miércoles, 31 de diciembre de 2008

2 indultos 2 en Cali (de Juan Bernardo)

Un indulto siemppre es motivo de alegría para un taurino que aleja mezquindades y se entrega a la pasión de ver un toro bravo en la arena. Por eso, alegra contar cuando el triunfo es de grandes taurinos... y es que ayer en Cali se vivió otra apoteósis de la fiesta. Con perdón de los coletudos, destacaremos los 2 indultos 2 en una misma tarde, dos toros merecedores de seguir con vida por su bravura que pertenecen al hierro y nombre de don Juan Bernardo Caicedo. Para él, su hijo -también ganadero- y su señora Madre nuestra enhorabuena. Pero ¿qué cuentan las crónicas? ya lo diremos, antes unas fotos que recibí gracias a la gentileza del amigo Harold Ronderos.






DISUABÁ: Seis orejas, dos indultos y la salida a hombros del caleño ‘Guerrita Chico’ y del francés Sebastián Castella resumen la jornada taurina. El español Antonio Barrera también logró un apéndice. Todo el toro en una sola tarde. Como para hartarse y morir de gula. Ese toro que tanta falta nos hace, pasó ayer por Cañaveralejo, en tres versiones distintas y un solo Dios verdadero, el de la bravura. Corridón de toros para la historia de la plaza y de la ciudad. Dos indultos pueden sonar a exceso. Quién sabe. ¿En dónde está la medida exacta para juzgar con exactitud? ¿Cuál fue mejor? ¿Acaso ese ‘Fulero’, quinto de la tarde, por el que brotaba calidad a borbotones, sin que la emoción se quedará cruzada de brazos? ¿O el sexto, ‘Abejorro’, todo temperamento y motor, memoria del buen pasado, un toro de esos que tiene viva la chispa con la que se puede encender una cabaña brava entera? El paso del tiempo lo dirá. Serán sus hijos y los hijos de sus hijos quienes nos sacarán de la duda. Por ahora, disfrutemos.

ENRIQUE AVILAN: Un encierro de Juan Bernardo Caicedo, encaste Torrestrella-Alvaro Domecq y Torrealta muy bien presentados, mereciendo el perdón de la muerte los lidiados en quinto y sexto lugares, aplaudidos 2º. – 3º. Y 4º. y silenciado el primero, poniendo un punto muy alto para las demás ganaderías por la clase que mostraron cinco de seis pupilos, permitiendo una corrida que pasará a las anales de la historia de la plaza caleña. Hay dos antecedentes: la primera Feria de luces en 1.995 en la que se indultaron en la misma noche, dos toros de Guachicono por César Rincón y José Ortega Cano, y el 1 de enero de 1.972, dos toros de la ganadería mexicana de Piedras Negras, indultados por Palomo Linares y Eloy Cavazos.

LEOPOLDO PORTILLA. Para el aficionado puro, salió el toro que infunde respeto, que por momentos es incómodo para cogerle el sitio, pero cuando los coletudos los encaran y ponen las condiciones para la lidia, el burel se va entregando y entonces viene la demostración del toreo poderoso, pero también artístico y de ésta forma la conjunción con el talento producen esa tan anhelada situación de peligro y vibración.