
Barquerito: "Notable El Juli, sobresaliente Manzanares"
Le cortó las orejas Manzanares tras una estocada de monumento –rodó sin puntilla el toro- y después de una faena que, más en vilo o tensa que propiamente intensa y entregada durante dos de sus tres tramos, rompió a lo grande a última hora. Cuando se calló la banda de música que, destemplada, estuvo castigando a Manzanares y al resto de la gente con un horrísono pasodoble de pasarela. La querencia del toro estaba marcada en el punto desde donde había parecido sentirse reclamado las dos veces que se engalló de partida. Entre la puerta de arrastre y el palco de la música. Y entre las dos rayas.
Fue toro de los de dos pitones. Por las dos manos quiso, humilló y repitió. Pero no lo hacía por inercia, sino preferentemente enganchado. Dos viajes buenos y seguidos por sistema y de cata, las famosas embestida profundas de los toros del tronco Zalduendo, pero al tercero había que traerlo toreado y enganchado. A Manzanares le costó llegar al tercer muletazo durante la primera parte del trabajo. Y no llegó. Los dos de tanda, templados y ajustados, tuvieron brillo, empaque, regusto. Después se cortaba la tanda con un falso desplante o volvía a empezar e interrumpirse de la misma manera. No se sabrá nunca si eso fue administrar Manzanares el fondo del toro o renuncia parcial del toro. Si estrategia o falta de corazón por una de las dos partes. O por las dos. Al fin surgió, entre las dos benditas rayas y donde sucedió todo, la tanda de tres de verdad y en serio,y el de remate. Y el cambio fue clamoroso. Para bien. Dos veces más escarbó el toro después del vuelco. Pero entre tanda y tanda, ni antes ni después. Gentil cortesía. Una tanda con la derecha rematada con trinchera. Y otra con la izquierda abrochada con otro trincherazo y el cambiado por arriba. Sin más música que la del buen toreo templado, embraguetado, para adentro, rimado, poderoso. Espléndido el final. Dos orejas del toro, que las llevaba puestas.