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lunes, 15 de septiembre de 2008

El color del toreo: "decires de Paula"


VICTOR ZAR G.

"Un sábado, don Juan, con Sebastián Miranda, Cossío y Conchita Cintrón, en su casa. Celebraban algo. Nunca abría la boca. Yo, delante de la vaca. Era mediodía. Pero le oí decir a sus amigos: 'Fijarse cómo pega el natural con el de pecho". "Yo entonces toreaba muy bien. Aquel día pensaron en ponerme nombre. Mi padre se llamaba Francisco de Paula, y Cossío decía: pues Rafael de Paula. A lo que Belmonte respondía: no puede ser, porque De Paula es Francisco. ¿Qué importa que no se llame Francisco?, insistía Cossío. Y me pusieron Rafael de Paula".

Con Belmonte surgen temas inevitables. "Eso de que trajo la quietud es un cuento. Lo que tenía era brazos muy largos. Una columna entera es media verónica de Belmonte. Pero la quietud la trajo Manuel Rodríguez Sánchez. Belmonte trajo el temple. La quietud, Manolete. Y el más grande, Joselito el Gallo. Belmonte era real, pero Joselito no pertenecía a la realidad. Camará le dijo a Manolete: 'Si José volviera, tú no te vestirías hoy de torero'. ¡Camará! ¡A Manolete! Los que mejor han toreao: Belmonte. Chicuelo. Cagancho. Y los demás... -da un afarolado al aire -, a aprender. Todos han bebido de ahí".

(de la entrevista a Rafael de Paula por JOSÉ SUÁREZ INCLÁN 22/02/2007 "El toreo de arte está huérfano")