La prensa española y los cronistas reconocidos escriben sobre el peruano Andrés Roca Rey en su presentación sevillana y coinciden en que estuvo por encima de las malas condiciones de su lote, con ambición y argumentos.
ABC TOROS. Andrés Roca Rey viene a por todas, lo demuestra entrando a todos los quites, con variedad y brillo. El tercero parece embestir descoordinado, el Presidente lo aguanta y se gana la bronca. Suavemente, se lo lleva al centro: el trasteo, inteligente, se desluce por las caídas de la res. El peruano tiene cabeza y técnica, además de valor, pero falta toro: no transmite nada. Lo mata muy bien. En el último, que se viene abajo, Roca Rey se sube encima, se muestra valiente hasta la temeridad, acaba asustando a la gente, es encunado aparatosamente pero parece que se libra de la cornada. No se le puede pedir más.
APLAUSOS …vuelta al ruedo para el peruano en el sexto, que se jugó el tipo sin toros; Su flojedad de remos era evidente y Andrés Roca Rey se topó con un animal deslucido y un público que no le dio importancia a lo que realizaba frente al de Juan Pedro. Firmeza y querer del peruano en el toro de su presentación como matador en Sevilla, que brindó al Rey y al que despenó de una estocada fulminante. Roca Rey anduvo muy variado y solvente con el capote con el sexto, otro toro deslucido. Las ganas y la tremenda disposición se toparon con un toro remiso a seguir la muleta. El arrimón final desembocó en una voltereta en la que el peruano se agarró al pitón para evita la cornada en unos instantes que se hicieron eternos. Ni un paso atrás del torero con un lote pésimo, que mató de pinchazo y estocada y dio una vuelta al ruedo.
BURLADERO.TV El festejo de hoy en La Maestranza se presentaba muy apetecible para el aficionado ante la expectación por ver al torero peruano Andrés Roca Rey haciendo su prime paseíllo como matador de toros en esta plaza. Tal fue el run, run que ni el mismo Rey Juan Carlos I quiso perderse la cita. Sin embargo, la floja y deslucida condición del encierro de Juan Pedro Domecq hizo que las cosas no rodasen como se esperaban.
COPE. Cerró plaza un animal de escasa raza y muy venido a menos con el que Roca Rey se pegó un serio arrimón cuando el toro bajó la persiana. Firmeza y seguridad en sí mismo que a punto estuvo de costarle un susto. En un circular, el toro se le metió por dentro y le metió el pitón entre ambas piernas. Se presentía la cornada, que quedó afortunadamente en un susto y un fuerte volteretón. Pinchazo y estocada entera arriba.
MUNDOTORO. Como lo es el poso de valor y firmeza que demostró Roca Rey en su presentación en La Maestranza como matador de toros; Y Roca Rey tras no encontrar rival acorde con su momento y circunstancia en el tercero, se mostró variado con el capote en el sexto, como demostración de lo que está por llegar. En el brindis al público, la gente loca con él y comenzó con dos ayudados por alto y un pase cambiado por la espalda. El toro se quedaba corto y no humillaba, sin fondo. Le quedaba demostrar el valor que todos le conocemos, porque las ganas ya estaban presentes, por ello, decidido, buscó el impacto metido entre los pitones hasta que en otro pase cambiado el toro le encunó. Pese al pinchazo feo hubo petición de oreja y dio una vuelta al ruedo.
DIARIO DE SEVILLA. Estética de Ponce y ambición de Roca Rey con toros sin poder. El valenciano, premiado con una oreja del nobilísimo y flojísimo primero. El limeño, cogido, impacta por su valor. Descalabro de Manzanares, que contó con el mejor toro, el bravo quinto.
EL MUNDO. Zabala de la Serna. Lo que dice la prensa de la
presentación Un ambientazo de reyes en la Maestranza. De estreno, canela y oro
el debutante. Andrés Roca Rey entre figuras: Enrique Ponce y José María
Manzanares. Un lujo. Un peligro. Para su
turno el sorteo había deparado un toro de lavada expresión y blandos apoyos. A
contraestilo y desordenado entre caídas. No impidió el brindis a Don Juan
Carlos del peruano. Ni una faena de largo tesón juvenil. Un natural quedó como
una solitaria perla. El fulgor del acero se hundió con rectitud. La variedad de
Roca con el capote continuó con el sexto de estrechas sienes y amplia culata.
Las tijerillas del saludo sumaron a las saltilleras del quite en el quinto. La
explosividad de la apertura de faena, los estatuarios y la espaldina, aguantó
un par de series más. Lo que duró el domecq en su mano diestra. Rey sobrevivió
a un arrimón de distancias inexistentes: el toro lo empaló durante segundos
eternos. Como si lo hubiera ensartado, sin soltarse del pitón. No hubo caso ni
sangre. Pero el susto encogió todos los ánimos menos el suyo. Sintió el aliento
de la Maestranza en la vuelta al ruedo de despedida.