortó el primer rabo en la historia de la Feria del Señor de los Milagros. 

Foto de Manolete del libro autoría Juan Elias Miletich/Foto Ponce de Agustín Carbone

Había llegado por segunda vez en la temporada del 1946 para ser protagonista importante del cartel inaugural de la primera feria nazarena y como ningún otro, quizás incluso a día de hoy, se había presentado, es decir a torear por primera vez en nuestra Plaza del Acho,  en marzo de ese año en calidad de mandón del toreo, no sólo de primera figura, mandón implica mucho más que eso. 

Y esa tarde, segunda del primer abono ferial, confirmó el cartel que le precedía y que hizo que otra vez se viera la Plaza del Acho con un segundo lleno de bandera consecutivo y gente en estado expectante por ver que  el mandón de la fiesta no sólo se justifique sino que triunfe, porque en el triunfo del torero está el disfrute del aficionado,  y Manolete no defraudó. 

Esta vez vistió de morado y oro y no le correspondió ser director de lidia, por delante iría el mexicano Manuel Espinoza “Armillita” que dio vuelta al ruedo en cada uno de su lote y abrochaba terna el también mexicano Luis Procuna que había ya inaugurado la víspera la puerta grande ferial nazarena en el Acho.

Dicen los acuciosos investigadores que esta ha sido la mejor faena de Manolete en Acho.  El toro que pasó a la historia gracias a la poderosa muleta de Manolete se llamó “Chavo No. 103” del hierro mexicano Matancillas y reseñan que fue bravo y noble, condiciones que permitieron al Califa del Toreo expresarse en el ruedo como artista poderoso. 


No ha sido el cordobés de lo más graneado en el uso del capote sin embargo Lima en esa faena pudo verlo y disfrutar su toreo a la verónica, erguido y seco, y en especial disfrutar del aroma  de aquella “solitaria rosa púrpura que posa en el aire, su media verónica corta y tajante”.  

Zeñó Manué, que no era dado al halago fácil, sentenció también que Manolete era un artista colosal y lidiador de admirable vergüenza torera porque siempre hizo cuanto pudo para halagar al respetable y como ninguno toreó erguido y quieto, lenta y parsimoniosamente, al borde mismo de las astas…  

El inicio fue con ayudados por alto sin quebrar la figura, los naturales fueron un portento, los derechazos ceñidísimos, imposible torear más cerca, molinetes valentísimos, un cierre con pase cambiado por la espalda y cuatro manoletinas estatuarias (observe usted la foto, mentón hunido en el pecho y la figura cual escultura marmórea) hicieron que el público aclamara delirante.  Era imposible torear más cerca.  Mató sin puntilla y llegó la apoteosis.  Dos orejas y rabo que paseó trajeado de morado y oro como premio a  una faena “en Acho cuyo clasicismo, cuyo temple y lentitud, cuya verdad, cuyo arte inimitable quedan allí en la arena limeña, la serenidad de su ritmo y el ritmo de su serenidad…”

De Manolete e Enrique Ponce… 46 rabos transcurridos en la feria limeña


El dato de los 46 rabos cortados en la feria limeña nos lo dejó don Moisés Espinoza Zárate en una publicación realizada en la Revista Taurina Alamares, precisamente el concluir la temporada del año 2000.  El decano de los corresponsales taurinos nacionales fue en vida un meticuloso registrador de los hitos y la historia de nuestra feria.  Esta es una muestra algo  que a día de hoy no ha perdido vigencia.  

Ad portas del nuevo siglo que entraría el 1 de enero del 2001  y cuando discurríamos los estertores del  Siglo XX , fue el maestro valenciano Enrique Ponce quien nos regaló una faena que sin duda se encuentra en la colección antológica del buen aficionado, aquella de ensoñación, de la sublimación de la maestría en el arte de lidiar toros que es el torear, de poder sutil y majestuoso,  de aromas a jazmín que emanan de su difícil facilidad al ejecutar un toreo pleno de plasticidad estética y  no exento de poderío, de ese toreo perfecto como lo calificó Antonio Caballero en su libro  Siete Pilares del Toreo.   

Era la octava de feria, era  domingo, era  26 de noviembre del año 2000.  Ponce había estado ausente tres ediciones, desde 1997. Se sentía entre los aficionados las ganas de verlo otra vez en Acho. Pues Enrique Ponce llegó y  navegó entre mar de gente del patio de Sol enfundado en un hermoso traje grana y oro.  Dicen que es el color que usan los valientes y yo añadiría que también los estetas.  Porque el arte en Ponce, es sin duda su valor esencial.

Aquella tarde alternó con Luguillano que hizo el paseíllo desmonterado por ser nuevo en plaza (saludos y palmas)  y Manuel Caballero (saludos y ovación). Y la gran atracción, no sólo de esa tarde, era ver ganado español del prestigioso hierro de Juan Pedro Domecq, 1º 2º y 3º y tres  del otro hierro de la casa, el de Parladé.  Correspondió uno de cada hierros a los coletas.  Ponce en su primero, el mansito de la corrida, fue silenciado.  Pero  salió el cuarto de la tarde, “Halcón No. 9” al que le cortó orejas y rabo, el último hasta hoy que se ha cortado en el Acho en los 78 años de historia de su feria nazarena.  Y,  a confesión de parte referida en la revista taurina Alamares que editaba por aquellos años, fue el día que más torero se sintió: “conseguí quitarme una espinita clavada” me dijo. 

Aquel año transitaba el décimo de alternativa.  Y cuando parecía que la faena de Finito de Córdoba al toro “Bodeguero” un sobrero de Roberto Puga al que le cortó las dos iba a ser la faena premiada de la feria, saltó al ruedo  “Halcón” y Ponce revolucionó aquello y se llevó el codiciado trofeo Escapulario de Oro del Señor de los Milagros, el segundo de su historia en Acho.

La faena la inició doblándose con el repetidor sin afligirlo hasta los medios donde construyó su obra maestra, llena de plasticidad, de temple, de dominio, porque hubo de ayudarlo a centrarse en su muleta y con la altura y distancia adecuada, surgió el toreo despacioso y desmayado, al estilo Ponce, donde los naturales resultaron de ensueño, relajado, toreando para él y muy a gusto.  Una estocada entera hizo que el parladeño rodara por la arena y la apoteosis en los tendidos ¡cómo se le quiere a Ponce en Acho!


Quedará en la historia también,  la anécdota que oí contar al ganadero y a la sazón Empresario de Acho Roberto Puga, contó que el nombre que correspondía para ese toro era el de  “sanguinario”, esto según la costumbre española de poner a los toros el nombre de la línea materna, pues era hijo de la vaca “sanguinaria”.  Sin embargo,  tras el sorteo, su apoderado don Victoriano Valencia se negó a que saliera con ese nombre en la tablilla por lo que revisando la reata con la gente de la ganadería decidieron llamarlo como su padre, Halcón.  Nombre de buen bajío, habría pensado don Victoriano, pues sin duda recordaría que su poderdante había indultado un Halcón en Murcia el año  1997.  Récord de indultos que alcanzan 51 en toda su trayectoria (datos al 2021).  

Y como estamos a punto de despedirlo en Acho, conviene recordar la jornada de su presentación, cuando llego nuevo al año de alternativa.  Ponce se presentó en Acho en la Feria del Señor de los Milagros del año 1991, entró por sustitución del mexicano David Silveti, a dos tardes, primera y última, pero solo compareció en la de cierre ferial.  La empresa de Julio Vera y Mario Paredes no se destacó por el compromiso de cumplir los carteles que frecuentemente eran cambiados a últimas.  El 1 de diciembre, sexta de abono, hizo su primer paseíllo y fue el toro “Canuto” del hierro colombiano Capiro del Sonsón el que se fue desorejado.  Con su toreo de plasticidad estética, preciosista, siempre templado y de mucha cabeza, empezó a desgajar en Acho las claves de su toreo, de su concepto, de su torería, que lo llevaría a ser un engreído de nuestra afición y a ostentar la vitola, exclusiva de pocos, de ser “Torero de Lima”, honor que recayó antes en los maestros Procuna, Antonio Bienvenida, Antonio Ordoñez, Angel Teruel y José María Manzanares.

Apunte final.  El rabo que cortó Enrique Ponce se mantiene en el cuarto de recuerdos taurinos de las hermanas  Moyano Murguía, junto con un foto de aquella tarde dedicada de puño y letra del maestro de Chiva:   A mis amigas y grandes aficionadas  al buen toreo Ena y Teresa en recuerdo de una tarde inolvidable en Acho, Enrique Ponce.

Por Magaly Zapata 

sábado, 12 de octubre de 2024

ACHO. EFEMERIDES DE FERIA, un día como hoy fue la corrida inaugural

Por ser el toreo tan hondamente tradicional, me ha hecho pensar la posibilidad de crear en Lima, en esta devota y castiza Ciudad de los Reyes,

las corridas del Señor de los Milagros…

en fechas que coinciden  con la Primavera limeña,  de días templados y muchas veces soleados, en los que el último domingo de octubre y los siguientes de noviembre,podrían realizarse corridas de postín

Y los diestros lucirían al presentarse 

un traje morado y oro

Esencia. Identidad. Un traje morado y oro, una feria de postín, las corridas del Señor de los Milagros.  Fue así como  pensó, meditó y soñó nuestra feria limeña el  Zeñó Manué, así, a su manera, y gracias a la ambición taurina mostrada por don Fernando Graña, a la sazón empresario del Acho, es que el sueño se hizo realidad, un  día como hoy hace 78 años, en el día de la raza, o en el día de la Hispanidad.  Fue un sábado  12 de octubre del año 1946 que se dio la corrida inaugural de la primera feria limeña, y aunque el cartel oficial decía Feria de Octubre, la idea de  su creación fue en honor a la festividad del  Señor de los Milagros como homenaje a los cientos de miles de  fieles devotos que van en místico peregrinar de fervor popular como muestra de tradición limeña. 

Esencia e identidad.  Identidad y esencia. Eso es lo que resumen nuestras tradiciones, por eso caló la idea de unir las dos muestras de identidad popular más importantes de nuestro país, la del Señor de los Milagros y  la de los toros, la de ver toros en Lima en el mes de la festivad del Nazareno, y  porque ésta ya era una costumbre de  mucho antes –y no sólo en Lima-  permítaseme una digresión oportuna, aun cuando  el tema de estas crónicas trate de las efemérides de nuestra feria limeña en tiempo que discurrimos por el  mes grande de nuestras tradiciones, el morado mes de octubre.

Y es que nuestra Lima, Ciudad de los Reyes,  vio toros  desde 1538-1540 a decir de los historiadores y tradicionistas, sea por la celebración en torno a la  consagración de los óleos  por el obispo fray Vicente de Valverde, primer colonizador evangélico,  o sea que las huestes pizarristas celebraban la derrota de los alamgristas, o sea que el propio Francisco Pizarro alanceó un torete en alguna de esas fechas,  y  como era en esos tiempos, tan magnas celebraciones se hacían en la Plaza Mayor de la ciudad. 

Nótese que al hablar de toros hablamos de Lima.  De su Identidad,  misma que nació y transcurrió  los  300 años del Virreinato hasta nuestros días y  que con la fuerza de la costumbre y del arraigo popular  devino en su  esencia, en parte importante de su  acervo cultural, su tradición.

Y  nótese  también que hablamos  de marzo, porque  es posible que ahí se entronque  la  tradición de ver los toros en las  épocas del verano limeño, y de sus hitos:  La fecha inaugural de la plaza de toros del Acho un  30 de enero del  1766 y la de su reinauguración por la ampliación de su capacidad,  un 7 de enero de 1945, para ponerla a tono con los tiempos “modernos” del toreo que exigían contar con mayor capacidad para poder afrontar el caché de las figuras españolas.  Y ese no era otro que Manolete.  Y aunque el monstruo cordobés se presentara  en la Plaza del Acho en marzo de 1946 volvió para inaugurar la Feria del Señor de los Milagros en el mes de octubre. 

Aquella primera corrida de abono tuvo un lleno de bandera y contó con la presencia del Presidente don José Luis Bustamante y Rivero. Las divisas de las ganaderías que habían lidiado antes estaban pintadas en las barreras y también los números de los tendidos,  y la expectación era latente para el despeje que, detrás el alguacilillo,   hicieron  un chalán, un jinete campero andaluz y otro con traje de charro mexicano, uniendo las nacionalidades taurinas más importantes, algo que también  se  reflejó en el cartel de ese día.

Sonó el clarín a las 3.30 de la tarde, en punto, y aparecieron por el patio de cuadrillas los toreros, el andaluz Manolete -vestido de malva y oro con un capote de paseo nazareno-, el mexicano Luis Procuna -de morado y oro- y el peruano Alejandro Montani -de morado y plata-, lidiaron toros mexicanos de  La Punta y desde entonces observar se pudo el cartel anunciando hierro y ganadería en una parte frontal de Sol y de Sombra. 

El primer toro que salió de toriles en esa  primera feria limeña fue un negro azabache que se llamó “Buñuelero No. 116”, terciado como toda la corrida que se comportó sosa y mansurrona. 

Procuna inauguró la puerta grande  de la historia de  nuestra feria, fue el  único que tocó pelo ese día  (dos orejas y vuelta) porque en su faena de triunfo formó un alboroto en las graderías por su valor y arrebato;  el  peruano Alejandro Montani (vuelta y palmas) destacó en los naturales de su primero; y el esperado Manolete oyó palmas y pitos en su primero, tuvo  menos opciones  con su lote (división y ovación), a ese “Buñuelero” lo sujetó en su huida con buenos derechazos y mató de dos pinchazos y descabello; con el otro, casi pasó inédito, media estocada y descabello, declaró que tuvo un lote muy soso, desesperante y que no se pudo acoplar ni torear a gusto. 

En aquella primera feria limeña que se dio entre el 12 de octubre y 3 de noviembre, cuenta la historia que  se cortaron orejas, rabos (sí, en plural)  y pata… muchos sucesos que merecen recordarse porque hacen que nuestra Acho del alma siga viva en la memoria colectiva de los buenos aficionados.

Pienso, medito y sueño y me emociona, como a usted,  saber que voy a vivir ese primer domingo de feria,  volver a oír  el bordón de una guitarra  retumbar en los machones del  Patio de Sol;  pienso en su historia, leo, releo  y me detengo en sus detalles, y sueño con faenas  de arte y valor; pienso, medito y sueño y me ilusiona ver a los toreros  en  sus  oros  nazarenos como soñó don Manuel, y es que   no existe  más  sentido homenaje a nuestra tradición taurina y especial respeto a la devoción de nuestra Lima y a su Cristo de Pachacamilla. 

Pienso, medito y sueño,  a mi manera, y a mi manera divago  entre palabras de  Zeñó Manué y Chabuca,  me estremecen  sus alegatos  por la identidad de Lima,  que  aquella cruz del cerro que en  su alta soledad  columbra la  historia, alce su voz hasta el mar para que vuelva cargada de  verdad, la verdad del toreo, que subsista el toro para que no se quiebre el drama, para que no se hiera su esencia.