domingo, 11 de agosto de 2019

Matara primera tarde sin trofeos

Ayer se cumplió la primera de tres tardes de toros que nos convocaron llegar a conocer una nueva plaza de toros del amplio Perú. La del distrito de Matara a una hora de Cajamarca capital.

Gran ambiente encontramos, largas colas en los exteriores para adquirir sus boletos y una plaza llena, o rozando, pocos claros, con un callejón de apenas un metro, ruedo más buen pequeño, cuatro vomitorios en los tendidos y muchas ganas en la gente del pueblo de vivir, no solo ver, sus corridas en honor a su Santo Patrón San Lorenzo.

Ayer se lidiaron 7 astados de los hierros Laurel 1o y 7o, 5o de Viento Verde (según me comentó don Noé Bardales era último producto descendiente de la legendaria Pauca de la familia Puga), y los otros de Huacraruco. En líneas generales al ganado faltó trapío, acaso también de edad, y mostró falta de fondo de casta para remontar si acaso la buena condición que en algunos casos mostraban en el capote, desplazarse con prontitud por bajo pero que en muleta, ya podridos, se orientaban o se iban a tablas. Dentro de eso destacarcar al 1o y 7o. En varas fueron señalados.

Alfonso de Lima se llevó lo mejor en su lote, fue en ese primero que lanceó a los medios acompasando y en muleta tuvo las primeras tandas por derecha llevándolo con temple y bajando la mano. Pero más no quiso el burel y complicó las cosas. Se entregó en la estocada y el arreón del astado le dio en la pierna. Pinchó y perdió trofeo. Cojeando y con evidente dolor terminó la tarde, el otro de su lote tenía peligro sordo, miron y reservón, no humillaba y no pasaba.

Gerardo Adame de México también pudo haber cortado una en su primero que fue complicado, cara arriba y midiendo. Intentó agradas con variedad en el capote y encontrarle las vueltas por la izquierda, ayudado, muleta retrasada dejar algo que contar. Se esforzó pero sobretodo lo remató sin puntilla, buena ejecución y efectividad debieron ser premiadas. Saludó desde el tercio. Con el otro no tuvo opciones, mansote y rajado, se iba de las suertes.

El colombiano David Martínez con evidente menos oficio suplió con ganas su carencia, especialmente en las banderillas, complicado el tema con el ganado como iba pero hizo el esfuerzo y el público deliró. El mejor de su lote porque se desplazó más fue el cierra tarde. Buenas verónicas en el recibo, aplaudido en las banderillas pero en muleta no terminó e acoplarse al aire del toro que si bien tenía galope inicial, su inercia terminaba en terreno del torero y no salía de su muleta. Ya de noche terminó la tarde y todos se fueron de vacío.