Sígueme en Twitter @magalyzapata
El novillero peruano Joaquín Galdós cumplió una firme y enterada tarde a pesar del lote que le tocó en suerte que no tuvo fondo ni casta, menos bravura del hierro El Torreón propiedad del maestro colombiano César Rincón.
Su primer novillo fue descafeinado, noblote en manso, que huía de los capotes y al que en la muleta debió arrimarse para solventar el descastamiento y falta de todo, encajado y enterado, firme y con suaves toques lo pasó por derecha y por el otro pitón debió aguantar en el trayecto los parones del novillo que más miraba los muslos del torero. Lamentablemente pinchó arriba, siendo que el novillo se quedó parado como un mármol, al segundo intento envasó entera la espada.
Con el que cerró festejo, que no fue mejor que el anterior porque careció de nobleza, que no tomó los capotes y que en muleta iba rebrincado sin recorrido franco y recostando con peligro por el izquierdo, Galdós le plantó cara en corta distancia, atacando y aguantando pero a mitad de labor, hasta ese peligro que trasmitía se acabó.
FICHA. Plaza de toros de Las Ventas. 1ª Feria de Otoño. Más de media plaza. Novillos de El Torreón, 5º bis de de Dolores Rufino, descastados, desiguales en presentación, flojos y faltos de juego en líneas generales. Filiberto Martínez, silencio y saluda ovación. Alejandro Marcos, silencio tras aviso y silencio tras aviso. Joaquín Galdós, silencio y silencio.