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jueves, 30 de agosto de 2012

El color del toreo: Toros en Galicia


Por Víctor Zar

Las ordenanzas ilustradas de Carlos III fueron las responsables de la desaparición, además de las cocas y penlas, de las corridas de toros con las que numerosas villas gallegas celebraban el Corpus y las fiestas patronales a semejanza de lo que se hacía en otras muchas zonas de la Península.

La asociación de las fiestas taurinas con las celebraciones religiosas, reflejo de un antiquísimo culto al toro extendido por toda la cuenca del Mediterráneo, es general en los siglos XVI-XVIII y todavía hoy la mayoría de las Ferias se celebran, aunque sea nominalmente, en honor de un Santo.

En Compostela, por ejemplo, eran tradicionales las corridas de toros en las fiestas del Apóstol desde fecha no bien determinada aunque los memoriales que se redactaron para convencer al rey Fernando VI de que levantara la prohibición de 1754 las remontan al siglo X y hablan de su celebración “casi desde el tiempo de la invención de su sagrado cuerpo”. También se celebraban en Santiago festejos taurinos en las fiestas de San Roque y San Juan; los del Apóstol en el Obradoiro y los otros en la plaza del Campo, San Roque o la Puerta del Camino.

Para la mayoría de los investigadores, las fiestas de toros fueron introducidas por los regidores y otras autoridades castellanas posteriores a los Reyes Católicos siendo por tanto un festejo ajeno a las costumbres gallegas que nunca llegó a arraigar realmente en el país. Sin embargo, aunque es cierto que la mayor parte de la documentación es posterior al siglo XV, numerosos datos apuntan a la extensión de las corridas por toda la geografía gallega y, como a continuación veremos, hay algunos indicios de la existencia de festejos taurinos al menos desde el siglo XIV.”

(extraído de Fiestas Taurinas, http://www.xente.mundo-r.com/juliomonta/toros.htm)