El Vizcaíno en Chota, en el día que se cumplían 465 años de
la fundación española de esta ciudad y se saldó con el triunfo de dos orejas
del español Vicente Barrera, el novillero Nicolás Vásquez y el matador Aníbal
Vásquez tras lograr el indulto del noble y enclasado novillo de su hierro con
el que firmó una gran faena, por gusto, por torería, por desmayo en algunos
pasajes cuando instrumentaba especialmente el toreo al natural, lo bordó, y
especialmente en los remates de pecho, de pitón a rabo, y algunas trincherillas
que eran un cartel.
Barrera tuvo otro novillo de Paiján, con poca fuerza, pero
con el que construyó, aguantando y esperando si era necesario, la dulce
embestida, sin afligirlo, con mucha suavidad y temple exquisito, luciéndose también
con el saludo capotero.
El también triunfador Nicolás Vásquez, en este lapso de un
año, ha ganado en reposo y torería, dando pausas, anda por la cara, pero sobre
todo, moviendo la pañosa con suavidad especialmente al invitar al novillo a
embestir. El suyo fue un novillo de
Paiján que tuvo calidad, nobleza y prontitud, virtudes que el joven supo
aprovechar. Se lució con el capote en las verónicas de saludo y en el quite por
gaoneras.
Por su parte, el español Emilio Serna, entendió al novillo
de La Centinela, que fue noble con un punto de sosería, a su aire, construyó
una faena como pedía, de uno en uno los pases, esperándolo y conduciéndolo con
suavidad, por abajo y en largo. Dio una
ovacionada vuelta al ruedo pero bien pudo recibir una oreja, pedida además.
El matador de toros que cerró la tarde fue el cajamarquino Emilio
Barrantes, con un novillo de Iván Rodríguez, que tuvo galope, fijeza y
prontitud. Lanceó con gusto a la
verónica y templo su toreo especialmente por derechazos, enganchando adelante y
templando siempre, en contra le jugó que caía la noche y el público no terminó
de conectar, mató de más de media, efectiva.
Antes fue el turno de Franco Salcedo de Colombia, que sorteó
un bonito toro de Rubio Reeves, que se iba suelto en el capote pero que
humillaba y que fue el que mejor pelea hizo en el caballo, con fijeza por
abajo, empujando con fuerza. Lamentablemente
se apagó pronto y se rajó. Aún así, el
diestro pudo robarlo algunos naturales de fuera factura, demoró en igual y
despachar por la condición del toro.
En cuanto a los novilleros que abrieron la tarde, Rivera del
Pilar tuvo un mansito de Moyococha que no humillaba y se revolvía, buscando. Samuel Calderón dio una vuelta al ruedo tras
una labor a uno de Piaján que iba y venía sin clase, le firmó faena
especialmente con la derecha y se lució torero en los remates abelmontados.
Segunda edición de un festival que, como dije el año pasado,
tumba mitos: Que los festivales sin interesan, que ver novilleros sí interesan,
y que en fecha como esta, que no es la Feria de San Juan Bautista, acude la gente al coso El Vizcaíno, vibra y
disfruta viendo toros y más, con el benéfico fin de conseguir los fondos para
la construcción de la Catedral de esta taurino ciudad. Ver niños con capotes toreando al finalizar
el festejo, pagan las largas horas de peregrinaje hasta aquí. Enhorabuena a los organizadores y la gratitud
como aficionada, a los diestros y ganaderos por su desinteresado apoyo que hace
afición.
FICHA. Plaza de toros
El Vizcaíno de Chota. Miércoles 1 de
noviembre 2017. Festival Benéfico por la
construcción de la Catedral de la ciudad.
Se lidiaron novillos de Paiján, indultado el 5º, que tuvo mucha clase y
nobleza. También de los hierros de La
Centinela, Rubio Reeves, Moyococha e Iván Rodríguez. Rivera del Pilar, palmas; Samuel Calderón,
vuelta; Nicolás Vásquez, dos orejas; Vicente Barrera, dos orejas; Aníbal
Vásquez, dos orejas simbólicas; Emilio Serna, vuelta; Franco Salcedo, palmas;
Emilio Barrantes, palmas.