Acaso nunca mejor acotado. Una esperanza más que germinó en La Esperanza, aquella mágica plaza de toros que se va haciendo mayor y en su vivir siempre nos ha regalado buenos momentos. Y hoy vivimos algo de ello una vez más. Y para atesorar momentos no hace falta que sesn entre multitudes, basta y sobra con la ganas de hacerlo, de regalarlo y de sentirlo.
Y eso pasó hoy en La Esperanza una vez más. No se que mágico encanto tiene pero hechiza, subyuga nada más entrar y llegar. Las buenas vibras se perciben. Y cuando lo que se gesta nace desde la afición y el corazón, más aún.
Hoy se realizó una encerrona de toreros aficionados para despedir a un novillero que nació y crece en su incipiente carrera en esa casa, con esa gente, que el agradece y reconoce su gente. Porque lo recibieron para aprender a intentar ser lo que quiere ser, torero del viejo y nuevo mundo. Se llama Jesús Herrera y, su gente, le ha conseguido el apoyo en Salamanca para que siga viviendo su sueño en una escuela taurina allá. Salamanca tierra de toros, grandes ganaderías y grandes toreros. Pues ahí vivirá y acudirá al ruedo (del que salió como reciente el joven Marco Pérez) para forjarse en la difícil profesión, además de dura, que ha elegido.
Atenazado por la presión de sentirse el centro de atención no terminó de estar claro en la cara de sus astados. Calma y tiempo que luego de vivir la experiencia con exigencia todo se andará torero. Lo importante es no llevar ideas preconcebidas al ruedo sino leer las entrelíneas de los planteamientos de cada animal que la técnica al servicio del arte obrará el resto.
En el cartel y como organizadores que asumieron costes y tiempo, los conocidos toreros aficionados (y citó en rigor de la taurina antigüedad) José Ignacio Bullard, que hoy estuvo exageradamente bien con una buena becerra de Chuquizongo en el nuevo aire de la ganadería en proceso de refrescamiento. Buena noticia.
No tuvo fortuna Quique Sifuentes en el que abrió tarde, un huido que solo quería saltar vallas y fue devuelto pero el bis en camino se quiso prodigar en repeticiones en capote y muleta pero a fuerza de quedarse quieto como un poste en los medios lo metió en el canasto y sembrado estuvo en ese circular infinito dejando la muleta puesta y obligar a perseguirla imantada en el temple y mando. De ahí no quiso más.
Y la sorpresa de la tarde fue ver a un David Vélez en franco proceso evolutivo del saber y del estar en el ruedo. No es fácil hacerse de los media casta, la última vez una vaca le pegó tremenda voltereta que le dejó costillas fisuradas y hoy subió un escalón su afición y no fue una vaca sino un novillo. Se dice fácil pero estar delante implica decisión y convicción, arrestos y conjugar los demonios. Y Vélez pudo. Se le iba y la sujetó con el percal en los medios gustándose a la Verónica. Y aunque se excedió en otra serie - estos de media traen los pases justos hasta que demuestran enfado y ese no querer. Aún así le robó algunas tandas con la muleta, con temple, con imposición del que ordena y por no desistir también se llevó su revolcón. Está claro que es la next gen ATA y es de los que se lo toma muy en serio, sea esto dicho vista la rápida evolución en el concepto y asimilación del toreo. Eso te entra en la cabeza o no. Así de claro.
Algunos aspirantes a novillero de diversas edades y tamaños buscan oportunidad ver al de las patas negras pero debieran estar más metidos en la labor. Jerarquía es obrar de subalterno y peón, termino nada peyorativo en lo taurino, se empieza por abajo muchachos y se aprende el oficio. Así que la próxima con más ganas al toro.
Y al cierre soltaron otra para los aficionados y la cola fue larga tras la tronera. Eso alegra el corazón y porque estábamos en familia, y en casa, la pasamos bien toda la tarde a pesar del inclemente calor veraniego. Se agradece además el número reducido de participantes…
Jesús Herrera que tengas buen viaje y a echar el resto cada día. Buenos padrinos haz conseguido. Toca honrar su ilusión de verte crecer como profesional. Suerte en esta nueva etapa. Suerte sustentada en el esfuerzo descomunal de dejar la piel para hacer realidad tu sueño. Y la tertulia muy taurina hasta que se hizo de noche, costumbre que intentamos recuperar cada vez que el tiempo y la autoridad lo permiten.
Y aunque dejó para el final agradezco a José Ignacio el brindis de su faena en un relance de espontaneidad, aubtentico como siempre es. Y aquí es que cierro con algo que siempre me emociona, y fue en su faena, oír el himno de la ATA y cantado por su Padre don Alfredo, con ese decir tan de limeño de antaño y esa letra en la taurineria del ayer es como un compendio de una parte de nuestra historia taurina, cuando eran los toreros aficionados los que tiraban del carro y con sus festivales benéficos cultivaban el acervo taurino y criollo por la piel de toro de nuestro Perú con apellido Tradición.
Soy Magaly Zapata y le alegro haber ido a disfrutar de una jornada simpática tanto como importante que nutre nuestra afición.
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