Por Pedro Abad-Schuster
Tras la corrida del sábado 12 en La Macarena de Medellín (con la mayoría de los toros de Rincón pitados en el arrastre, excepto 3º y 6º), a la Santamaría de Bogotá vuelve este domingo 20 de febrero, César Rincón ganadero (con Las Ventas del Espíritu Santo) y César Rincón periodista radial de RCN, en el cierre de la 80ª temporada bogotana.
La Corporación Taurina de Bogotá ha escogido al sevillano Manuel Jesús El Cid tras su impecable actuación del domingo pasado para que repita y sustituya a Sebastián Castella. Acompañarán al torero de Salteras el debutante manizaleño Santiago Naranjo y Julián López El Juli en la cumbre del toreo.
Pero, ¿qué sucedió el sábado pasado en La Macarena de Medellín que soplaron vientos de protesta e indignación? La expectación con tres toreros artistas se estrelló con una escalera de toros del encierro de Las Ventas el Espíritu Santo con poca duración y cortas embestidas, algunos buscones y peligrosos, complejos, de poco trapío, algunos de aspecto juvenil, y en general de escaso juego, que encendió el disgusto, la chispa del inconformismo y el ambiente beligerante contra el ganadero, nada menos que el torero más importante de la historia de Colombia, César Rincón, por la doble condición de criador de toros y de vocero de la opinión pública a través del medio de comunicación radial con algún comentario a favor de sus toros.
La fiesta de los toros es una verdadera democracia. Cuando el pueblo se descompone, sus dirigentes están en la obligación de interpretarlo porque los aficionados son el juez supremo y el sostenedor de la Fiesta. Hubo inconformismo y Rincón es tal vez un desahogo. Sería un error histórico de los gobernantes, en este caso de la empresa, estigmatizar a los rebeldes en lugar de acoger sus voces y saberlas interpretar en acciones.
Juan Mora estuvo grande con el sexto toro, que lidió por Castella. Se sobrepuso a sus dificultades con tres señoras series de derechazos, rematadas siempre con un bello y despectivo muletazo que llaman del desprecio. Sometió al toro con verdad, con la mano abajo y más allá, en ese estilo de antaño que se añejó durante diez años en los toneles del ostracismo. Dos series más de menor cuantía a un toro ya rajado y una entera desprendida, remataron una actuación repleta de sabor y dignidad que sólo motivó una leve petición de trofeo, en un ambiente que a esa hora ya era hostil. Ya había mostrado destellos y pinceladas en su primero, un toro incierto y desteñido, y había sucumbido con muletazos de pellizco ante el cuarto, también manso de medias embestidas.
Sebastián Castella sufrió fractura en la clavícula que le costará incapacidad de más de un mes (ver video de la cogida). Había realizado una faena encimista y trompicada que llevó una falsa aunque generalizada emoción a los tendidos. Cortó una oreja que no pudo cargar y no pudo lidiar al sexto. Y Pepe Manrique no se acomodó nunca al segundo, que anduvo a la defensiva. Lució más decidido con el quinto, otro que andaba con la cara alta, frenándose y haciendo cortes bruscos en la partitura de embestidas. Estuvo discreto. (Fuente: Tendido 7 – Juan Guillermo Palacio)
Video.
Video (copiar y pegar)de la cornada a Sebastián Castella en Medellín el 12/02/2011 http://www.youtube.com/watch?v=r6ZBGxS_ElQ