Me enteré que volvía y yo también volví. El, volvía porque hace 18 años que en ese
ruedo toreó en misma fecha y por vez primera en público, casi un niño, en terna con Cubas y
Herencia. Yo estuve ahí, acontecimiento que no quise perderme. Hace más de 10 que no pisaba el festival de Las Delicias… apenas un novillo. Y ese fue para Fernando Roca Rey. Vine porque quería verlo abrir su temporada
nacional después de dos años alejado de los públicos… Porque aquella ultima, o penúltima, vez en
Acho estuvo sembrado, como nunca en el coso de abajo el puente.
Y en aquel entonces añadí, y hoy me ratifico.
…con su hermano menor, figurón y número 1 mundial pero ojo, que éste,
el mayor, tiró del carro como figura
nacional y reivindicó además la figura del torero en la pantalla chica y a
nivel nacional, con el baile puso el
toreo en boca de todos, en los medios masivos de comunicación…. Todavía recuerdo aquella noche en el hotel de
Tarma después de una tarde exitosa en Palca, y delante del ganadero don Rafael
Puga, contarnos con seriedad y circunspecto la oferta de la tele. Y echó la
pata adelante…
Y con categoría añado, que el afán de testificar el
acontecimiento me hizo estar en el estudio de la tele alguna vez para
acompañarlo…
Nos asoló la pandemia y lo volví a ver en La Esperanza 2021, en aquel festival que
reabrió Lima a la tradición taurina cuando estábamos apenas empezando a empezar (vale la redundancia) de manera
oficial, sin escondrijos. Verlo en el
patio de cuadrillas y como siempre sonriente, elegante y perfectamente
trajeado, con un corto de pintura, con estilo y sabor añejo con zahones, dispuesto a disfrutar de una pasión que la hizo
su vida, y cuando eso sucede amigo, lo que se realiza en un ruedo trasciende y
trascendió, su poso y reposo, su oficio con el eterno carisma.
Ya te digo que no soy de seguir toreros, pero a Roca Rey “El Mayor”, a Fernando, al que lo he tenido como un guerrero que no quiere dar tregua al paso del tiempo –que así lo escribí el 2018- por esas cosas de la vida y desde pequeño, antes de su debut en Las Delicias 2001, fui testigo cuando junto con Cubas, Simpson entre otros niños ilusionados participaron en aquel certamen “buscando un torero” que organizó el diestro Gabriel Tizón por el año 2000, y la vida me permitió narrarlo en directo para un Canal N que entonces lo permitía. Estuve en hitos de su historia, debut de becerrista en Andahuasi 2001, debut con caballos en Pachacamac 2002, debut novilleril en Acho 2003, su presentación de novillero en la Plaza de Toros de Santamaría en Bogotá, un agosto en su temporada de verano, su alternativa en Acho 2005 y sigue y sigue; como aquel 2008 en Bambamarca que toreó con su hermano, el menor, un incipiente pero corajudo becerrista que con 12 años ya vertía el oficio carismático por todos los ruedos del país y de su mano, con su ejemplo, un vídeo con la entrevista que le hice al entonces llamado “Andi” que aun circula dan fe de ello. Y cómo no, aquella tarde del 2011 que triunfaron los hermanos en Huamachuco ante “los Marcelinos” en la que Antonio José Pavón se presentó de luces en nuestro país. O alguna tienta en la ganadería de don Roberto Puga, primera en la que el menor viajaba sin la presencia de su padre, al cuidado de Fernando “El Mayor”.
El tiempo pasó y la hora llegó, Fernando, a quien bauticé “El Mayor” en el lejano 2018 se va pero deja escrita una parte de
nuestra historia taurina en la que junto con Juan Carlos Cubas fueron el entusiasmo
primero y la realidad después, compartieron y compitieron desde el año 2000 en aquel certamen que ganó el huancaíno. Y por años protagonizaron una época sin ningún
atisbo de duda, con el aporte de peruanidad y formalidad que ello implica a
través de estos años. Ambos cruzaron
fronteras para crecer, en el caso de Fernando ha toreado también en Venezuela,
México, Panamá y hace muy poco en España, cerrando ciclos. Pero se me antoja, con mucho de cimbreo
emocional, que su mayor entrega a
nuestra historia ha sido constituirse en ejemplo y referente de un Andi que
llegó a ser Andrés porque lo vio entrenar y hablar de toros en casa, porque
cuando los padres permitieron empezó a viajar, a torear, a tentar con el
hermano mayor y gracias a ello pudo desarrollar su gran talento desde muy pequeño,
viviendo siempre en torero, alimentando su ambición de ser el más grande, para
gloria de nuestro Perú. Por ello, porque
siempre lo consideré así, me alegra leer en redes las palabras del Andi hacia
su hermano, El Mayor. Ha sido un privilegio
que me regaló la vida, pasear el Perú taurino y verlos crecer como seres humanos y
profesionales al mismo tiempo. Un tiempo
que a pesar de la diferencia en años, los unió más allá, en una hermandad jerarquizada también en lo profesional, y aunque el respeto
por antigüedad exista por siempre, el cercano domingo 30 de octubre 2022, El
Mayor cederá blasón y testigo porque será el punto final a su vida activa como
profesional del toreo.
Todos estos años han sido un quedarme
en el puente a verle pasar, como le cantaría Chabuca, verlo crecer como persona y como torero y en ese afán
verlo vivir, transcurrir y apostar por su ilusión de niño y de jovencito echando de aguante para construirse como profesional en
otro ruedo, dar su apoyo familiar en
tiempo difíciles… y torear, y torear,
con su cuadrilla de siempre muchas corridas al año, con todo lo que ello
implica de riesgo, más que en ningún lado aquí en nuestro país, y así instalarse
en el cariño de nuestra gente, y aunque parezca que ese espacio y tiempo de su historia de cara a
su público se detendrá el próximo 30 de octubre en nuestra querida Plaza de
Toros del Acho, seguirá siendo “El Mayor” de los Roca Rey, al que su gente le dice “Fernando”, el que
empezó a dar lustre a una dinastía que hoy alcanza la cumbre mundial.
Por ello escribí estas líneas hace varias semanas para que vieran la luz en las vísperas de tu adiós, para agradecer tu entrega y dedicación a la profesión que dignificaste a cada paso ganando tu propio lugar en la historia, y porque en el corazón del buen aficionado, siempre serás el cercano Fernando, con un corazón de león, y de ahí no te irás jamás.