Sígueme en Twitter @magalyzapata
(Columna Tauropolis del diario Expreso)
Sin fallas. Así es como terminó la feria de Fallas valenciana. El empresario de moda Casas conjuntó unos carteles atractivos y otros menos pero en los que finalmente, toros afuera, dejaron ver más allá de capacidades, claramente cantidad de gente que mueven en taquilla.
Una feria en la que los primeros días había un muy escaso retrato de público en los tendidos. Más cemento que gente con carteles que anunciaban corrida dura para Rafaelillo, Robleño y Castaño; poca gente también la que se apuntó Fandiño –extraño cuando ha sido triunfador de las dos últimas temporadas– incluso el mano a mano Perera – Castella, éste sí me pareció extraño siendo del mismo corte.
Llenos hubo en las que estaban Ponce –herido seriamente–, Manzanares de puerta grande para mí con orejas en exceso, importantes Padilla y Luque, el artista Morante aunque con poca fortuna en el sorteo, redivido Finito de Córdoba que resultó a la postre animador del ciclo fallero con dos faenas en dos tardes, la segunda sustituyendo a Ponce, de esas que dejan marcada la retina por elevar el arte de Cúchares a niveles insospechados.
Ojo con el golpe de atención de Fortes, poderoso como antes pero con una sutileza y firmeza para tocar y conducir con lo que expresa mejor su toreo. Cómo no, un Juli rotundo, avasallador, contundente, con actitud y ganas, con poder y técnica, que no perdonó ni un quite, aunque se antoje irreverente ante Morante y fue el triunfador del ciclo en el que se dieron varias novilladas en las que se vio un insustancial Posada que perdió su maravilla, sin poder; destacó Garrido por su seriedad y técnica así como el local Climent que tocó pelo pero no fue menos Alvaro Lorenzo.
A gran altura estuvo el peruano Andrés Roca Rey en una matinal sin picadores, cortó dos y salió a hombros