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NOTA PUBLICADA EN CULTURO.COM
Se podría decir, que esta joven alicantina ha vivido el mundo de los toros desde antes incluso de nacer. Clara y sincera en sus palabras, no duda en considerar el papel sacrificado, discreto e incondicional que tiene una mujer o madre de torero.
“Las sensaciones que provocan mis hermanos o mi padre en mí cuando torean, no son comparables a nada en el mundo. Asumiendo, incluso, que un ser querido mío pueda perder la vida en esa misma tarde”
Cultoro 05 de Marzo, 2012
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Yeyes Dols: nieta, hija y hermana de toreros
Es evidente que el toreo forma parte de su universo personal ¿En qué rastro de su personalidad se ve más identificada con la tauromaquia?
La tauromaquia ha forjado por completo mi personalidad. Lo encuentro en casi todos sus rasgos. Entiendo la vida como un paralelismo con el toro, comparándolo todo con el mundo en el que he vivido. Relación con las personas, los valores que yo tengo… todo.
Hija y hermana de toreros. ¿Quién es mejor torero, su padre o su hermano José María?
Mi padre ha sido torero, y es torero, cuarenta años de su vida, y mi hermano Josemari apenas lleva diez. No sería justo poner a uno por delante del otro y entiendo que no es comparable. Quizás cuando mi hermano haya terminado su carrera y se haya retirado con una trayectoria como la que tuvo mi padre, podría ser el momento de compararlos.
Hay una frase que mi padre siempre dice y que ya ha hecho suya, y es que si el discípulo no supera al maestro, es que el maestro ha fracasado…
¿Cómo definiría a su padre como torero y, por supuesto, a su hermano?
Los dos entran en la misma definición de torero. Los dos entienden el toreo de la misma manera: clásico, largo, natural… además los dos tienen muy buena técnica y conocen muy bien al toro, algo que utilizan para torear a favor de él, para que éste acabe sacando todas sus virtudes y poder desarrollar el toreo que llevan dentro.
Los dos torean para ellos mismos, no torean para el público. Torean para sentirlo ellos. Josemari dice muchas veces que no se entera de lo que le dicen ni de la música que suena mientras torea.
También son toreros estéticos que buscan la belleza, pero que no la anteponen a la naturalidad. Además son elegantes y tienen una inspiración innata con la que de repente hacen que un muletazo te pellizque el corazón. No son previsibles.
¿Su padre ha sido el mejor torero de su tiempo?
Sí, lo ha sido. No hace falta decir más.
¿Su hermano lo es ahora?
Lo va a ser sin duda. El camino que lleva es para conseguirlo.
Dígame un recuerdo infantil que haya vivido de la mano de su padre y otro de su hermano. (Relacionado con los toros).
Me viene a la cabeza una historia muy graciosa. Mi padre, cuando comenzó con la ganadería, tenía todos los animales sueltos por la finca. Era un poco caótico todo, pero a él le hacía mucha ilusión tener algo bravo en el campo. No teníamos plaza de tientas ni nada, pero organizó mi padre para mi padrino y unos amigos que vinieron a visitarnos una fiestecita donde apartó un becerrito muy pequeño, una mamona como decimos en el campo, con la intención de que mis hermanos Manolito, que tenía unos cuatro años, y Josemari que tenía unos siete, la toreásen dentro de una nave que acondicionó para ello.
Al día siguiente, nos levantamos por la mañana, nos acercamos a la nave con toda la ilusión, con los capotes chiquititos… sueltan la becerrita, sale mi hermano Manuel a torearla y el animal no tuvo un pase. Lo único que hizo fue darle topetazos a mi hermano ante la sorpresa de mi padre que no se explicaba como podía ser que la becerra supiera tanto…
Después, ya comiendo todos juntos y hablando de todo un poco, nos enteramos de que mi hermano Josemari se había levantado a las siete de la mañana, había cogido un saco de los que llevan pienso para los animales, y toreó a la becerrita en el cercado en el que estaba… ¡hasta que se hartó! Claro, cuando mi padre soltó la becerra para que la torease mi hermano Manolito, el animal ya sabía latín!
Para que veas la afición que ya le venía a José María de pequeño… ¡y callado!, sin decir absolutamente nada cuando mi padre se preguntaba que “que cosa más rara, si la becerra parece medio mansa”… Seguro que por dentro se estaría riendo a carcajadas.
¿Su hermano soñaba con ser figura del toreo?
Soñaba con ser torero desde que tiene uso de razón, pero se lo planteó seriamente cuando comprendió la responsabilidad que conlleva serlo. Con mi padre nunca lo compartió de manera seria hasta que lo decidió, pero conmigo, como tenemos la complicidad que se crea entre hermanos casi de la misma edad, sí que me lo insinuó muchas veces.
Recuerdo que de adolescentes se presentaba muchas veces en mi habitación con una taleguilla de mi padre puesta y me preguntaba qué cómo le quedaba. El ha llevado siempre, toda su vida, el deseo de serlo, pero como ha conocido tan bien este mundo desde que era pequeño y sabía la responsabilidad y el respeto que esto conlleva, y que nos merece a todos, que hasta que no se vio seguro de poder afrontarlo no lo dijo en casa. Conmigo sí por la complicidad de hermanos, pero con mis padres nunca lo comentó.
¿Cómo se vive una tarde de toros cuando alguien de su familia torea?
Los nervios y la tensión están en el ambiente todo el día, desde que nos levantamos. Lo que ocurre es que se le intenta dar normalidad. Mi madre algo que lleva siempre consigo, desde la mañana, es el escapulario del Señor de los Milagros y la imagen de la Virgen de Guadalupe cada vez que torean mis hermanos.
Durante el día hace las tareas “normales” de cada día e intenta distraerse para calmar los nervios.
Como los nervios están a flor de piel, a veces saltan chispas… cualquier roce que un día normal no pasa de ser una tontería, ese día se magnifica.
A mi personalmente me gusta ir a la plaza. Lo que hago es llamar a mi madre para mantenerla informada. Podemos hablar como quince veces por teléfono solo en lo que dura la corrida. Yo le llamo y ella también me llama para preguntarme cómo es el toro. Además tiene muy bien cogida la hora, y siempre me llama en el momento justo. Cuando veo al toro complicado, o hace algún extraño, o se queda corto… le digo mentiras piadosas y no se lo cuento.
¿En qué medida influye una madre o una mujer a la hora de hacer más grande a un torero? Es evidente que su madre habrá tenido mucho que ver con la carrera de su padre y con la de sus hijos.
Tiene un papel fundamental, pero siempre desde la discreción. Aporta toda la estabilidad necesaria para que el torero pueda desarrollar toda su grandeza. Una madre o mujer de torero, le caracteriza una enorme generosidad y su apoyo incondicional siempre. Es el empuje y el ánimo cuando se vuela bajo y la calma cuando los éxitos pueden levantarle los pies del suelo.
Es muy difícil ser la madre o esposa de un torero, incluso pienso que para eso también se debe de nacer.
¿A usted nunca se le pasó por la cabeza vestir en algún momento el traje de luces?
(Risas) Mira, en público nunca, pero en el campo siempre. En casa toreamos todos los hermanos y la más tremendista es mi hermana Ana. Ella se pone rodilla en tierra y le da la larga cambiada y hace lo que le viene en gana… ¡ella es tremendista total!
¿Le hubiera dejado su padre?
Sí, por supuesto. Además mi padre se lo pasa muy bien viéndome torear. Una de sus ilusiones es ver a una mujer “de bandera” toreando con sentimiento, despacito y bien. Sin querer parecerse a un hombre y sin querer competir con ellos. Que toree para ella. Las mujeres deberían de tener su propio circuito, como pasa en los deportes por ejemplo. Él lo que echa de menos es la feminidad en el toreo. Que una mujer toree “femenina”.
¿Veía esto en Cristina Sánchez, ya que participó en el cartel de su alternativa?
El siempre ha sido un torero que ha apoyado todas las causas. Cuando existió la polémica de que muchos compañeros la vetaban, él estaba encantadísimo de sus triunfos y de torear con ella. Pero como te digo, se echa de menos un circuito solo para mujeres, como en el tenis o el fútbol, donde ellas compitieran sacando su toque femenino de sensibilidad y estética sin tener que compararse a un hombre. Este mundo es de hombres, pero por por una tradición que viene de atrás desde el silencio. El papel de la mujer en esta sociedad ha evolucionado y el toreo también deberá de hacerlo, igual que la mujer ha llegado lejos en cualquier campo también lo hará en el toreo.
Hay que dejarle tiempo para que esto llegue como algo normal.
Oiga, le hago una pregunta con retranca a su condición de aficionada: ¿los empresarios están haciendo la vida imposible al G-10?
Mira te diría todo lo que pienso, pero soy parte afectada y no debo. Solo puedo decir que en este enfrentamiento de intereses, el que casi siempre sale perdiendo, por poner un “casi”, es el torero.
Y el público…
Sí claro, como consecuencia, el público. Si en una feria pensamos más en ganar una “guerra” que en hacer lo que quiere el público pues al final pierde el torero por no ir, y el aficionado por no tener lo que demanda.
Dígame una frase con la que tapar la boca a un antitaurino que llama asesinos a los toreros.
Es muy difícil dialogar con alguien que no quiere entender ni respeta. Estarás conmigo en que casi todos los antitaurinos con los que te has cruzado no tienen argumentos. Nada más que dicen esto no es cultura, es tortura…
Pero hay veces que te encuentras con alguien que tiene la mente más abierta, y aunque se muestre contrario a la Fiesta, respeta.
Le diría que las sensaciones que provocan mis hermanos y mi padre en mí cuando torean, no son comparables a nada en el mundo. Asumiendo, incluso, que un ser querido mío pueda perder la vida en esa misma tarde. Con esto, creo yo, que debería de convencer a muchos.
Y para terminar… ¿hay algo más grande que ser torero?
No, no lo hay. No, sin más…