Y no fue malo el quinto, como dice el dicho. No lo fue de salida pero se convirtió. Lo espero y el toro se acordó de su sangre y de su casa y acorde con sus hechuras, que ha sido el de las mejores, se enfocó en la muleta del peruano y aceptó el mando y el sometimiento por naturales, con ese segundo aire de casta y bravura que no tuvo antes. Cambio la espada y llegaron los circulares y el público enloqueció. Aviso. El mérito estuvo en no tirar la toalla en insistir y conseguir que el toro tampoco se aburra y le de por embestir con ritmo por el izquierdo. Por ahí hubo hondura. Lo despachó de entera en suerte natural dando los medios en volapié de libro. Dos avisos. Petición de dos y dan una.
FOTO ONE TORO
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