lunes, 23 de marzo de 2015

Tauropolis: Locura soriana

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Ya es de todos conocida la vuelta a los ruedos de Vicente Ruíz “El Soro” el pasado 18 de marzo en una corrida de las Fallas valencianas, después de 21 años sin torear y pasar un calvario en médicos para curar sus rodillas que le impedían hasta caminar y valerse por sí mismo. Una afección que llegaría en su mejor época de torero y cuando gozaba del fervor y favor de su público que enloquecía y llenaba plazas para disfrutar especialmente con su fibra y sus banderillas. Acho no fue ajeno.

Pues este Soro volvió e hizo delirar otra vez con sus impulsos de raza, en banderillas, recibiendo al toro en la silla o clavando una bandera valenciana en los medios. Autobautizado como el Rocky del toreo, apunta que esto no ha hecho más que empezar. En la tarde de su vuelta que tanto soñó todos han cantado su valor, su arrojo y sus cojones, pelear con la vida para vivirla cómo a él le gusta, toreando.

Mérito tiene, no hay duda, pero no es menos cierto que un torero debe estar delante del toro con el cien por cien de facultades. No se trata de estar a merced de la bestia. Volver y cumplir el reto, llegar a la meta, cumplir el sueño, vale. Seguir, cómo para pensarlo. De este trance terminó con tres costillas rotas luego de ser arrollado por el cornúpeta que lo estrujó contra la arena. La sacó barata.

La suerte, dentro de todo, todavía lo acompaña. Más si se recuerda que es el sobreviviente del llamado ‘cartel maldito’ de Pozoblanco. Avispado mató a Paquirri (24/9/84) de una cornada en la ingle. Antes del año (30/8/85) Burlero mató a El Yiyo de una cornada al corazón; en 1988 Juan Luis Bandrés, uno de los socios de Sayalero y Bandrés hierro de ese fatídico cartel era asesinado de tres disparos. Años después El Soro sufrio una terrible lesion en La Maestranza al saltar las tablas tras un par de banderillas que lo lesionó para siempre. Hasta este 18 de marzo del 2015. Fue ese día tiempo de reconocer su mérito y valor.

Hoy, es de decir con el mayor respeto a sus años, a su esfuerzo, a su vida, al oro del traje que viste, que se lo piense, que el ruedo es para torear no para hacer pasar angustias. Chapó por usted maestro. Sueño cumplido y a otra cosa.