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domingo, 22 de abril de 2012

Los toros, compenente de la marca "España"

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El toreo es uno de los grandes componentes de la marca España de cara al resto del mundo, según las conclusiones del economista Juan Medina basadas en análisis y estudios de un importante touroperador, el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) y el Instituto Cervantes.

Asegura el experto que "ante los demás, la tauromaquia nos identifica", circunstancia que invita, según él, a sumarse "a la rebelión contra los enemigos de la libertad" que tratan de prohibirla.

Medina, profesor de Teoría Económica de la Universidad de Extremadura, explicó a EFE que "si el término cultura designa las representaciones colectivas que una sociedad comparte, los mitos y realidades que configuran su identidad, los toros son indudablemente un patrimonio cultural vivo de los españoles".

Al hilo de la anterior definición abogó por el proyecto "Tauromaquia-UNESCO" que desde 2003 promueve la "Asociación Internacional de Tauromaquia" (AIT) para que sea declarada "Patrimonio Cultural Inmaterial" de la Humanidad.

Asegura Medina que TUI Travel, en su opinión "el mayor touroperador del mundo", promociona España como destino turístico esgrimiendo, entre otros, "el símbolo del matador, del mismo modo que recurre a los templos y tabernas en el caso de Grecia o al mestizaje de influencias en mercados y bazares turcos".

A los ojos del país más poblado del planeta, la China, la imagen que se percibe de España se vincula al toro. Dice el profesor Medina que, según un estudio patrocinado en 2007 por el ICEX y el Instituto Cervantes, "los toros son la primera idea que se asocia espontáneamente con España para el 42 por ciento de los chinos".

De ese mismo estudio se desprende que la atención por el fútbol está solo en un 10 por ciento, mientras apenas un 5 por ciento menciona El Quijote, y únicamente un 13 por ciento han oído hablar de Madrid o Barcelona.

"Aunque no se trata, en todo caso, de una cuestión de mayorías, sino de libertad para que cualquier ciudadano del mundo pueda asistir en una plaza de toros a un rito que lo ennoblece como animal cultural", añade.

Si la ley catalana que blindó los correbous en 2010, exigía la organización de un solo festejo en los últimos sesenta años para acreditar su carácter tradicional en ese municipio, se pregunta Medina "¿cómo no declarar los toros Patrimonio Cultural Inmaterial en un país que festeja desde hace siglos los ciclos de la naturaleza con espectáculos taurinos y encierros populares, en los que se exalta la vida mirando audaces a la muerte?".

Según los últimos datos oficiales del Ministerio del Interior, durante 2010 se celebraron espectáculos taurinos o festejos populares en 46 de las 50 provincias españolas.

Únicamente en Las Palmas, Lérida, Lugo y Tenerife no se ofreció festejo taurino alguno. Se organizaron en total 2.422 entre corridas de toros, novilladas y festejos de rejones, además de 10.907 festejos populares.

En la actualidad, cinco Comunidades Autónomas han iniciado ya el expediente para declarar la tauromaquia "Bien de Interés Cultural" (BCI), algunas de ellas en la categoría de "Patrimonio Cultural Inmaterial" (PCI): Castilla-La Mancha, Castilla-León, Madrid, Murcia y la Comunidad Valenciana.

Asimismo, dos diputaciones provinciales, las de Almería y Badajoz, han declarado los toros como PCI de sus ciudadanos, al igual que ayuntamientos de 23 provincias españolas. Suman un total de 4.228 municipios en los que residen 20.410.000 personas, lo que representa un 43 por ciento de la población española, según el padrón municipal del Instituto Nacional de Estadística.

Desde la iniciativa fundacional del proyecto Tauromaquia-UNESCO, este movimiento cívico se ha ido extendiendo por toda la geografía española con el fin de blindar internacionalmente los festejos taurinos, al ser inventariados como parte del PCI de conformidad con la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, aprobada en 2003.

"Para garantizar la diversidad cultural en un mundo cada vez más globalizado y homogéneo, es preciso reconocer los elementos prácticos y espirituales que cohesionan unas sociedades complejas", proclama el profesor, que además hace hincapié en que "la cultura nos arraiga, nos distingue, pero también nos entreteje con el resto de la humanidad, como el mar en un archipiélago une justo aquello que separa".
(lainformacion.com)