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La corrida de ayer en San Isidro no fue lo que se esperaba... dos condicionantes jugaron en contra para un cartel de los que se fajan con los toros, aguerridos, y uno que era incógnita.
Las condicionantes, el viento y el toro, en ese orden, porque el viento huracanado que azotó por tramos la corrida perjudicó tremendamente la lidia, qué decir ya de lo que ello se traduce en mayor peligro para los que se ponen delante.
Y así fue, particularmente en el primer toro de Rubén Pinar que por el viento y por la condición mansita y mirona del toro que se le venció al flamear las telas, le pegó una paliza tras levantarlo de la zapatilla para quitarle los pies del suelo. Antón con toros como se comentan, lo intentó incluso sin atacar o agobiar sino para dejarlo fluir, especialmente a su segundo pero no tuvo fondo de raza.
El destape para mi estuvo en el talante, maneras, sentimiento y pureza de Pérez Mota, el confirmante. Gaditano que llegó fresco, tranquilo y con ideas claras. Así estuvo, especialmente en su segundo que tuvo el desplazarse como virtud, aunque no mucho, y el torero puesto ahi ante tremenda arboladura, enorme, descarado, ofensivo de cabeza. Puesto y con arte, con sentimiento, sin abandonar el concepto artista del toreo que parece que atesora y nos dejó ver atisbos. Comentaba que torea mucho
por el Valle del Tietar, que llaman del terror por los torazos que echan. Mérito entonces de no aprender a defenderse toreando sino ser fiel a su sentir y concepto. Tiene palabra eso: Pureza. Y en ella, verdad. Detalles, un par de pases de pecho abajito y cerrados, de cartel.
Aquí te dejo el resumen para Telemadrid de Moncholi
Plaza de Toros Monumental de Las Ventas. 22ª tarde de abono. Casi lleno en los tendidos. Tarde fría y con un terrible vendaval. Toros de Samuel Flores, Manuela Agustina López Flores (2º) y Aurelio Hernando (3º bis)
Antón Cortés: silencio en ambos
Pérez Mota (conf. alternativa): silencio y ovación tras aviso
Rubén Pinar: ovación tras aviso y silencio
BURLADERO. El viento lo descompuso. Lo poco que pudo haber ocurrido en el ruedo de interés con estos seis mansos de Samuel Flores, fue capaz de mandarlo al garete. Las muletas como banderas, los capotes por los aires y los toros buscando tablas sin ganas de pelea. Ni un capotazo, todo a expensas de la lucidez de los toreros, de lo que estaban dispuestos a ofrecer. A exponer, mejor dicho. Madrid descubrió a un torero al que guarda un sitio, con toda seguridad, en una de sus corridas de verano. Un matador de toros gaditano con seis años de alternativa mostrando ganas de ser torero, un concepto claro a pesar de las descompuestas embestidas de los astados. Gustó su manera de ofercerse, de echar la muleta y su juego de muñecas. Faltó verlo al natural, pero les aseguro que promete. También fue aplaudido el tesón y la madurez de un Rubén Pinar cada vez más capaz. Con las ideas claras, se le ve capacitado para el duro camino que tiene por delante.