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sábado, 11 de julio de 2009

¡Bien David bien!

Veo a esta hora las cronicas de la corrida de hoy en Pamplona y me alegra que se hable y bien del diestro David Mora. Porque lo conozco de cuando estuvo por Lima en una novillada de Acho y por Huamachuco en una corrida con toros de Roberto Puga, en ambos mostró su clase y capacidad. Espero que este paso triunfal por Pamplona, plaza de primera, le abra las puertas que merece.

FICHA: David Mora pone la clase y Joselillo las ganas con un encierro duro pero interesante de Dolores Aguirre. Pamplona, sábado 11 de julio de 2009. Lleno absoluto. 6 toros de Dolores Aguirre, bien presentados, duros, mansos –aunque 5º y 6º cumplieron en varas-, desiguales de juego pero con emoción. Alguno embistió con transmisión como el tercero y a menos primero y segundo.Serafín Marín, silencio y pitos. David Mora, palmas y ovación. Joselillo, oreja y palmas.

BURLADERO. Otro pudo cortar David Mora del segundo, el toro que lo pateó de salida en toriles. El comienzo de faena fue lo mejor de la tarde, con muletazos aguantando sentado en el estribo y dos series en redondo de mano baja, poder, temple y encaje. Se fue viniendo abajo el toro -al que le costó humillar- y también la faena, algo pesada al final. Tan insistente fue, que volvió a cobrar el de Móstoles, que dio la cara y dejó grandes sensaciones en su debut pamplonés. Pero la espada se fue al sótano y el trofeo, al carajo. Con el quinto se templó en el saludo de capa y fue todo, porque el toro se echó al rematar la primera serie en la segunda raya y no hubo más. Tampoco hubo nada en Serafín, desconfiado, apático y sin estar en la corrida con ninguno de sus dos toros. Con el complicado primero y con el rajado cuarto, que echó el freno y no pasó ni una vez.

COPE: La corrida de doña Dolores Aguirre no nos ha hecho perder de vista el ruedo en un solo momento. Toros bien presentados, si acaso un poco escurridos los dos primeros que hubiesen aguantado, por caja más peso, con complicaciones y dificultades, con casta más de uno, y aunque un par se acabaran rajando a tablas no por ello dejaron de tener interés y emoción. Toros con transmisión, entre los que destacó un tercero que embestía galopando sin tregua, de cerca y de lejos, y que lució y bien Joselillo. Un toro que sin cumplir en varas, se vino arriba en la faena para ponerse el mundo por montera, reponiendo codicioso siempre que podía. Pero es que, además, hubo varios de sus hermanos que tuvieron dos o tres series iniciales francamente buenas, aunque luego –al contrario que ese Bilbatero, ¡de Bilbao tenía que ser!- buscasen la salida a tablas o se agotasen para venir un tanto a menos. Toros que no tienen esa duración sosa y ñoña que se busca hogaño, a los que había que aprovechar en cuatro tandas antes de cuadrase y entrar a matar. En definitiva, toros con los que en otros tiempos la ganadera hubiera sido elogiada, cuando las faenas eran de veinte pases y unos adornos antes de ir por los aceros.

Serafín Marín bregó con el primer Comadroso de la tarde en primera instancia, Lo paró con unas verónicas en los medios, y aunque el toro se descompuso en banderillas, mejoró en los inicios del trasteo, aunque cabeceando incómodo. Serafín intentó meterlo en el engaño, por la derecha, y casi lo consiguió en la tercera tanda, puesto al hilo, en la que le dio los mejores lances, mientras el toro repetía con más calidad; pero aquello, lamentablemente, EL otro, muy manso, reservón y con poca casta, el que menos de la corrida, Estuvo mejor colocado que en su primera faena, porfiando con el bicho, pero había poco que hacer y al final insistió en demasía.

David Mora, su primero, tocado de defensas, manso, y aunque embistió al principio, se fue complicando para rajarse al final. Comenzó de mala manera, tras ser arrollado el madrileño al intentar dar una larga afarolada a porta gayola, que lo dejó algo obnubilado y tuvo que retirarse entre barreras; pero tras unos momentos, volvió a salir para entregarse en unas verónicas en los mismos medios. Brindó al público y comenzó, después, la faena sentado en el estribo, dándole cuatro o cinco lances emocionantes, y sacándoselo a los medios, para, con la derecha, torear. Porque toreó, con la mano por delante, enganchándolo, llevándolo largo y metiéndoselo al rematar el pase, con mando y temple. Y así le dio dos series más, la primera más floja, y buena la segunda como esa inicial. Ahí debió acabar la cosa, porque en la siguiente el toro ya empezó a hacer ademanes de rajarse, y aunque le dio algún muletazo suelto, la faena perdió rotundidad... En el quinto volvió a gustarme el toreo inicial del diestro madrileño. cumplió en varas –bravucón más que bravo, como luego demostró- y con unos inicios interesantes se vino a menos para rajarse al fin. Le dio, para comenzar unas verónicas, apuradas con tres medias, una de ellas francamente buena, antes de darle un susto cuando lo llevaba al caballo. Allí el toro romaneó, empujó, aunque salió con facilidad, casi suelto. Y Mora empezó el trasteo sacándolo a los medios, y dándole una buena serie con la mano diestra, como las de su primero, largas y con profundidad y gusto, más bien al hilo, es cierto, pero con mando y dominio. El toro duró menos que su congénere, porque ya en la tercera serie dijo que se quería ir a tablas y allí paró un par de veces. Más cerrado sobre el tercio el diestro le arrancaría una serie más emotiva, más en corto el cite y con menos viaje el toro, repitiendo en otra, todo con la diestra. Con la izquierda vimos un buen natural, pero ya el toro andaba rajado por completo y era difícil construir una faena. A pesar de todo insistió el espada, sin suerte, y quizá pasándose de faena como en su primero. Todo acabó con una estocada entera, caída, de la que se echó el bicho.

Joselillo; manso, y embistiendo como un tren de principio a fin. Ocho o nueve series le dio Joselillo y aun iba como al principio, con riñones, de largo y con viaje. Un lujo asiático para los tiempos que corren. Lo recibió con variedad en el capote, yendo a más, y rematando con una media de rodillas buena. En el muleteo, después de que el toro pasara por varas sin pena ni gloria, cabeceando y saliendo suelto, y corriese como nadie en banderillas, Joselillo comenzó con dos pases cambiados por la espalda y siguió con la derecha, aprovechando la largueza y boyantía del animal, pero sin estar por debajo del mismo. Quizá pecó de llevarlo demasiado en paralelo, pero fue atemperando al bicho y llevándolo, a pesar de que en cuanto se lo dejaba un poco debajo, el toro reponía muchísimo, perseguía y le obligaba a desplazarse para rectificar terrenos. Un toro tan exigente hubiese desbordado a más de cuatro del escalafón. Acabó con guiños a la galería de sol, como series de molinetes de rodillas, antes de cobrar una estocada entera, algo más que caída, que motivó una muerte encastada del toro en los medios. Y consiguió la oreja del festejo por petición popular. En el último iba la cosa para otro tanto, y pasó de tocar la gloria no digo al fracaso, pero sí a unos pitos por no acertar con la muerte, y a la enfermería con un fuerte golpe en las costillas que habrá de ser examinado.